El SARS-CoV-2 ha provocado hasta el momento más de 823.000 contagiados y más de 41.000 muertes en todo el mundo. Unas cifras abrumadoras, pero sobre la que expertos y autoridades coinciden en que, en realidad, son mucho mayores.
El motivo reside en que los países únicamente pueden contabilizar aquellos casos y decesos sobre los que se tiene constancia a través de los sistemas de detección. Los test se han convertido en uno de los bienes más preciados en el mercado internacional y su escasez se traduce en luces y sombras en las cifras oficiales que conocemos cada día.
Especialmente en el número de muertes de personas con coronavirus. El criterio establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que todos los casos tienen que ser confirmados en un laboratorio y no únicamente a través de análisis clínicos. Pero cada país aplica sus propios métodos a la hora de reportar las cifras de contagios y fallecimientos dentro de sus fronteras.
EL SISTEMA DE CONTABILIZACIÓN DE ESPAÑA
Los distintos métodos a la hora de contar los fallecidos está provocando llamativos contrastes entre los países que están combatiendo la pandemia. En el caso de España, el Gobierno y las autoridades sanitarias únicamente cuentan como fallecidos con coronavirus a aquellas personas de las que previamente se tenía constancia de su contagio tras dar positivo en un test.
Hecho que hace pensar que la cifra de muertes en España es más elevada de lo que las cifras oficiales muestran, especialmente desde el cambio introducido por el Ministerio de Sanidad en las autopsias
Un mecanismo que deja fuera del conteo oficial de decesos, por ejemplo, a todas las muertes que se producen en residencias de ancianos y que no han tenido acceso a test o los que han fallecido en su domicilio durante el confinamiento. Hecho que hace pensar que la cifra de muertes en España es más elevada de lo que las cifras oficiales muestran, especialmente desde el cambio introducido por el Ministerio de Sanidad en las autopsias.
LA CONTABILIZACIÓN EN OTROS PAÍSES
Una situación similar sucede en Francia. Nuestros vecinos galos solo contabilizan como fallecidos con coronavirus a los que mueren en los hospitales. Las autoridades francesas han informado en varias ocasiones que los fallecidos en residencias de ancianos o en sus domicilios no se suman a las estadísticas ante la imposibilidad de identificarlos como contagiados ante la escasez de pruebas.
Aunque si han reconocido que las últimas dos semanas se ha elevado notablemente la letalidad del virus en mayores de 65 años, continúan sin vincular los datos reportados por los hospitales con los de las residencias, debido a dificultades técnicas.
En el caso de Alemania, el Gobierno germano no computa en sus cifras oficiales a los fallecidos no diagnosticados previamente. En sus listas si incluyen los decesos identificados con coronavirus, aunque estos presentasen patologías previas.
Italia, uno de los principales focos a nivel global, las autoridades cuentan con un registro de todos los casos que han sido identificados como positivos y que han fallecido independientemente de la presencia de otras enfermedades.
En los Países Bajos no se hospitaliza a los ancianos a los que recomienda que sigan en sus casas o geriátricos para evitar el colapso del sistema sanitario
La Sociedad Belga de Gerontología y Geriatría ha enviado un comunicado a los médicos del país informando que los ancianos que se encuentren en residencias y presenten enfermedades como demencia o severos problemas físicos que les debilitan hasta el punto que contaban con un diagnóstico previo de muerte de 12 meses, únicamente recibirán tratamientos paliativos.
Una decisión motiva por la saturación de los hospitales y a los que únicamente puede ofrecer tratamientos que prolonguen su vida, pero tienen pocas posibilidades de recuperación. Motivo por el que se recomienda que estos cuidados paliativos se apliquen en las residencias ya que en los hospitales no pueden hacer más por ellos.
Un sistema similar se aplica en Países Bajos donde no se hospitaliza a los ancianos a los que recomienda que sigan en sus casas o geriátricos para evitar el colapso del sistema sanitario. Motivos por los que ambos países no incluyen en sus listas de decesos a los ancianos fallecidos con coronavirus en residencias o en sus domicilios.
"Nunca diría que un país lo está contando mejor que otro porque cada uno lo tiene que hacer en función a los servicios de salud que terminan interviniendo sobre la crisis. Para mí tiene mucha lógica cómo lo hacemos en España"
China, epicentro de la pandemia, modificó su sistema de contabilización el pasado 14 de febrero. Desde ese día las autoridades chinas comenzaron a sumar a sus listas oficiales de contagiados a todos aquellos que habían presentado síntomas identificados por profesionales médicos como COVID-19. Especialmente aquellos pacientes que en sus radiografías pulmonares presentaban señales de neumonía.
¿QUÉ PAÍS LO ESTÁ HACIENDO MEJOR?
“Es difícil decir qué país está contando mejor sus muertos, no me atrevería a decir alguno. Cada país se adapta a las circunstancias, nosotros nos adaptamos a las nuestras. Nunca diría que un país lo está contando mejor que otro porque cada uno lo tiene que hacer en función a los servicios de salud que terminan interviniendo sobre la crisis. Para mí tiene mucha lógica cómo lo hacemos en España porque tiene la lógica de cómo funcionamos en Salud Pública en España”, explica en declaraciones concedidas a El Independiente Pedro Gullón, epidemiólogo de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
“Las muertes de las residencias en España se deberían contar perfectamente, dentro de las limitaciones que eso puede tener, porque a lo mejor muere gente por otras causas a la vez, pero los muertos por coronavirus se deberían estar contando, dentro de las limitaciones generales que estamos teniendo en España por la falta de test”, añade Gullón.