El SARS-CoV-2 no será el último virus que lleve a la humanidad a enfrentarse a una pandemia. Esta es una conclusión bastante extendida y aceptada dentro y fuera de la comunidad científica. Más si tenemos en cuenta las perspectivas de nuestro planeta como consecuencia del cambio climático. Un horizonte que ha sido definido de forma más nítida por un grupo de investigadores de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos) a través un reciente estudio cuyos resultados han sido publicados en Nature.
De acuerdo con estos, a medida que la temperatura media del planeta continúa incrementándose como consecuencia de la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero, los animales salvajes se verán obligados a abandonar sus hábitats y desplazarse hacia otras regiones en las que residan grandes poblaciones humanas. Una situación que plante un drástico aumento del riesgo del salto viral de enfermedades a los seres humanos y que podría desencadenar la próxima pandemia.
En las últimas décadas nuestra forma y hábitos de vida se han modificado sustancialmente. Los viajes, el comercio, la rápida urbanización, el acceso limitado a la atención médica en gran parte del mundo, el cambio climático o la degradación ambiental han creado las condiciones idóneas para que las epidemias prosperen y se expandan. La Covid-19, es el ejemplo más reciente de cómo un virus puede originar una pandemia que se ha cobrado millones de vidas y que ha golpeado a las sociedades y economías de todo el mundo.
La frecuencia y la escala de las enfermedades infecciosas emergentes (EID, por sus siglas en inglés) con potencial pandémico ha ido en aumento durante las últimas dos décadas. Tal y como hemos visto con la actual pandemia, estos eventos secundarios zoonóticos son una amenaza creciente para la salud pública a nivel global.
“A pesar de lo devastadora que ha sido la pandemia de Covid-19, los científicos esperaban algo así”, exponen desde GAVI: La Alianza para las Vacunas. “La conectividad global extrema ha significado que la próxima epidemia, a menudo, esté a solo un vuelo de distancia”. En 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) enumeró una serie de enfermedades infecciosas para las que no se cuenta con vacunas y los tratamientos, en caso de contar con alguno, son escasos. El objetivo de la OMS con la elaboración de esta lista fue precisamente poner el foco sobre el riesgo que estas enfermedades plantean en el contexto actual y dinamizar así la investigación sobre las mismas.
Dentro de esta lista figuraba la denominada como “Enfermedad X”, una enfermedad desconocida sobre la que la humanidad no habría tenido constancia ante y que causaría una pandemia. Poco más de un año después de la elaboración de este listado hemos sido testigos de cómo esa “Enfermedad X” ha sido la Covid-19. Hecho que refuerza la imperiosa necesidad de investigar estas enfermedades.
“La conectividad global extrema ha significado que la próxima epidemia, a menudo, esté a solo un vuelo de distancia”
Muchas de las enfermedades señaladas por la OMS, normalmente, existen en los animales. La probabilidad de brotes aumenta cuando estos animales y las personas entran en contacto estrecho con mayor frecuencia como, por ejemplo, por la invasión de su hábitat o desplazamiento de este y la cría y/o comercio de vida silvestre (como es el caso de los denominados como “mercados húmedos”).
A continuación analizamos las principales enfermedades con potencial pandémico señaladas por la OMS y GAVI:
- Ébola
Se trata de una enfermedad grave y, a menudo, mortal. Entre sus principales síntomas se encuentran fiebre, diarrea, vómitos y sangrado. Hasta la fecha, el brote de ébola que se produjo en África occidental en 2014 ha sido la epidemia viral hemorrágica más grande de la historia. La cifra oficial de casos ascendió a 28.616 con 11.310 muertes.
El ébola necesita de un contacto humano cercano para propagarse ya que se transmite por el contacto con fluidos corporales, lo que sitúa en un elevado riesgo a los familiares que cuidan de los enfermos y a los profesionales sanitarios. Los expertos consideran que las infecciones altamente letales como el ébola que cuentan con periodos de incubación cortos, tienen menos probabilidades de causar pandemias.
- Enfermedad por el virus de Marburgo (EVM)
Anteriormente denominada Fiebre hemorrágica de Marburgo. Se trata de un virus que causa una fiebre hemorrágica vírica de gran gravedad en los seres humanos, con una tasa media de letalidad que puede alcanzar el 88%, aunque puede reducirse a alrededor del 50% si se trata correctamente a los pacientes. El virus pertenece a la misma familia que el virus del ébola, por lo que su sintomatología y mecanismos de contagio son muy similares.
El último gran brote identificado tuvo lugar en Uganda en 2017 con tres casos que acabaron falleciendo. En 2005 Angola registró más de 200 infecciones con una mortalidad del 90%.
Se considera que el huésped natural del virus de Marburgo es el murciélago de la fruta (Rousettus aegyptiacus, familia Pteropodidae). El virus se transmite de estos murciélagos al ser humano y se propaga entre estos directamente.
- Fiebre de Lassa
Es una fiebre hemorrágica causada por el virus Lassa, perteneciente a la familia Arenaviridae. Se transmite a los humanos a través del contacto con Mastomys natalensis (rata común africana) u objetos domésticos que resulten ser contaminados por los excrementos de Mastomys natalensis (zoonosis).
