A mediados de marzo, en respuesta a la pandemia de SARS-CoV-2 que se estaba extendiendo por el planeta, MIT Medical instaló rápidamente carpas de prueba en las que los trabajadores esenciales y otras personas que permanecían en el campus podían ser examinados de manera segura para detectar el nuevo coronavirus. En las tiendas de campaña, las enfermeras y los médicos se servían de hisopos nasales pertrechados con sus equipos de protección individual (EPI).
En los primeros días se puso de manifiesto que, para realizar las pruebas diarias de forma segura, los profesionales sanitarios necesitaban reponer con regularidad su EPI. De igual modo, existía la posibilidad de que, al quitarse todo el equipo al cierre de una jornada laboral, un trabajador podría correr el riesgo de inhalar cualquier partícula infecciosa que pudiera adherirse a las batas, máscaras quirúrgicas y protectores faciales.
"Uno de los mayores desafíos en las pruebas de Covid-19 es que se sitúa al profesional sanitario que realiza las pruebas en un riesgo significativo"
"Uno de los mayores desafíos en las pruebas de Covid-19 es que se sitúa al profesional sanitario que realiza las pruebas en un riesgo significativo", ha expresado Brian Schuetz, jefe de personal de MIT Medical.
En este contexto, Schuetz y su equipo médico eran conscientes que se debían realizar ajustes importantes para mejorar la seguridad y la comodidad tanto de los pacientes como del personal. "Tomamos la decisión desde el principio de que teníamos que pensar de manera diferente sobre cómo hacíamos las cosas", ha expresado Schuetz.
Durante dos meses, él y los expertos de todo el campus trabajaron incansablemente para diseñar y construir la instalación de pruebas más nueva del MIT: un remolque de 60 pies que, ahora, funciona como el sitio de prueba principal para los miembros asintomáticos de la comunidad del MIT que necesitan regresar al campus.
En el interior, el remolque tiene capacidad para seis puestos de prueba. Las particiones de plástico del suelo al techo corren a lo largo del remolque, manteniendo al personal médico en un lado y a los que se someten a pruebas en el otro. En cada área de prueba, un evaluador puede colocar sus brazos en grandes guantes de goma que se extienden hacia el otro lado, de modo que pueda realizar un hisopado nasal sin que ninguna de las partes entre en contacto físico.
"Uno de los mayores desafíos en todo este esfuerzo fue descubrir cómo unir todas estas piezas dispares, y creo que hemos creado una solución que funciona en conjunto para ayudar a que el campus sea seguro"
El remolque también está equipado con un sistema HVAC mejorado, calibrado para que el aire a ambos lados de las particiones no se mezcle. Los dos espacios separados dentro del remolque permiten al personal médico realizar pruebas de forma segura a las personas con una simple mascarilla quirúrgica, en lugar de un equipo de protección personal completo.
"Uno de los mayores desafíos en todo este esfuerzo fue descubrir cómo unir todas estas piezas dispares, y creo que hemos creado una solución que funciona en conjunto para ayudar a que el campus sea seguro", ha agregado Schuetz. "Es realmente un ejemplo del MIT en su máxima expresión: innovación desde cero", ha finalizado.