En las últimas semanas y con el comienzo del verano se está viviendo una nueva ola de casos Covid-19. Tal y como recoge la última actualización sobre la situación epidemiológica realizada por el Ministerio de Sanidad, los casos han sumado un nuevo histórico acumulado de 83.613 infecciones.
Aunque por el momento parece que van bajando algunos indicadores, la presencia de esta ola continúa en un momento en el que gracias a las vacunas, las medidas restrictivas se han eliminado, incluido el uso de las mascarillas. Al no ser obligatorias en interiores y exteriores salvo trasporte público o espacio sanitario, muchas personas optan por no llevarlas, lo que puede estar influyendo en la tasa de contagio.
Ante esto, hace unos días la ministra de Sanidad, Carolina Darias, recomendó el uso de las mascarillas tras hacer un nuevo llamamiento a la prudencia. En este sentido, las asociacioens de pacientes especialmente vulnerables han recomendado también recuperar el uso del tapabocas.
Recomiendan su uso también en interiores cuando se está con personas no convivientes, cuando se asista a un evento con acumulación de asistentes, y en centros no sanitrarios
Es el caso de la Federación Nacional de la Lucha contra la Enfermedades de Riñón (ALCER), quien ha recordado que los pacientes trasplantados renales pierden muy rápidamente la inmunidad aportada por las vacunas e incluso después de 4 dosis su protección es considerablemente menor que en la población general, a ello se une las frecuentes enfermedades añadidas que suelen tener los pacientes renales (tensión arterial alta, problemas cardiovasculares, diabetes, etc.) y que aumentan su riesgo.
"Aunque es cierto que la generación de células T (que protegen frente a la progresión grave de la enfermedad) alcanzan niveles muy altos tras la 4ª dosis, merece la pena seguir utilizando las mascarillas en determinadas situaciones dada la alta transmisión y vulnerabilidad de estas personas", indican en nota de prensa.
En el caso de las personas en tratamientos de diálisis, aunque la protección ofrecida por las vacunas es mayor que en las personas trasplantadas renales, su alto riesgo por la propia enfermedad, su edad avanzada y las enfermedades asociadas que suelen padecer (diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares en la mayoría de los casos), hacen necesario que no bajen la guardia.
De esta forma recomiendan el uso de la mascarilla a pacientes y familiares más allá de los espacios obligatorios y lo amplían a interiores cuando se está con personas no convivientes, cuando se asista a un evento con acumulación de asistentes, y en centros no sanitarios como entidades ALCER, de atención social, psicológica, nutricional, de fisioterapia o centros de estética.
"Desde ALCER somos conscientes de que las nuevas variantes del virus producen síntomas menores y mejor progresión de la enfermedad, pero los pacientes renales son un grupo especialmente vulnerable, y por ello les recomienda seguir extremando las precauciones", concluyen.