Las vacunas desarrolladas contra la COVID-19 no son esterilizantes, es decir, no evitan los contagios, pero han demostrado ser eficaces a la hora de reducir las probabilidades de desarrollar enfermedad moderada o grave en caso de infección, lo que reduce la mortalidad. Hasta la fecha la evidencia científica con la que se cuenta sugería que las personas completamente vacunadas, en caso de infección, presentarían además una menor carga viral del SARS-CoV-2 lo que ayudaría a frenar la diseminación del virus. Un nuevo estudio realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), plantea un nuevo escenario.
Los expertos de los CDC han investigado un macro-brote surgido en Massachusetts a través de la que sugieren que las personas vacunadas contra la COVID-19 que contrajeron la enfermedad, portaban aproximadamente la misma carga viral que los infectados sin inmunizar. Un estudio que ha sido clave a la hora de que las autoridades sanitarias estadounidenses recomendasen de nuevo que las personas vacunadas utilizasen mascarillas en espacios interiores. El país, al igual que sucede en la mayor parte del mundo, se enfrenta a la veloz expansión de la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India).
Este hallazgo tiene el potencial de cambiar las ideas que tenemos sobre cómo se transmite la enfermedad. Anteriormente se pensaba que las personas que habían completado la pauta de vacunación y se infectaban, presentaban niveles bajos de carga viral y era poco probable que transmitiesen el virus a otras personas. Pero los nuevos datos derivados de la referida investigación demuestran queDelta ha cambiado las reglas del juego.
Si ponemos el foco en el citado brote de COVID-19 este se ha producido en Provicetown, zona con la tasa de vacunación más elevada de Massachusetts. Hasta el momento registra más de 900 infectados de los que aproximadamente tres cuartas partes ya habían completado la pauta de vacunación.
En relación a estos hallazgos los expertos alertan del falso mensaje de seguridad que se ha lanzado a la población: las vacunas no significan un regreso a la normalidad. Ese objetivo requiere aún mucho tiempo y la inmunización de la población es solo el principio.
“Las personas vacunadas infectadas con la variante Delta pueden transmitir el virus”, afirmaba la directora de los CDC, Rochelle Walensky. “Ha sido este descubrimiento el que nos ha impulsado a revisar las recomendaciones sobre el uso de las mascarillas”.
"Los vacunados en casos raros pueden infectarse y, en un subgrupo adicional, tener una carga viral alta, al igual que los no vacunados"
Según el informe elaborado por los CDC del que parte de sus datos fueron publicados por The Washington Post, no había diferencia en la carga viral reportada entre los infectados vacunados y sin vacunar. En este punto ponemos el foco en un estudio en desarrollo por parte del Hospital Infantil Bambino Gesù (Roma) en el que, de una muestra de 2.900 vacunados, 40 (1,5%) se infectaron.
"Estamos observando que en este 1,5% de las personas vacunadas la presencia del virus se limita a la nariz y la nasofaringe (la parte posterior de la nariz), mientras que los pulmones están libres", declara Carlo Federico Perno, director de Microbiología y Virología del Bambino Gesù, tal y como recogen en el diario El Mundo. “Esto sucede porque, después de la vacuna, las defensas contra el SARS-CoV-2 ya están presentes en los pulmones, pero no en la nariz. Pero la reacción inmune, en los vacunados, es muy rápida incluso en la nariz: en poco tiempo llegan las defensas y en 2-3 días son capaces de descomponer la carga viral hasta eliminar el virus. Por lo tanto: los vacunados en casos raros pueden infectarse y, en un subgrupo adicional, tener una carga viral alta, al igual que los no vacunados”, añade.
El experto indica que la diferencia reside en que, mientras una persona que no ha sido vacunada y se infecta puede transmitir la enfermedad durante varios días y enfermar gravemente, las personas inmunizadas tienen entre uno y dos días, a veces un máximo de tres días, en los que tiene capacidad para transmitir el virus y “es muy raro que enferme con síntomas graves”.
MAYOR CARGA VIRAL Y MENOR PERIODO DE INCUBACIÓN
Un reciente estudio publicado por Nature informa de que el virus era detectable en las personas infectadas por la variante Delta cuatro días después de la exposición al coronavirus, en comparación con el promedio de seis días en aquellos infectados con la cepa original. Los responsables del estudio indican, en base a este hallazgo, que Delta se replica de forma mucho más rápida. Además, las personas infectadas por la variante Delta presentaban cargas virales hasta 1.260 veces más altas que aquellas cuya infección había sido causada por la cepa original del coronavirus.
Los expertos consideran que la elevada carga viral registrada y el breve periodo de incubación que requiere la infección provocada por la variante Delta son los dos motores principales que han impulsado sur rápida propagación en todo el mundo.
Y es que la gran cantidad de carga viral detectada en el tracto respiratorio superior de los infectados por Delta significa que existen mayores probabilidades de que los eventos de superpropagación infecten a un mayor número de personas que, al infectarse con mayor carga viral y requerir un menor tiempo de incubación, diseminan el virus de forma mucho más veloz. Un grave problema a la hora de rastrear los contactos estrechos y establecer las pertinentes cuarentenas.