Este domingo, 18 de diciembre, es el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple (EM), una fecha dedicada a concienciar sobre esta enfermedad neurodegenerativa y crónica que, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta a unas 55.000 personas en España.
Se trata de una enfermedad compleja, que puede llegar a afectar a la vida de quien la padece. Cada cinco minutos se produce un diagnóstico de EM a nivel global, una detección que, sin embargo, no es sencilla debido a la gran variedad de síntomas que presentan los pacientes. Los primeros síntomas de la EM suelen comenzar en personas de unos 25-30 años, principalmente en mujeres. Y como el nombre de esta enfermedad indica son múltiples: alteraciones visuales, trastornos de la marcha, falta de fuerza, alteraciones de la memoria o de la atención y fatiga. Tan únicos como cada persona, por algo es conocida por la enfermedad de las mil caras.
Por eso, es fundamental seguir investigando en la búsqueda de nuevos tratamientos que mejoren el día a día de los enfermos. A Teresa le diagnosticaron EM hace 13 años y ha podido ver como estos tratamientos han evolucionado a lo largo de estos años. “Cuando yo empecé solo había tres tratamientos para el principio de la enfermedad. En mi caso, el médico te presentaba los tres fármacos y tú lo escogías. Yo no sabía cual elegir. Entiendo que cualquiera de ellos en nuestra situación puede ser bueno, pero yo me guié por mi intuición y lo que me parecía más práctico y en ese momento cogí el interferón, pero luego el neurólogo me lo cambió porque sabía que para mí era mejor otro”.
"Si no se puede encontrar una cura, nos gustaría que por lo menos consiguiéramos un tratamiento que frenara la enfermedad para todos"
El fármaco en cuestión, era una inyección diaria que, para Teresa resultó bastante molesto. “Aunque son tratamientos que necesitan un periodo de adaptación que es bastante incómodo, durante ese proceso yo estuve durante tres meses con fiebre, luego me salían como bultos y rojeces en las zonas donde me lo inyectaba y para mí era bastante incómodo”.
Por suerte, ahora existe un amplio abanico de tratamientos orales que se han desarrollado durante estos años y que a este tipo de pacientes que no les gusta las inyecciones, les resulta “una gozada”. “Ahora estoy tomándome un tratamiento oral, pero si no me lo tomo, siento que tengo fatiga y sobre todo noto más el problema cognitivo que tengo. La cabeza me va muy lenta, me cuesta que me salga el vocabulario adecuada y también rescatar la memoria inmediata. Pero, al tomarme el tratamiento sí que me noto más ágil a la hora de hablar”.
Por eso, los pacientes reclaman seguir investigando para terminar con los diversos síntomas que presenta la enfermedad de las mil caras. Tal y como explica Teresa, “si no se puede encontrar una cura, nos gustaría que por lo menos consiguiéramos un tratamiento que frenara la enfermedad para todos”.
NUEVOS TRATAMIENTOS EN ESPAÑA
Este año en España se han de comercializado cinco tratamientos nuevos para la EM, de los cuales, tres son completamente nuevos. Uno de ellos se basa en anticuerpos monoclonales y que lleva en estudios desde el año 2013. “Tiene una eficacia muy alta y supone una gran ayuda para los pacientes porque no tiene prácticamente efectos secundarios”, explica la Dra. Celia Oreja-Guevara, Jefe de Sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. “Este tratamiento se inyecta una vez al mes a través de un dispositivo inteligente, por lo que se puede hacer solo en casa”, comenta.
“Luego han salido otros dos tratamientos que se parecen a uno que ya estaban, y son dos tratamientos orales que son una mejoría de uno que ya llevamos usando desde 2011 con los pacientes. La mejoría consiste en que tiene menos efectos secundarios: el paciente lo tolera mejor, no tiene problemas cardíacos, no tiene problemas pulmonares, no tiene que estar en el hospital de día el primer día y tiene también menos bajada de los linfocitos, por lo que tiene menos riesgo a las infecciones”.
"Cuando yo empecé solo había tres tratamientos para el principio de la enfermedad"
Los otros dos fármacos son una mejora de unos ya existentes. Según explica la neuróloga, “uno era un anticuerpo monoclonal, que fue el primero que salió en 2007 y esta mejoría se trata en que antes se inyectaba por vía intravenoso, y ahora se da la posibilidad de hacerlo subcutáneo. Con esto, a pesar de que el paciente tiene que seguir viniendo a ponérselo al hospital, en vez de estar dos horas esperando, con este en 10 minutos te puedes ir. Esto ha mejorado la comodidad del paciente y despeja los hospitales de día también”.
Por último, “hay un tratamiento oral que ya existía, pero lo ha mejorado evitando efectos secundarios en el estómago. Este tratamiento lo usamos mucho al principio de forma moderada y el problema que había es que a los pacientes les dolían mucho la barriga y no podían tomárselo sin comida y tenían que comerse un buen desayuno o una buena cena. Ahora los pacientes ya no tienen ninguna molestia”.