Ampliar los conocimientos sobre el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 se ha convertido en el principal objetivo de la comunidad científica internacional. La búsqueda de tratamientos eficaces y una futurible vacuna son las principales metas y, en este camino, conocer cómo evoluciona la infección resulta fundamental.
De acuerdo a los hallazgos recogidos en el último informe elaborado por el Ministerio de Sanidad (4 de abril de 2020) se ha observado que los infectados con Covid-19 presentan, en su mayoría, una alta carga viral (hasta 104 y 108 copias de genoma/ml por muestra nasofaríngea o de saliva). Así se ha determinado mediante la utilización de la técnica RT-PCR.
En el caso de los pacientes que han presentado un curso leve de la infección, el pico de la carga viral en muestras nasales y orofaríngeas ocurre durante los primeros 5-6 días tras el inicio de síntomas y prácticamente desaparece al día 10.
En algunos casos se ha detectado carga del SARS-CoV-2 más allá del décimo día. Pero los análisis efectuados han determinado que esta carga viral es del orden de 100-1.000 veces menor, lo cual sugeriría una baja capacidad de transmisión en estos días.
Cabe señalar en este sentido que se ha logrado demostrar la ausencia de virus con capacidad de infección (no crecimiento del virus en cultivos) con cargas virales por debajo de 105 copias por torunda.
En el caso de los pacientes que han presentado un curso leve de la infección, el pico de la carga viral en muestras nasales y orofaríngeas ocurre durante los primeros 5-6 días tras el inicio de síntomas y prácticamente desaparece al día 10
Unos resultados que parecen indicar que, en aquellas personas contagiadas con una sintomatología leve, más allá de los primeros siete días desde el inicio de los síntomas, la probabilidad de que resultasen contagiosos es muy baja. Incluso cuando el virus todavía es detectable mediante la realización de PCR.
Si ponemos el foco en las personas infectadas con un curso más grave de la enfermedad, la carga viral de estas es hasta 60 veces mayor que las que presentan un curso más leve. Además, la excreción viral puede ser más duradera.
En 191 personas que requirieron hospitalización la duración mediana de excreción viral fue de 20 días (rango intercuartílico) hasta un máximo de 37 días en los curados y fue detectable hasta el final en los que fallecieron.
En las personas infectadas con un curso más grave de la enfermedad, la carga viral de estas es hasta 60 veces mayor que las que presentan un curso más leve
En un total de seis casos a los que se les había dado el alta hospitalaria tras dos PCRs negativas (en dos días consecutivos) y en los que posteriormente se detectaron muestras positivas mediante PCR.
En ningún caso esta detección se relacionó con un empeoramiento clínico, ni al contagio de personas en contacto. En ninguno de los estudios se determinó la carga viral en estas muestras positivas, pero se sugiere que, al haberse detectado tras varias pruebas negativas, debe ser baja, lo cual indica que en estas situaciones la trasmisión del virus sería poco probable.
En base a lo expuesto a lo largo de estas líneas se puede concluir que, de acuerdo con la evidencia existente, la transmisión de la infección ocurriría fundamentalmente en los casos leves en la primera semana de la presentación de los síntomas, desde 1-2 días antes hasta 5-6 días después. En los casos más graves esta transmisión sería más intensa y más duradera.