La pandemia de la COVID-19 que castiga al planeta pone sobre la mesa una serie de amenazas sobre el bienestar mental de las personas. Sin embargo, no es inevitable un incremento del suicidio si se toman las medidas apropiadas, según sugiere una especialista.
La doctora Christine Moutier, directora médica de la American Foundation for Suicide Prevention, expone en la revista científica JAMA Psychiatry que "los incrementos de las tasas de suicidio no deberían ser una conclusión preconcebida, aun con los efectos negativos de la pandemia".
"Este es un momento en la historia en que la prevención del suicidio se debe priorizar como un problema de salud pública importante"
A su juicio, "si se consideran las enseñanzas que nos birnda la investigación sobre la prevención del suicidio, durante y después de la pandemia, este potencial para el aumento del riesgo podría mitigarse sustancialmente".
La doctora Moutier entiende que "este es un momento en la historia en que la prevención del suicidio se debe priorizar como un problema de salud pública importante".
EL PAPEL DE LA CLASE POLÍTICA
La especialista agregó en declaraciones recogidas por Medscape que antes de la pandemia Finlandia,Noruega, Suecia y Australia ya habían implementado los planes de prevención de suicidio nacionales, logrando reducciones significativas en sus tasas.
El 40% de los adultos de Estados Unidos padecieron síntomas de depresión, ansiedad o aumento del uso de sustancias durante la pandemia de COVID-19 y que, aproximadamente, el 11% notificó pensamientos suicidas en el mes previo
No obstante, en Estados Unidos la tasa de suicidios ha aumentado constantemente desde 1999. De hecho, una encuesta de los Centers for Disease Control and Prevention publicada en agosto reveló que el 40% de los adultos del país padecieron síntomas de depresión, ansiedad o aumento del uso de sustancias durante la pandemia de COVID-19 y que, aproximadamente, el 11% notificó pensamientos suicidas en el mes previo.