Los primeros resultados de un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Florida muestran una correlación significativa entre la gravedad de los tics y el uso de las redes sociales durante la pandemia de COVID-19 en adolescentes con un trastorno de tics preexistente.
Con este nuevo estudio, tal y como ha explicado a Medscape Noticias Médicas la autora principal, Jessica Frey, “estamos tratando de saber por qué hay tantos nuevos trastornos de tics o trastornos de tics funcionales, y encontrar maneras de educar a los pacientes, los padres y el público en general sobre cómo se ve el síndrome de Tourette y cómo podemos ayudar a los pacientes a tener una mejor calidad de vida”.
Concretamente, la doctora ha asegurado que, durante la pandemia, ha habido un aumento "robusto" en el uso de las redes sociales por parte de los adolescentes, particularmente de TikTok.
Estos resultados sugieren que los adolescentes no desarrollaron más tics, sino que empeoraron los que ya tenían y afectaron su calidad de vida
El nuevo análisis incluyó a 20 adolescentes con un trastorno de tics, con edades comprendidas entre 11 y 21 años. Alrededor de 45% de los participantes se identificaron como hombres, 45% como mujeres y 10% como no binarios. La naturaleza del tic nervioso varió ampliamente entre los participantes. Algunos los habían experimentado durante muchos años, mientras que otros solo desarrollaron tics durante la pandemia.
Los resultados mostraron que el 65% de los encuestados utilizó las redes sociales al menos cuatro o cinco veces al día durante un promedio de 5,6 horas al día y aproximadamente, un 90% informó un mayor uso de las redes sociales durante la pandemia de COVID-19. Solo el 5% de los participantes informó que usaban las redes sociales para proporcionar información sobre los tics.
EL 85% ASEGURÓ QUE SUS TICS EMPEORARON DURANTE LA PANDEMIA
Además, aproximadamente la mitad de los encuestados indicó que las redes sociales afectaron negativamente sus tics y el 85% dijo que la frecuencia de sus tics empeoró durante la pandemia.
En este sentido, la doctora Frey subrayó que debido a que los adolescentes tenían que asistir a la escuela virtualmente, eso podría haber llevado a un aumento de las horas que pasaban en línea.
Tal y como muestran los datos, no hubo una correlación significativa entre el uso de las redes sociales y la frecuencia autoinformada de tics desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, hubo una correlación estadísticamente significativa entre el uso de las redes sociales y la gravedad de los tics y la calidad de vida. Estos resultados sugieren que los adolescentes no desarrollaron más tics, sino que empeoraron los que ya tenían y afectaron su calidad de vida.
El estudio completo tiene ahora a 50 participantes inscritos y los investigadores anticipan que ese número aumentará a 80. "Esperamos ver surgir más patrones cuando tengamos una cohorte más grande de datos disponibles", concluyó Frey.