La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha puesto de relieve los importantes avances que pueden lograrse cuando los esfuerzos humanos, económicos y científicos se focalizan en una enfermedad. La crisis sanitaria desatada por la Covid-19 ha enfatizado la necesidad de proteger a los colectivos vulnerables frente a enfermedades infecciosas que pueden ver como el riesgo de complicaciones, hospitalización y muerte aumentan dado su estado de salud preexistente.
En este sentido ponemos el foco en un artículo publicado en The Journal of the American Medical Association rubricado por los principales investigadores de enfermedades infecciosas. Un texto a través del que solicitan una respuesta coordinada a la confluencia de dos pandemias: la provocada por el SARS-CoV-2 y el VIH, al que se combate desde décadas en todo el mundo.
“Con las pandemias que se cruzan debemos reevaluar nuestro enfoque para responder al VIH y a la Covid-19 a través de dos componentes principales: inmunización global y servicios mejorados para las personas que viven con el VIH y están en riesgo de exposición al mismo”, declara el doctor Larry Corey, profesor de la División de Vacunas y Enfermedades Infecciosas del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson. “A través de las prioridades clave compartidas en este documento, podemos estar mejor equipados para manejar lo que nos depara el futuro para estas enfermedades a nivel global”.
La aparición de la variante Ómicron del SARS-CoV-2 (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) es una clara ilustración de la intersección de las pandemias de Covid-19 y VIH, que destaca la relación y los efectos perjudiciales que cada una de estas enfermedades infecciosas tiene sobre la otra.
Los autores citan datos considerables que indican que las personas inmunocomprometidas con Covid-19 persistentepodrían ser el origen de las variantes preocupantes (COV, por sus siglas en inglés) del SARS-CoV-2. El África subsahariana, con su alta proporción de personas con infección por el VIH a menudo sin diagnosticar y niveles de tratamientos muy reducidos, tiene la mayor proporción de personas con inmunosupresión.
Los enfoques actuales de los gobiernos occidentales y africanos deben cambiar, y las respuestas de salud pública deben contar con los recursos adecuados de donantes u otras fuentes y deben estar informadas por las voces y perspectivas de la comunidad
Los países con altas tasas de infección por VIH también tienden a tener una baja cobertura de vacunación contra la Covid-19. Los autores abogan por programas para integrar y mejorar el diagnóstico, la vacunación y el manejo clínico y la investigación para personas con VIH y Covid-19, sus familias y comunidades.
El artículo comparte tres prioridades clave para ayudar a expandir los esfuerzos para responder a las pandemias.
- Vincular los servicios de diagnóstico y atención del VIH con la vacunación y el tratamiento de la Covid-19 para todas las personas que viven con el VIH.
- Los países con alta incidencia de VIH deben contar con mejores recursos para identificar a las personas con VIH de manera más eficiente y garantizar un acceso fácil y bien respaldado a la terapia antirretroviral y su seguimiento.
- Las personas que viven con el VIH, especialmente aquellas con recuentos bajos de CD4, deben ser monitorizadas virológicamente para detectar una infección persistente por Covid-19, independientemente de los síntomas.
El pasado 18 de marzo el Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés), dirigido por el doctor Anthony Fauci, asesor principal de la Casa Blanca en materia de Covid-19, iniciaba el primer ensayo clínico de tres vacunas experimentales de ARNm contra el VIH. El estudio ha sido denominado “HVTN 302”.
Los gobiernos africanos también deben aumentar la cobertura de vacunas, posiblemente a través de mandatos y recursos para los servicios de salud, para reducir la carga económica y de salud pública de estas pandemias cruzadas en sus países y sociedades
Nos encontramos ante un ejemplo de convergencia positiva de ambas pandemias ya que la Covid-19 ha potenciado el desarrollo de vacunas desarrolladas en base a tecnología de ARNm. “Con el éxito de las vacunas contra la Covid-19 seguras y altamente efectivas, tenemos una oportunidad emocionante para saber si la tecnología de ARNm puede lograr resultados similares contra la infección por VIH”, ha declarado Fauci. Se espera contar con resultados en octubre de 2023.
Los responsables del estudio dejan claro que no esperan que estas vacunas ofrezcan protección contra la infección por VIH. Sin embargo, todo el conocimiento que se obtenga con este ensayo clínico contribuirá al desarrollo de un futuro régimen de vacunas contra el virus del sida.
El Plan de Emergencia del presidente de Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés) que se ha construido con socios africanos y estadounidenses, combinado con el Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (GFATM, por sus siglas en inglés), es clave para implementar estos esfuerzos y debe contar con los recursos adecuados para responder rápidamente a las epidemias que se cruzan. El enfoque actual está costando a los países sus economías y revirtiendo el progreso hacia los objetivos de desarrollo sostenible.
Además, la comunidad mundial no puede esperar lograr el control de la pandemia mientras el continente africano quede desprotegido frente a la Covid-19 debido al acceso inadecuado a vacunas y tratamientos, como ha subrayado Ómicron.
Los enfoques actuales de los gobiernos occidentales y africanos deben cambiar, y las respuestas de salud pública deben contar con los recursos adecuados de donantes u otras fuentes y deben estar informadas por las voces y perspectivas de la comunidad. Los gobiernos africanos también deben aumentar la cobertura de vacunas, posiblemente a través de mandatos y recursos para los servicios de salud, para reducir la carga económica y de salud pública de estas pandemias cruzadas en sus países y sociedades.