El pasado 28 de marzo entraba en vigor la denominada como “Estrategia de Vigilancia y Control frente a la COVID-19 tras la fase aguda de la pandemia”, tras recibir luz verde por parte del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud el 24 de marzo.
Los cambios adoptados en el sistema de vigilancia de la pandemia que nos ha acompañado en los últimos dos años encuentran su justificación en la situación epidemiológica que observamos. La dominancia de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha provocado cifras de infecciones nunca antes vistas, pero de mayor levedad que en las olas anteriores como consecuencia de las amplias tasas de cobertura vacunal frente a la Covid-19 y las propias características de la variante.
De esta forma se ha dado paso a un sistema consolidado de vigilancia de las infecciones respiratorias agudas a través de que se conformarán los sistemas de vigilancia centinela de las enfermedades respiratorias agudas (IRAs). Una fase sobre la que Salud Pública ha dejado claro que es transitoria y únicamente se mantendrá siempre que los indicadores de utilización de servicios asistenciales “se encuentren en nivel bajo”, tal y como se ha recalcado desde el Ministerio de Sanidad.
La principal novedad de este sistema reside en la modificación de la indicación para la realización de las pruebas diagnósticas que ahora se centra en las personas con factores de vulnerabilidad (mayores de 60 años, inmunodeprimidos y embarazadas), ámbitos vulnerables (sanitarios y sociosanitarios) y casos graves. En el caso de los pacientes con síntomas leves compatibles con la infección por SARS-CoV-2 “se realizará según las necesidades de manejo clínico del mismo”.
“En Asturias, la recomendación que establece el decreto se traduce en una recomendación general en estos momentos y de forma temporal, especialmente con las personas vulnerables”
En el caso de la población general, los casos confirmados leves y asintomáticos no tienen que realizar ya cuarentena, al igual que los contactos estrechos, pero deberán seguir una serie de recomendaciones como el uso de mascarilla y evitar el contacto con grupos vulnerables.
La situación epidemiológica que sustenta el nuevo sistema de vigilancia se vio reforzada el pasado 20 de abril con la eliminación de la obligatoriedad de las mascarillas en espacios interiores (salvo los considerados como “vulnerables”).
LA SITUACIÓN EN ASTURIAS
En el corto espacio de tiempo en el que lleva aplicándose este sistema de vigilancia, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha asegurado que “funciona”, tras el incremento de casos positivos y hospitalizaciones por Covid-19 que se ha producido en Asturias.
Tras su visita el pasado 21 de abril al Hospital de la Candelaria (Santa Cruz de Tenerife, la titular de Sanidad ha asegurado que la situación a nivel nacional se continúa monitorizando “día a día”, y que un escenario como el que se está produciendo en el Principado de Asturias era “previsible” en la nueva etapa en la que nos encontramos.
“Desde el inicio de la nueva estrategia de vigilancia del coronavirus, algunos indicadores han empeorado, en concreto el marcador de la incidencia comunitaria, con un aumento del 40%”
De este modo Darias ha apoyado la decisión de las autoridades sanitarias asturianas de incrementar el número de pruebas diagnósticas en los casos sospechosos de Covid-19, así como en las personas que convivan con ellos, siguiendo los criterios que se han establecido en esta nueva fase de vigilancia.
En total han sido cuatro las medidas que desde el Principado se han adoptado para hacer frente al aumento de los casos. El consejero de Salud, Pablo Fernández, ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para que continúe utilizando la mascarilla en espacios interiores.
“En Asturias, la recomendación que establece el decreto se traduce en una recomendación general en estos momentos y de forma temporal, especialmente con las personas vulnerables”, ha explicado la directora general de Salud Pública, Lidia Clara Rodríguez.
“Desde el inicio de la nueva estrategia de vigilancia del coronavirus, algunos indicadores han empeorado, en concreto el marcador de la incidencia comunitaria, con un aumento del 40%”, ha advertido Mario Margolles, jefe de Vigilancia Epidemiológica del Gobierno de Asturias. “En estos momentos tenemos un problema y ese problema se centra en la hospitalización convencional”, ha añadido detallando que los ingresos que se están produciendo, por el momento, no son graves y no están requiriendo el ingreso de los pacientes en Unidades de Cuidados Intensivos.
Con el propósito de de prevenir los brotes en los entornos hospitalarios se han incrementado los cribados en los centros sanitarios previos a los ingresos.
Los datos ofrecidos por las autoridades asturianas muestran un aumento de las hospitalizaciones en planta del 150%, observándose un 15% de reinfecciones entre los pacientes ingresados. La última actualización de la situación epidemiológica realizada por el Gobierno de Asturias (19 de abril) muestra 3.199 nuevos contagios, de los que 1.927 se han producido en mayores de 60 años. La cifra de hospitalizados ha pasado de 247 a 333, con ocho ingresados en UCI. El número de fallecidos en la última semana ha sido de 28.