Se estima que uno de cada 10.000 niños infectados por el virus del SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, han desarrollado síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C). Una patología que se caracteriza por síntomas gastrointestinales, como dolor, y problemas dermatológicos, como erupciones e hinchazón; frecuente afectaciones cardíaca y anomalías en la coagulación sanguínea. Una consecuencia de la Covid-19 rara, y a veces grave e incluso mortal, principalmente en los mayores de 5 años. ¿Pero qué lleva a algunos niños a desarrollar esta complicación tras la infección por SARS-CoV-2?
Esta pregunta es la que se realizó un grupo de científicos internacionales de 50 centros de secuenciación (Sequencing Hub). Y en la que también tomó parte el centro del Servicio Canario de Salud, coordinado por Carlos Rodríguez Gallego, inmunólogo del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, en colaboración con Rebeca Pérez de Diego del Instituto de Investigación Hospital Universitario La Paz, Madrid y Carlos Flores del Hospital Nuestra Señora de Candelaria e Instituto Tecnológico y de Energías Renovables del Cabildo Insular de Tenerife, y con la participación de los investigadores Iolanda Jordan (Cuidados Intensivos Pediátricos) y Laia Alsina (Alergología e Inmunología Clínica Pediatríca), del Hospital San Joan de Deu de Barcelona, así como Aurora Pujol (IDIBELL-Hospital Duran i Reynals, Barcelona).
Los investigadores identificaron por primera vez mutaciones en tres genes (OAS1, OAS2 y RNASEL) en pacientes de entre tres meses y 14 años con MIS-C
Los investigadores identificaron por primera vez mutaciones en tres genes (OAS1, OAS2 y RNASEL) en pacientes de entre tres meses y 14 años con MIS-C, descubriendo una de las posibles causas del desarrollo de esta patología hasta ahora desconocidas.
UNA COMPLICACIÓN POCO FRECUENTE EN NIÑOS
Desde el primer caso de Covid-19 que llegó a nuestro país se conoce que su virus causante puede desencadenar una enfermedad grave, con neumonía crítica en algunos pacientes. Los ingresos en la UCI y fallecimientos se han producido especialmente en personas de edad avanzada o con otras comorbilidades, pero lo cierto es que también se han dado casos graves en niños, e incluso el desarrollo del MIS-C.
Las personas con este síndrome sufren diferentes partes del cuerpo pueden presentar una importante inflación, algunos de los órganos afectados son el corazón, los pulmones, los riñones, el cerebro, la piel, los ojos o los órganos gastrointestinales. Esta afección ocurre predominantemente en niños tras la infección, aunque se han descrito algunos casos en adultos. Sin embargo, la mayoría de los niños con este síndrome no han sufrido neumonía y generalmente no presentan una infección viral detectable en el tracto respiratorio superior en el momento del inicio de la enfermedad. Según diferentes estudios, hasta el 70% de los niños acaba requiriendo ingreso en una unidad de cuidados intensivos. “La enfermedad puede ser grave e incluso mortal, aunque la mayoría de los pacientes han sobrevivido tras la atención médica adecuada”, indican Iolanda jordan y Laia Alsina.
Durante los últimos dos años de pandemia la comunidad científica ha estado aprendiendo cómo afecta este síndroem a los niños y los motivos por los que algunos lo padecen y otros no. El estudio en el que ha participado el Servicio Canario de Salud incluye 558 pacientes con MISC-D de 16 países diferentes. Se secuenciaron todos los genes completos o las regiones codificantes (exomas) del genoma de los pacientes y de 1.228 individuos con infección por SARS-CoV-2 asintomática o leve. En el estudio se identificaron mutaciones en los genes OAS1, OAS2 y RNASEL en 5 pacientes. “En el Sequencing Hub del Servicio Canario de Salud se estudiaron pacientes de varios hospitales españoles, principalmente del Hospital 12 de Octubre y del Hospital San Joan de Deu, y dos de los 5 pacientes con estas mutaciones procedían del Hospital San Joan de Deu”, explica Carlos Flores.
Las mutaciones genéticas en OAS1, OAS2 y RNASEL causan que algunas células del sistema inmunológico (principalmente monocitos y macrófagos) produzcan un exceso de mediadores (citocinas) inflamatorias
La proteínas está inducidas por interferones tipo 1. Pacientes que habian desarrollado neumonías graves habían presentado variación en estos interferones, aproximadamente entre un 1 y un 5% presentaban errores congénitos de la inmunidad mediada por estos, y entre un 15 y un 20% de los pacientes no vacunados con Covid-19 y en estado crítico tenían anticuerpos que les bloqueaban.
Las proteínas OAS1,OAS2 y OAS3 reconocen el ARN de ciertos virus, entre ellos el SARS-CoV-2. Tras el reconocimiento del ARN viral, estas proteínas inducen varios mediadores que activan a la proteína RNAse L, que se encarga de destruir el ARN para impedir que el virus se replique y multiplique dentro de nuestras células. El estudio ha demostrado que las mutaciones genéticas en OAS1, OAS2 y RNASEL causan que algunas células del sistema inmunológico (principalmente monocitos y macrófagos) produzcan un exceso de mediadores (citocinas) inflamatorias. Este exceso de respuesta inflamatoria es probablemente debido al reconocimiento del ARN viral persistente, no degradado, por receptores celulares como RIG-I o MDA-5, con la participación de las proteínas MAV, lo que desencadena la inflamación sistémica y el desarrollo de MIS-C.
Rebeca Pérez de Diego y Carlos Rodríguez-Gallego se muestran de acuerdo a la hora de afirmar que “los resultados sugieren que la vía de activación OAS/RNAse L es crucial para la regulación de la respuesta de las células del sistema inmunológico tras la infección por SARS-CoV-2, pero no para impedir la replicación del virus en el tracto respiratorio, lo que explicaría que ninguno de los pacientes haya sufrido neumonía tras la infección”. En el consorcio CHGE se sigue estudiando el genoma de los pacientes con infecciones graves por SARS-CoV-2, incluido MIS-C, con la finalidad de identificar nuevos pacientes con mutaciones en los mismos u otros genes. “Los resultados obtenidos abren la vía para adaptar los tratamientos a los pacientes en función del defecto genético o molecular detectado, un ejemplo de medicina personalizada y de precisión”, afirman Iolanda Jordan y Laia Alsina.