La escasez de oxígeno médico en África comienza a convertirse en una emergencia sanitaria

Desde el inicio de la pandemia el acceso a oxígeno de forma asequible se ha erigido como uno de los desafíos crecientes en los países de bajos y medianos ingresos.

Paciente recibiendo oxígeno (Foto. Freepik)
5 marzo 2021 | 17:45 h
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La pandemia supone una enorme presión en los sistemas sanitarios de todo el mundo. Desde el inicio de la misma el acceso asequible y sostenible al oxígeno de uso sanitario se ha convertido en un preocupante desafío en los países de bajos y medianos ingresos provocando un gran número de muertes evitables y el pago de altos costes económicos por parte de pacientes y familiares por su suministro.

El oxígeno médico es un medicamento esencial y, a pesar de ser vital para el tratamiento de los pacientes hospitalizados por Covid-19, su acceso en países de bajos y medianos ingresos es muy limitado debido a su alto coste, escasez de infraestructuras y problemas logísticos. Una combinación de factores sobre la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que se está traduciendo en una pérdida innecesaria de vidas.

Reconociendo la importancia del suministro de oxígeno sostenible, junto con productos terapéuticos como la dexametasona para el tratamiento de pacientes con Covid-19, Access to COVID Tools Accelerator Therapeutics (codirigido por Unitaid y Wellcome), ha comenzado a asumir un nuevo papel para coordinar un mayor suministro de oxígeno, en colaboración con la OMS. De esta forma se ha creado un Grupo de Trabajo de Emergencia de Oxígeno COVID-19.

Se estima que más de medio millón de personas de países con bajos y medianos ingresos necesitan actualmente 1,1 millones de cilindros de oxigeno cada día. Una situación que se complica por momentos ante los aumentos repentinos que se producen diariamente en al menos 25 países, la mayoría ubicados en el continente africano. Un suministro que se ha visto limitado por la pandemia debido al incremento de la demanda en todos los países del mundo.  

“Estamos ante una emergencia global que necesita una respuesta global, tanto por parte de las organizaciones internacionales como por parte de los donantes. Muchos de los países se abastecieron de oxígeno ante la llegada de la pandemia y ahora es más vital que nunca que nos unamos para aprovechar el trabajo ya realizado con un firme compromiso de ayuda para los países más afectados lo antes posible”, declara el doctor Philippe Duneton, director ejecutivo de Unitaid.

Se estima que más de medio millón de personas de países con bajos y medianos ingresos necesitan actualmente 1,1 millones de cilindros de oxigeno cada día

El grupo de trabajo ha determinado una necesidad de financiación inmediata de 90 millones de dólares para abordar los desafíos principales y suministrar oxígeno a una veintena de países entre los que se encuentran Malawi, Nigeria y Afganistán. El primer conjunto de países se ha identificado sobre la base de las evaluaciones coordinadas por el Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS con el fin de hacer coincidir las necesidades del país con el financiamiento potencial, por ejemplo, a través del Banco Mundial y el Foro Mundial. Unitaid y Wellcome harán una contribución inmediata de hasta 20 millones de dólares para dar respuesta a esta emergencia. A lo largo de las próximas semanas se medirán y calcularán los costes de las necesidades urgentes a corto plazo del resto de países. Las estimaciones apuntan a una necesidad de financiación durante los próximos 12 meses de 1.600 millones de dólares.

Mike Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias de la OMS, ha destacado que el oxígeno “salva vidas”, y “es imperativo avanzar más rápido para escalar de manera integral con soluciones integrales centradas en el paciente para mejorar los resultados clínicos”.

“Hemos logrado avances críticos en provisión de cuidados y tratamientos clínicos que salvan vidas de los pacientes con Covid-19 durante el último año. El impacto de la combinación de oxígeno y dexametasona para tratar a pacientes gravemente enfermos ha sido increíble. Pero el acceso global sigue siendo desigual. Necesitamos aumentar urgentemente el acceso al oxígeno médico para garantizar que todos los pacientes se beneficien independientemente de donde vivan y sus recursos económicos”, expresa Paul Schreier, director de Operaciones de Wellcome.

UN PROBLEMA ANTERIOR A LA PANDEMIA

La desigualdad en el acceso al oxígeno se ha descuidado desde mucho antes de la aparición de la actual pandemia. Esto se debe a que la mayor parte de la población que vive esta situación se concentra en países pobres. La Covid-19 ha catapultado este problema a las agendas globales como una amenaza inmediata. Pero cada año, alrededor de 4,2 millones de niños de países con bajos y medianos ingresos requieren hospitalización por hipoxemia relacionada con la neumonía.

“Tratar un solo caso de neumonía infantil con oxígeno en Nigeria puede costar entre 50 y 60 dólares y, muchas personas, son demasiado pobres para permitírselo”

Sin embargo, en algunas partes de África en las que la neumonía infantil es endémica, menos de uno de cada cinco niños reciben el oxígeno que necesitan lo que supone una irrevocable sentencia a muerte. La neumonía infantil es una de las principales causas de muerte en niños y se cobra cada año más de 800.000 vidas.

Muchas de estas vidas podrían salvarse. Una combinación de oxímetros de pulso (dispositivos sencillos y de bajo coste que miden los niveles de oxígeno en sangre), profesionales médicos y de enfermería capacitados y oxigenoterapia básica podría reducir a la mitad las tasas de mortalidad entre los niños hipoxémicos hospitalizados con neumonía.

Pero el acceso a oxígeno no solo reduciría los fallecimientos por neumonía. El oxígeno es un elemento vital en el tratamiento de la malaria, la sepsis y los problemas respiratorios neonatales, así como durante el parto.

En el caso de los países con bajos y medianos ingresos la situación es muy diferente. Los hospitales suelen comprar el oxígeno en cilindros de gas comprimido de bajo volumen que luego se transportan recorriendo, a menudo, grandes distancias. Los pequeños hospitales rurales de Kenia o Nigeria pueden pagar entre cinco y 10 veces más por cada litro de oxígeno que un hospital de Londres asevera Kevin Watkins, director ejecutivo de Save the Children para Reino Unido. Cuando la demanda aumenta, como ha sido el caso de la pandemia, los precios se elevan y los suministros que se destinaban a los hospitales rurales se desvían a los hospitales de las grandes ciudades.

Al carecer de financiación pública que permita proporcionar oxígeno de forma gratuita son los pacientes los que deben pagarlo. “Tratar un solo caso de neumonía infantil con oxígeno en Nigeria puede costar entre 50 y 60 dólares y, muchas personas, son demasiado pobres para permitírselo”, denuncia Watkins.

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