La continua y rápida expansión del SARS-CoV-2 en todo el mundo ha permitido al virus desarrollar diversas mutaciones que han originado diferentes variantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en un intento de evitar la estigmatización de los países en los que se han detectado originalmente estas, desarrolló un sistema de nomenclatura basado en el alfabeto griego.
Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido), Beta (B.1.351, detectada originalmente en Sudáfrica), Gamma (P.1, detectada originalmente en Brasil) y, especialmente Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) son las variantes que mayor peligro representan ahora a nivel global. Estas cuatro han sido clasificadas por la OMS como “variantes de preocupación” (VOC, por sus siglas en inglés) ya que reúnen características que implican la posibilidad de ser más transmisibles, provocar una enfermedad más grave e incluso ser capaces de evadir las respuestas inmunitarias.
Pero existen muchas otras variantes sobre las que los esfuerzos de secuenciación genómica globales tienen puesto el foco. Hablamos de las denominadas como “variantes de interés” (VOI, por sus siglas en inglés).
La variante Delta sigue siendo la que despierta una mayor preocupación en todo el mundo ya que no solo afecta a las poblaciones no vacunadas, sino que ha demostrado ser capaz de infectar a una mayor proporción de personas inmunizadas. Cabe recordar que las vacunas que actualmente se están inoculando en todo el mundo contra la COVID-19 no son esterilizantes, es decir, no evitan el contagio, pero sí han demostrado su eficacia y seguridad a la hora de reducir la posibilidad de cursar la enfermedad de forma moderada y/o grave, así como de reducir la mortalidad.
A finales del mes de junio, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) informaba de que la variante Delta era entre un 40-60% más transmisible que la variante Alfa, y se asocia además con un mayor riesgo de hospitalización.
La respuesta apunta a que las personas infectadas por la variante Delta presentan una mayor carga viral que aquellas infectadas con la versión original del coronavirus. Nature recoge un estudio capitaneado por Jing Lu, epidemiólogo del Centro Provincial de Control y Prevención de Enfermedades de Guangdong (China), centrado en evaluar la carga viral de 62 personas infectadas por la variante Delta. La investigación revela que el virus era detectable en las personas infectadas por la variante Delta cuatro días después de la exposición al coronavirus, en comparación con el promedio de seis días en aquellos infectados con la cepa original. Los responsables del estudio indican, en base a este hallazgo, que Delta se replica de forma mucho más rápida. Además, las personas infectadas por la variante Delta presentaban cargas virales hasta 1.260 veces más altas que aquellas cuya infección había sido causada por la cepa original del coronavirus.
Los expertos consideran que la elevada carga viral registrada y el breve periodo de incubación que requiere la infección provocada por la variante Delta son los dos motores principales que han impulsado sur rápida propagación en todo el mundo
Los expertos consideran que la elevada carga viral registrada y el breve periodo de incubación que requiere la infección provocada por la variante Delta son los dos motores principales que han impulsado sur rápida propagación en todo el mundo.
India ha incluido además la variante Delta Plus como una “variante de preocupación”. Pero ni la OMS ni los CDC lo han hecho todavía a pesar de que su presencia ha sido detectada ya en 32 países, pero no existe evidencia científica concluyente que determine si es más peligrosa que Delta.
LAMBDA, ¿NUEVA AMENAZA POTENCIAL?
La OMS ha reiterado hasta la saciedad la necesidad de la solidaridad internacional para hacer llegar las vacunas a todos los países del mundo. Cuanto mayor sea la circulación del virus, mayores serán las probabilidades de que se origine una variante con capacidad para evadir la respuesta inmunitaria. En este contexto los expertos han comenzado a poner el foco sobre la variante Lambda (C.37).
El pasado 14 de junio la OMS clasificaba Lambda como “variante de interés”. Fue identificada por primera vez en Perú en agosto de 2020 y presenta varias mutaciones relevantes respecto a la cepa original detectada en Wuhan (China) en diciembre de 2019: L452Q, G75V, T76I, F490S, D614G y T859N. La información ofrecida por la OMS indica que estas mutaciones posiblemente estén relacionadas con un aumento de la transmisibilidad y posible escape a la respuesta inmunitaria frente a otras variantes circulantes actualmente.
“Lambda puede ser una amenaza potencial para la sociedad”
“Lambda puede ser una amenaza potencial para la sociedad”, declara en Reuters Kei Sato, investigador principal de la Universidad de Tokio y autor de un estudio que alerta de su peligro, publicado de forma pre-impresa en bioRxiv y a la espera de ser revisado por pares. Los experimentos desarrollados en laboratorio han hallado tres mutaciones en la proteína de pico de Lambda. Estas ayudan al virus a resistir la neutralización de los anticuerpos inducidos mediante las vacunas contra la COVID-19 que actualmente se están inoculando.
Los investigadores han descubierto que dos mutaciones adicionales, T76I y L425Q, incrementan notablemente la capacidad infectiva de Lambda. Motivos por los que los autores del estudio critican que la OMS continúe clasificando a la variante Lambda como “de interés” y no “de preocupación”, lo que podría minimizar la percepción de riesgo que realmente implica.
La OMS descarta por el momento clasificarla como “variante de preocupación”. Actualmente se tiene constancia de su presencia en al menos 40 países, con especial incidencia en Sudamérica, aunque sin llegar a ser dominante.
NUEVAS VARIANTES Y FUTURO DE LA PANDEMIA
El doctor Anthony Fauci, principal asesor médico de la Casa Blanca. Ha advertido recientemente de que Estados Unidos podría enfrentarse a una nueva crisis sanitaria a menos que se incremente la cantidad de población vacunada ya que se está favoreciendo la circulación del virus y, por ende, sus oportunidades para mutar y originar nuevas variantes.
Por su parte el doctor Gregory Poland, científico experto en vacunas de la Clínica Mayo expone en Reuters que el tema central es que las vacunas actuales bloquean la enfermedad grave pero no previenen las infecciones. Asegura que esto se debe a que el virus todavía es capaz de replicarse en la nariz incluso entre los inmunizados.
Motivo por el que se requerirá una segunda generación de vacunas centradas en evitar la infección y detener así su transmisión. Hasta ese momento el mundo continuará siendo vulnerable a la aparición de nuevas variantes según Poland.