En toda la historia de la humanidad nunca el ser humano ha estado libre de padecer una epidemia o una pandemia por culpa de un agente infeccioso. La peste bubónica, la viruela, el cólera, la gripe de 1918, el sida… Ni siquiera en el siglo XXI, con los avances tecnológicos y sanitarios, se ha podido evitar la trasmisión a cifras endémicas y pandémicas de especies como los coronavirus: primero el SARS-CoV-1 en China a principios de siglo, después el MERS-CoV en Oriente medio entre 2012 y 2014, y el SARS-CoV-2 a finales de 2019 en China y a partir de 2020 a nivel mundial, con una pandemia que dos años después sigue presente.
Y no solo están apareciendo nuevos virus que amenazan la salud pública y el sistema sanitario, sino también están apareciendo brotes de enfermedades que parecían superadas o de enfermedades "extrenjeras". No es raro oír en países occidentales que enfermedades como el sarampión o la tuberculosis producen brotes, que aunque se controlan rápidamente, suponen una amenaza a la salud pública. O que en latitudes más al norte aparecen enfermedades más comunes en el hemisferio sur como pueden ser el dengue o la fiebre del Nilo.
No es que se esté produciendo un aumento de agentes microbianos o que nuestro sistema inmunitario esté más debilitado tras años de pandemia. La razón es que “actualmente nos encontramos en un momento especialmente delicado en nuestra relación con el planeta”, explica a Consalud.es el Dr. Víctor Jiménez Cid, microbiólogo y miembro del grupo de difusión de la Sociedad Española de Microbiología.
Brotes que hace un siglo eran endémicos o locales, ahora tienen el riesgo de llegar a cualquier parte del mundo
El cambio climático está alterando los nichos de infecciones y aumenta el riesgo de expansión de enfermedades hasta ahora endémicas. Así, patologías transmitidas por mosquitos que causan al año más de 700.000 muertes en las zonas tropicales, están llegando a zonas como Europa a consecuencia de especies invasoras. Sumado a ello nos encontramos la globalización. Como explica el experto en microbiología, brotes que hace un siglo eran endémicos o locales, ahora tienen el riesgo de llegar a cualquier parte del mundo. Ejemplo reciente: la viruela del mono o monkeypox. Esta globalización anima también a la expansión de bacterias resistentes.
Brotes como el sarampión en Francia, que se expandió en 2019 a gran parte de Europa, se explican por este factor, al que se le añade el movimiento antivacunas. En un país donde la tasa de vacunación de la segunda dosis de la triple vírica es inferior al 84% la transmisión, un contagio de sarampión puede provocar un problema importante en la salud pública. Y el sarampión puede producir neumonía, encefalitis y ser letal. “Estamos en una situación límite y por eso infecciones que siempre han estado ahí como un problema local, se convierten en problema global”, indica el Dr. Jiménez Cid.
PRINCIPALES AMENAZAS EN ESPAÑA
En España el sarampión no supone una amenaza. "Hoy por hoy en España la cobertura vacunal es buenísima. En la cartera de vacunación infantil tenemos marcadas dos dosis, una a las 12 meses con una eficacia del 95% y otra a los cuatro años con una eficacia al 99,9%", indicaba la Dra. Milagros García López Hortelano, pediatra de la Unidad de Pediatría Tropical, Adopción Internacional y Consulta del niño viajero en el Hospital Carlos III, portavoz de la Asociación Española de Pediatría y miembro de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) ante la amenaza de sarampión en el mundo. Tampoco, por ejemplo, tendríamos una amenaza real de un brote de cólera, pese a la alarma de hace unas semanas, la higiene de las aguas y la concienciación social dificulta que el cólera aparezca en nuestro país.
Sin embargo, España está expuesta a las amenazas comunes de la zoonosis, es decir, de los patógenos emergentes que se encuentran en los animales y pueden saltar al ser humano, y al cambio climático. “En España tenemos la amenaza de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que se transmite por garrapata y ya es endémica en, por ejemplo, Castilla y León”, indica el Dr. Jiménez Cid. El virus causante de esta enfermedad, originalmente endémica de África, Oriente Medio y Asia, se encontró en garrapatas en cinco regiones del país, como reflejó un estudio español publicado en febrero de 2022. También tenemos el virus del Nilo Occidental, con un reservorio que el año pasado provocó un importante brote con encefalitis en los casos graves en Sevilla, o el dengue. “Es algo nuevo que vigilamos desde hace una década y que obedece a los vectores y los cambios del clima”, señala el Dr. Jiménez Cid.
"La pandemia; la cual ha puesto y continúa poniendo la evidencia muchas de las carencias de nuestro sistema sanitario"
“Ahora nos preocupa también especialmente la situación en Ucrania. Ese país no se consideraba que tuviera un sistema de salud bien estructurado, tampoco de las campañas de vacunación. Los niveles de tuberculosis son altos, y muchos son casos de bacterias resistentes, también tienen altos casos de sarampión. Esto podría provocar brotes en diferentes partes de Europa que supongan una amenaza”, continúa el experto en microbiología.
Estamos, por tanto, ante una situación en el que no solo importa más la salud, sino que esta está un poco más amenazada por distintos factores. Y España, por su situación geográfica, presenta una mayor sensibilidad ante la aparición de enfermedades endémicas de zonas calurosas como el centro de África: amenazas emergentes y re-emergentes.
¿HEMOS APRENDIDO ALGO DE LA COVID-19?
Ante esta situación cabe solo una pregunta: “¿Está España preparada o preparándose ante la aparición de otra emergencia o re-emergencia sanitaria?”. Si algo nos ha enseñado la pandemia Covid-19 es que faltan recursos sanitarios para enfrentar una emergencia sanitaria, y que la medicina preventiva necesita más impulso. Con la pandemia se establecieron protocolos y estrategias para frenar la transmisión y abordar esta infección. Pero dos años los cambios no son notables.
En los próximos meses se espera que finalmente se termine la ley de configuración del Centro Estatal de Salud Pública. Este centro tiene como fin “mejorar la gestión de las emergencias sanitarias”. Un hecho que respondería a la situación actual y venidera, pero que en realidad se lleva esperando más de una década. También se ha aprobado recientemente la Estrategia de Vigilancia en Salud Pública del Sistema Nacional de Salud. Según el borrador del documento, al que tuvo acceso este medios, uno de los objetivos del plan es que la salud pública tenga “un mayor peso en el sistema sanitario” y que se apliquen “nuevos paradigmas” y “políticas transversales” tras la experiencia de la pandemia del Covid-19. Pero todavía quedan muchas dudas y mucho por hacer en temas de Medicina Preventiva y Salud Pública.
Desde la Sociedad Madrileña de Medicina Preventiva (SMMP) recordaban recientemente la necesidad de que sean efectivas “todas las medidas dirigidas a promocionar la Salud Pública que se prometieron desde diversas instancias políticas en los momentos más duros de la pandemia; la cual ha puesto y continúa poniendo la evidencia muchas de las carencias de nuestro sistema sanitario". Y mientras llegan y se promocionan todas estas medidas los virus y las bacterias emergentes y re-emergentes no esperan.