La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha puesto de relieve la importancia de la salud mental, una de las grandes olvidadas. Los confinamientos masivos a los que todos nos vimos sometidos, así como la incertidumbre, el miedo y el estrés causados por la Covid-19 han afectado a una gran cantidad de personas que, aunque puede que no hayan desarrollado problemas y secuelas de forma inmediata, poco a poco pueden comenzar a aparecer a pesar de que la normalidad previa la pandemia sea cada vez más una realidad.
En este contexto ponemos el foco en un reciente estudio publicado por medRxiv que sugiere que una cantidad cada vez mayor de personas que no se han infectado han comenzado a experimentar un aumento de los marcadores de neuroinflamación. Esta se asocia con trastornos del estado de ánimo como la depresión. Los cambios neuroinmunes se caracterizan por síntomas como la fatiga, la confusión mental y otros síntomas psicológicos que se han observado durante toda la pandemia.
Los responsables de la investigación examinaron los cerebros de individuos sanos no infectados por el SARS-CoV-2 antes y después de los confinamientos en Massachusetts. El equipo entregó un cuestionario para evaluar la salud física y mental de los participantes y se realizaron diversas pruebas con el objetivo de identificar cualquier marcador que indicase neuroinflamación.
La alta expresión de TSPO se asocia con la activación de microglial y astrocitos durante una respuesta neuroinflamatoria
La investigación pone de manifiesto que las personas eran más propensas a reportar problemas de salud mental y física tras los confinamientos. Alrededor del 54% de los sujetos participantes informó de cambios de humor y el 36% se sentía agotado mentalmente. El 27% de los participantes afirma que se sentía agotado físicamente y un 18% reportaba dificultades para concentrarse.
Los síntomas descritos coinciden con un aumento en la señal PBR28, una sustancia bioquímica radiactiva para la proteína translocadora de 18 kDa del marcador glial (TSPO, por sus siglas en inglés). La alta expresión de TSPO se asocia con la activación de microglial y astrocitos durante una respuesta neuroinflamatoria. Esta señal fue mayor en el cerebro de las personas después de los confinamientos que antes.
De los cerebros que se obtuvieron imágenes después de los confinamientos se apreció un aumento de los niveles cerebrales de PBR28 en varias regiones corticales y subcorticales. Estas regiones incluían circunvoluciones frontales precentral, poscentral, superior, media e inferior, precuneus, lóbulo parietal superior, ínsula anterior y posterior, amígdala, putamen, corteza motora suplementaria, corteza cingulada anterior, media, posterior y subcallosa.
Los investigadores explican que la señala de PBR28 fue más elevada en las personas que informaron de un mayor número de síntomas, y se produjo un incremento de los marcadores asociados con la neuroinflamación en aquellos sujetos que informaron de fatiga física y/o mental y cambios de humor.