La Fiebre de Lassa daña los órganos y rompe los vasos sanguíneos. Una de cada cinco personas afectadas tiene una enfermedad grave que afecta al hígado, el bazo o los riñones, y puede provocar la pérdida de audición a largo plazo.
Mientras que el ébola y la enfermedad por el virus de Marburgo provocan botes esporádicos, la fiebre de Lassa causa de forma regular brotes prolongados en varios países de África occidental, acabando con la vida de entre el uno y el 15% de los infectados. Las estimaciones de GAVI apuntan a que se podrían producir entre 100.000 y 300.000 infecciones anuales con más de 5.000 fallecidos.
- Coronavirus
El SARS-CoV-2 no es el primer coronavirus al que la humanidad tiene que hacer frente. Los coronavirus pertenecen a la subfamilia Orthocoronavirinae, dentro de la familia Coronaviridae (orden Nidovirales). Esta subfamilia comprende cuatro géneros: Alphacoronavirus, Betacoronavirus, Gammacoronavirus y Deltacoronavirus de acuerdo a su estructura genética.
Los alfacoronavirus y betacoronavirus infectan solo a mamíferos y normalmente son responsables de infecciones respiratorias en humanos y gastroenteritis en animales. Hasta la aparición del SARS-CoV-2, se habían descrito seis coronavirus en seres humanos (HCoV-NL63, HCoV-229E, HCoV-OC43 y HKU1).
Cada vez cobra más fuerza el concepto One Health. Un solo enfoque para la salud humana, animal y el medio ambiente ya que la prevención y preparación ante futuras crisis sanitarias debe considerarse sobre la base de la salud de los ecosistemas
El MERS-CoV es uno de los tres coronavirus que han supuesto una importante amenaza para la salud global en las últimas dos décadas. Desde que se identificaron los primeros casos en Arabia Saudita en 2012, los brotes esporádicos de esta enfermedad respiratoria han provocado más de 2.500 casos y 866 muertes.
El SARS provocó una pandemia en 2003 con más de 8.270 infecciones y 775 fallecidos en 37 países. Unas cifras que parecen nimias en comparación con la crisis sanitaria causada por el SARS-CoV-2.
Los expertos no descartan que estos dos coronavirus puedan provocar nuevos brotes o epidemias. Tampoco se desestima la posibilidad del surgimiento de nuevos coronavirus como ha sucedido con el SARS-CoV-2.
- Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo
Se trata de una antropozoonosis provocada por un virus del género Nairovirus, perteneciente a la familia Bunyavididae. Una enfermedad vírica, emergente en Europa occidental, que se transmite mediante la picadura de una garrapata infectada, aunque la infección también puede producirse por contacto con animales infectados recientemente sacrificados. Se cuenta con una reducida evidencia científica sobre la transmisión entre personas a través de la exposición a fluidos corporales de personas infectadas.
Los síntomas iniciales son muy similares a los de la gripe. En ocasiones se manifiesta con una ligera sensibilidad o rigidez en el cuello que puede confundirse con el sarampión. Después de estos primeros síntomas la persona infectada comienza a sufrir una hemorragia grave e incontrolable.
- Fiebre del Valle del Rift
Hablamos de una enfermedad transmitida por mosquitos que afecta principalmente a los animales, pero las personas pueden infectarse cuando entran en contacto con los fluidos corporales, como la sangre o la leche, de animales infectados. También pueden infectarse a través de las picaduras de mosquitos. Hasta el momento no se ha documentado transmisión de persona a persona.
Varios países africanos han reportado brotes desde hace décadas y, desde el año 2000, se han comunicado brotes en Oriente Medio. Los casos leves pueden presentar síntomas como la fiebre o los dolores musculares, pero los más graves pueden sufrir ceguera, sangrado incontrolable e inflamación del cerebro.
- Zika
Este virus produce, por norma general, una enfermedad leve con síntomas como dolor muscular, fiebre y sarpullido. Entre 2015 y 2016 causó una alarma global tras detectarse defectos congénitos y mayor riesgo de aborto en mujeres embarazadas infectadas. En este periodo se detectaron más de medio millón de casos que causaron 18 muertes y 3.700 bebés nacidos con defectos de nacimiento.
El virus del zika es transmitido por los mosquitos Aedes, responsables también de la transmisión de otras enfermedades como el dengue y la chikungunya.
- Enfermedad X
La próxima pandemia también podría estar provocada por una enfermedad que aún desconocemos, como ha sucedido con el SARS-CoV-2.
La premisa general aceptada es que el mundo tendrá que afrontar más pandemia y, se espera, que las consecuencias del cambio climático jueguen un papel crucial ya que nuestras acciones están generando el caldo de cultivo perfecto. Y es que el cambio climático se erige ya como uno de los principales factores de riesgo para la aparición de nuevas enfermedades.
Razón por la que cada vez cobra más fuerza el concepto One Health. Un solo enfoque para la salud humana, animal y el medio ambiente ya que la prevención y preparación ante futuras crisis sanitarias debe considerarse sobre la base de la salud de los ecosistemas y no únicamente desde el punto de vista de la salud humana.