De acuerdo a recientes datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 91% de la población mundial vive en lugares en los que no se cumple con las recomendaciones establecidas por el organismo internacional en relación a la calidad del aire. La Asociación Estadounidense del Pulmón ha descubierto que casi de la mitad de los estadounidenses viven en zonas en las que la calidad del aire es poco saludable como consecuencia de los continuos incrementos de los niveles de contaminación que se vienen produciendo desde el año 2017.
La evidencia científica sobre cómo la contaminación del aire empeora el curso de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares y se erige como uno de los causantes, es cada vez más creciente. Recientes estudios incluso relacionan directamente la contaminación con el desarrollo de problemas del sistema nervioso, reproductivo o cáncer.
Ante esta fotografía numerosos científicos han puesto el foco en cómo la contaminación afecta a nuestra salud en la pandemia en la que nos encontramos inmersos desde hace ya más de un año y que está provocada por el coronavirus SARS-CoV-2. Y es que la contaminación del aire que respiramos está vinculada con riesgos asociados a la Covid-19.
En este punto ponemos el foco en una investigación publicada en Annals of the American Thoracic Society. Su autor, el doctor Stephen Andrew Mein, médico del Departamento de Medicina del Beth Israel Ceaconess Medical Center de Boston, aboga por la imperiosa necesidad de estándares sobre la calidad del aire más estrictos. “Una creciente multitud de estudios muestran que una mayor exposición a elevados niveles de contaminación del aire ambiental a largo plazo se asocia con un mayor riesgo de infección y muerte por Covid-19”, advierte tal y como recogen en Medical News Today.
Sugieren que el motivo por el que las minorías raciales y étnicas se han visto más duramente castigadas por la Covid-19 reside en el hecho de que, por norma general y debido a situaciones socioeconómicas, viven en zonas en las que las condiciones ambientales en términos de contaminación son menos salubres
“Históricamente, la contaminación del aire se ha relacionado con peores resultados de la salud, incluidos una mayor mortalidad debido a otros virus respiratorios como la influenza. Ahora la nueva investigación agrega más evidencia sobre los efectos adversos de la contaminación del aire ambiental y la urgente necesidad de abordar la crisis de salud pública que supone la contaminación”.
CONTAMINACIÓN DEL AIRE Y COVID-19
En base a la evidencia disponible la contaminación del aire puede empeorar el sistema inmunológico de una persona. Esto se traduce en mayores probabilidades de infección por SARS-CoV-2 y que esta se curse de forma grave. La contaminación del aire afecta además de forma muy negativa a los cilios del tracto respiratorio, los encargados de protegernos frente a las enfermedades respiratorias.
Existen dos tipos de contaminación presentes en el aire, material particulado y el dióxido de nitrógeno, que promueven la creación de una enzima que el SARS-CoV-2 ataca y utiliza para lograr la entrada viral en nuestro organismo. La comunidad científica indica que esta relación podría explicar la asociación entre las zonas con elevados niveles de contaminación y los peores resultados en términos epidemiológicos.
Los responsables del estudio dirigido por el doctor Mein señalan, además que la exposición prolongada a elevados niveles de contaminación en el aire puede aumentar las posibilidades de que una persona desarrolle enfermedades cardiovasculares, metabólicas o pulmonares que, a su vez, se asocian con un mayor riesgo de mortalidad en caso de infección por coronavirus. Incluso sugieren que el motivo por el que las minorías raciales y étnicas se han visto más duramente castigadas por la Covid-19 reside en el hecho de que, por norma general y debido a situaciones socioeconómicas, viven en zonas en las que las condiciones ambientales en términos de contaminación son menos salubres.
Los responsables del estudio indican que la reducción de los niveles de contaminación experimentados como consecuencia de los confinamientos domiciliarios ofrece a los investigadores una oportunidad única para explorar si nuestra salud mejoró en consecuencia.