En circunstancias normales, este lunes acudirían a sus respectivos centros educativos los 9,5 millones de estudiantes que existen en España. No obstante, este lunes, 16 de marzo, no es uno más del calendario lectivo en nuestro país. Los colegios van a permanecer cerrados como consecuencia del brote de coronavirus (Covid-19) que asola el Estado.
La medida, una de las primeras puestas en práctica para combatir la expansión de la infección, fue puesta en marcha a principios de semana por la Comunidad de Madrid, País Vasco y La Rioja, es decir, las zonas más afectadas por la ya declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Horas después, todos los ejecutivos se sumaron a la medida.
La medida afecta a 9.552.000 estudiantes: 8.217.000 escolares y 1.335.000 universitarios presenciales
Atendiendo a cifras concretas publicadas por El País, la medida afecta a 9.552.000 estudiantes: 8.217.000 escolares y 1.335.000 universitarios presenciales. Otras 237.000 personas están matriculadas en grados y másteres online, por lo que no se verán afectados por el aislamiento y la cuarentena domiciliaria.
La medida fue acordada en uno de los primeros Consejos de Ministros celebrados durante la semana pasada con carácter "extraordinario" y "urgente". En la reunión celebrada en el Palacio de la Moncloa, el máximo responsable del Ejecutivo, Pedro Sánchez, instó a sus homólogos autonómicos a suspender las clases. Los presidentes regionales aceptaron el directriz y establecieron los mecanismos para el cierre de los centros educativos.
"No ha sido fácil tomar estas decisiones pero entendemos que la salud pública está por encima de todo"
"El Gobierno ha autorizado algunas restricciones que siento comunicarles pero que son imprescindibles. Pedimos la colaboración de la población. No ha sido fácil tomar estas decisiones pero entendemos que la salud pública está por encima de todo", señalaba en su discurso institucional la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Durante estas dos semanas, y como ya sucede en las primeras regiones que decretaron esta medida, los alumnos intentan seguir con el ritmo lectivo que les impone su respectivo curso. Para ello, las escuelas están sirviéndose de las herramientas que ofrece la tecnología, como plataformas virtuales donde subir clases y ejercicios, o supervisión del progreso del alumno mediante correo electrónico.