La Oficina Europea de Estadística (Eurostat) ha publicado esta semana datos sobre la tasa de mortalidad infantil en los últimos 20 años. En el conjunto de la Unión Europea, este índice se ha reducido prácticamente a la mitad en este periodo, pasando de las 6,6 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 1998 a los 3,4 fallecimientos en 2018. Precisamente en dicho año se contabilizaron 14.600 niños fallecidos antes de cumplir un año de edad.
La evolución de esta tasa en España también ha sido positiva. Según los datos de Eurostat, el progreso ha sido el siguiente: en 1998, la tasa de mortalidad infantil era de 4,9 muertes por cada 1.000 nacidos vivos; en 2008 fue de 3,3 niños fallecidos menores de un año; y en 2018, la tasa fue de 2,7. Así, España ha reducido un 44,9 % este índice en los últimos 20 años.
Por países, las tasas más altas de mortalidad infantil en la UE en 2018 se registraron en Rumanía (6 muertes por cada 1.000 nacidos vivos) y Bulgaria (5,8 muertes)
Los niveles de mortalidad infantil de España se sitúan ligeramente por debajo de la media de la Unión Europea: la tasa española es de 2,7 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, mientras que en el conjunto de los Estados miembros fue de 3,4. En 20 años, la media de la UE se ha rebajado en un 48,4 %.
Por países, las tasas más altas de mortalidad infantil en la UE en 2018 se registraron en Rumanía (6 muertes por cada 1.000 nacidos vivos), Bulgaria (5,8 muertes), Malta (5,6 fallecimientos) y Eslovaquia (5 muertes). Mientras, los índices más bajos los registró Estonia (1,6 muertes), Eslovenia (1,7 muertes) y Suecia (2 fallecimientos).