De acuerdo con el último informe sobre la situación de las variantes del SARS-CoV-2 en España, Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica), se erige como la dominante tras haber desplazado, en diciembre de 2021, a Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India). La nueva variante ya aparece entre el 84,5 y el 99,3% de las muestras secuenciadas en nuestro país durante la tercera semana de enero.
Ómicron ha avanzado la pandemia a una nueva fase. Su alta transmisibilidad y capacidad de escape inmunitario han conformado una fotografía global de cifras récord de nuevos contagios nunca antes registrados en toda la pandemia. Cabe sumar que, dadas las características de la variante, las reinfecciones ahora han pasado de ser prácticamente anecdóticas a habituales. La buena noticia es que la enfermedad que provoca Ómicron es más leve en comparación con las variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés) anteriores.
De acuerdo con un reciente análisis realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), desde que Ómicron se convirtió en la variante dominante en el país los casos graves de Covid-19 se han reducido en comparación con el periodo de dominancia de Delta. No solo este indicador es más positivo sino que se han reducido el número de pacientes hospitalizados (incluidos los ingresos en UCI), aquellos que requieren ventilación mecánica y los fallecidos.
A pesar de que Ómicron ha supuesto cifras récord de contagios en Estados Unidos, los CDC comunican menos muertes por cada 1.000 habitantes que en el periodo de dominancia de Delta.
Los expertos señalan que la gravedad menor de la enfermedad radica en la combinación de varios factores. En primer lugar, la amplia cobertura de vacunación contra la Covid-19. Aunque los sueros que actualmente se están inoculando no son esterilizantes (es decir, no previenen la infección), todas y cada una de las vacunas contra la Covid-19 autorizadas para su comercialización de emergencia por los reguladores pertinentes, han demostrado su seguridad y eficacia en la prevención de la enfermedad grave y, por ende, de las hospitalizaciones y muertes.
“Ciertamente es una buena noticia que Ómicron parezca ser menos grave, pero tiene que equilibrarse con la gran cantidad de infecciones que estamos viendo ahora. Cualquier cosa que podamos hacer para desacelerar este aumento sería de gran ayuda para prevenir la presión sobre los sistemas sanitarios”
El aumento de las coberturas de vacunación, sumado a la inmunidad natural generada mediante las infecciones, proporciona un mayor nivel de protección a la población. Se suma el hecho de que la evidencia apunta a que Ómicron infecta las vías respiratorias superiores en mayor grado que los pulmones, lo que explicaría no solo su menor gravedad, sino también su alta capacidad de propagación.
Retomando el análisis de los CDC, entre los pacientes hospitalizados con Covid-19, alrededor del 13% han ingresado en UCI desde la llegada de Ómicron. Una cifra menor que el 18% registrado durante la dominancia de Delta. Alrededor del 7% de los pacientes fallecieron en hospitales en el periodo marcado por Ómicron frente al 12% de Delta.
Se aprecia además una disminución de las estancias hospitalarias pasando de los 7,6 días con Delta a los 5,5 días con Ómicron. “Aunque la gravedad de la enfermedad parece menor con la variante Ómicron, el alto volumen de hospitalizaciones puede sobrecargar los sistemas sanitarios y la cantidad de fallecidos continúa siendo considerable”, exponen los autores del estudio.
Los datos expuestos por los CDC se encuentran en la línea de los publicados por el Imperial College de Londres en un estudio realizado antes de Navidad. De acuerdo con este las personas infectadas por la variante Ómicron tienen un 20% menos de probabilidades de requerir ingreso hospitalario, y un 40% menos de riesgo de necesitar más de un día de hospitalización por Covid-19 en comparación con las infecciones provocadas por Delta.
El equipo de expertos del Imperial, al igual que los de los CDC, alerta de que la menor gravedad de Ómicron podría verse contrarrestada por las elevadas cifras de contagios que pueden derivar en un aumento de las hospitalizaciones que tensionen aún más los sistemas sanitarios.
“Ciertamente es una buena noticia que Ómicron parezca ser menos grave, pero tiene que equilibrarse con la gran cantidad de infecciones que estamos viendo ahora. Cualquier cosa que podamos hacer para desacelerar este aumento sería de gran ayuda para prevenir la presión sobre los sistemas sanitarios”, concluye la profesora de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas del Imperial College, Azra Ghani.