Ángela es enfermera y le encanta su trabajo, por eso no deja de formarse: un máster en cuidados y habilidades en salud mental, máster en violencia de género… Sin embargo, ahora mismo no puede ejercer porque tiene la incapacidad laboral. El porqué de esta incapacidad comenzó en primero de carrera, cuando estaba preparándose los exámenes. “En la primera convocatoria yo veía que me costaba mucho concentrarme y me costaba mucho estudiar. Al principio pensaba que era presión, pero hubo un día en el que no fui capaz de levantarme de la cama y mi madre me llevó al médico. En Atención Primaria me contaron lo que me estaba pasando y me diagnosticaron una depresión”.
“Me dieron cita con el psiquiatra y me dijo que había tardado bastante en ir. Al final yo fui cuando no podía más. Desde entonces he pasado por muchos diagnósticos diferentes. En 2019 tuve un brote psicótico y durante este tiempo he tenido varios intentos de suicidio.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a finales de 2022, relativos al año 2021, el número de muertes por suicidio sigue en aumento por tercer año consecutivo. Asimismo, los datos reflejan un aumento de un 1,6% del número de fallecimientos por suicidio en 2021, con respecto a 2020. En total, murieron por esta causa 4.003 personas (2.982 hombres y 1.021 mujeres).
Ángela no se rinde y sigue haciendo lo posible para recuperarse: “Sigo con terapia y con medicación"
Son cifras realmente alarmantes. Ángela lo intentó varias veces y aunque desde el diagnóstico de su depresión ha estado acudiendo al psiquiatra, la recuperación está siendo larga y complicada. “Con el brote psicótico oía una voz (mi voz) que me decía constantemente que me quitara la vida, exteriorizándose por un millón de autolesiones a veces difíciles de controlar, estaba como ‘poseída’”.
“Para acabar con eso me dieron terapia electrocompulsiva, una terapia antigua en la que te meten en quirófano varios días por semanas, bajo anestesia general, y que consiste en dar corrientes a través del cerebro para desencadenar una convulsión de manera intencionada, con el propósito de cambiar la neuroquímica cerebral y revertir algunos síntomas peligrosos de una enfermedad mental”, explica en un post de Instagram.
“No me hizo efecto y además tuve una amnesia de los dos años anteriores. Yo no recuerdo el confinamiento, no recuerdo la Covid-19, no he vivido Filomena… eso me ha hecho mucho daño, sigo arrastrando mucho dolor porque tengo un tiempo vacío que necesito rellenar y no sé cómo hacerlo”.
En la actualidad está diagnosticada de un trastorno depresivo mayor con carácter psicótico y ansiedad con pérdidas de memoria. Aunque las personas más cercanas aseguran que la van “viendo mejor”, ella se sigue notando “muy lenta” porque, además, hay ciertas circunstancias que no le permiten mejorar. Tal y como cuenta, “estoy teniendo una semana complicada porque se me acabó el paro, he tenido que poner en venta mi casa y me han dado la incapacidad, y esto último psicologicamente tiene un efecto malo en mí, porque si de por sí me cuesta salir adelante, te sientes inútil y encima tienes un papel que te lo ponga…”.
Aun así, ella no se rinde y sigue haciendo lo posible para recuperarse. “Sigo con terapia y con mucha medicación. Ahora mismo me están dando un tratamiento de ketamina por vía intravenosa. Voy dos días a la semana al hospital, me ingresan ese mismo día, me dan el tratamiento y luego me voy a casa”.
MÁS INVERSIÓN EN SALUD MENTAL
Según los datos de la Confederación de Salud Mental de España, el 12,5% de todos los problemas de salud está representado por los trastornos mentales, una cifra mayor a la del cáncer y los problemas cardiovasculares. En España el 6,7% de la población está afectada por la ansiedad, exactamente la misma cifra de personas con depresión y más de la mitad de personas con trastornos mental que necesitan tratamiento no lo reciben y, un porcentaje significativo no recibe el adecuado.
Como enfermera, Ángela lo ha visto en primera persona y lo ha vivido por ella misma, y deja claro que se necesita invertir más en salud mental. “Hay que dar dinero a la investigación y a los profesionales de la salud mental porque cada año va a peor. Cada año se suicidan más personas, cada vez hay más personas diagnosticadas de algún trastorno y la sanidad sigue siendo igual que hace 20 años. Los trastornos se están convirtiendo como si fueran un dolor de cabeza porque cada vez hay más gente afectada”.
"Los trastornos se están convirtiendo como si fueran un dolor de cabeza porque cada vez hay más gente afectada"
Instagram también le ayudó a darse cuenta de la gran necesidad que hay en salud mental. Se creó esta red social con la intención de dar visibilidad a este grupo de trastornos mentales, pero al principio publicaba algo y al minuto lo borraba porque se “arrepentía”. Pero luego, “te das cuenta de que hay mucha gente igual que tú”. “Cada vez hablo con más naturalidad porque veo a gente que le pasa lo mismo que yo y no te sientes un ‘un bicho raro’ porque te sientes identificados con ellos”, sigue contando.
Su cuenta de Instagram, @lacabezaencimadeloshombros, está repleta de fragmentos que han marcado su vida: cuándo le ha dado un ataque de ansiedad, cuando estaba ingresada en el hospital, cuando recibió la terapia electrocompulsiva o incluso de reflexiones propias que muchas veces desea compartir y recibir un feedback de otros usuarios. “Hay gente que está haciendo unas cosas que no sabías que existían y te pueden ayudar”, termina diciendo la enfermera.
El pasado mes de mayo se ponía en marcha el teléfono de atención para prevenir suicidios, el 024. El servicio, totalmente, gratuito y accesible desde todo el territorio nacional, está dirigido principalmente a aquellas personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida. También para familiares y allegados.