Enfermedad mental y estigmatización: el miedo a medicarse, el peor "efecto secundario"

Las enfermedades mentales son una de las condiciones de salud más estigmatizadas. Esto, junto a los mitos que rodean a la medicación psicofarmacológica hace que el paciente se replantee tomarla, algo que retrasa su recuperación.

La enfermedad mental y la estigmatización: falsos mitos de la medicación
La enfermedad mental y la estigmatización: falsos mitos de la medicación
Blanca Mas
28 junio 2022 | 00:00 h

Los psicofármacos existen desde hace más de medio siglo y a pesar de haber demostrado ser medicamentos sumamente seguros y confiables, en la actualidad existe un cierto rechazo hacia su uso.

Frases como “no me quiero drogar”, “yo no estoy loco para tomar medicamentos", “no quiero depender de unas pastillas” o “una pastilla no resolverá mi problema”, son comunes entre aquellas personas que tienen temor a tomarlas por desconocimiento real a la psicofarmacología. Por falsas creencias o mitos suelen no aceptar la ayuda farmacológica, lo cual retrasa o empeora su patología

Hoy en día, los médicos disponen de un amplio abanico terapéutico, donde existe una amplia gama de psicofármacos que permiten, gracias a la variedad de sus mecanismos de acción, aplicar tratamientos que se ajusten lo más posible a las características, sintomatología y evolución del paciente.

"El tamaño del efecto de los fármacos que se utilizan para el tratamiento de trastornos mentales es igual que el tamaño de efectos de los fármacos más utilizados en el resto de a medicina"

"El avance en la psicofarmacología en los tratamientos psicofarmacológicos en los trastornos mentales ha experimentado un desarrollo a la par que el resto de la medicina. De echo, hay estudios y análisis publicados que demuestran que el tamaño del efecto de los fármacos que se utilizan para el tratamiento de trastornos mentales es igual que el tamaño de efectos de los fármacos más utilizados en el resto de la medicina", comenta el Dr. Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental y jefe de Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

El objetivo de la psicofarmacología es aportar una técnica más en el tratamiento de los trastornos mentales para proporcionar al paciente el mejor estado posible con el que progresar hacia su completo restablecimiento. En este sentido, los tratamientos farmacológicos son eficaces en disminuir la intensidad y duración de los síntomas, posibilitan las terapias psicológicas en casos en que la activación mental es excesiva y regulan temporalmente los procesos neurobiológicos cerebrales implicados.

MITOS DE LOS PSICOFÁRMACOS

Ante todo esto, el Dr. