Actualmente, estamos inmersos en la segunda ola de la pandemia del coronavirus. España ha superado recientemente el millón de contagios pero se estima que son muchos más los ciudadanos que pueden haber pasado la Covid-19, sobre todo si tenemos en cuenta que en los primeros meses no había la misma capacidad diagnóstica que tenemos actualmente y que, además, la enfermedad puede pasar totalmente desapercibida o causar síntomas leves.
De hecho, muchos ciudadanos viven con la duda de si aquellas décimas que presentaron en primavera y nunca fueron a más, o la tos que presentaron justo después del verano, pueden haber sido en realidad un Covid-19 que por fortuna no generó ningún tipo de complicación. En estos casos, la única opción para saber si hemos superado la enfermedad son los test serológicosque, mediante una muestra de sangre, buscan y cuantifican los anticuerpos generados frente al SARS-CoV-2.
Según el doctor Daniel Carnevali, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nuestro cuerpo posee un sistema defensivo frente a infecciones de cualquier tipo (sistema inmune) y cuando detecta agentes externos actúa generando unas proteínas (inmunoglobulinas) llamadas anticuerpos. Estos anticuerpos reconocen, captan y bloquean los virus para que las células del sistema inmune puedan eliminarlos. Se estima que más del 90% de las personas que han tenido contacto con el virus desarrolla una respuesta de anticuerpos.
Los anticuerpos no determinan la presencia del virus, sino la respuesta inmunológica de nuestro cuerpo cuando hemos estado expuestos; es decir, si el individuo ha estado en contacto con el virus, haya desarrollado síntomas o no
Existen cinco tipos de inmunoglobulinas: IgA, IgM, IgG, IgE (con varios subtipos) IgE (relacionada con las alergias) y la IgD. En la infección por coronavirus nos interesan dos tipos de inmunoglobulinas: la IgG y la IgM.
Este tipo de prueba se realizan mediante una extracción sanguínea convencional y no es necesario realizarla en ayunas
La inmunoglobulina M (IgM) se detecta antes y desaparece también antes que la IgG, que aparece un poco después y puede desaparecer o permanecer, incluso en ocasiones indefinidamente. La permanencia de la IgG en sangre varía mucho entre personas.
Si cuando se realiza una prueba de anticuerpos solamente se observa la presencia de IgM probablemente nos encontremos en las fases iniciales de la infección, de ahí que este tipo de pruebas también se usen como complemento de la PCR o de un test de antígenos para saber si una persona está infectada. Y cuando el análisis muestra IgG e IgM pensamos que ha pasado más tiempo desde el inicio de la infección y que quedan restos de la fase aguda, mientras que cuando sólo se observan anticuerpos IgG es porque la fase de replicación viral ha pasado.
Este tipo de prueba se realizan mediante una extracción sanguínea convencional y no es necesario realizarla en ayunas. Además, los resultados se conocen en 24-48 horas por lo que no deben confundirse con los test rápidos de anticuerpos, que son pruebas cualitativas (no cuantitativas) que presentan menor fiabilidad diagnóstica.
De este modo, y aunque todavía se desconoce el grado y tiempo de protección que confieren los anticuerpos IgG frente a futuros brotes, este tipo de pruebas son las más adecuadas para saber si uno ha superado la infección y además ha generado anticuerpos, sin que por ello debamos relajar las medidas de protección ni las recomendaciones que desde las autoridades sanitarias nos están dando para contener la pandemia.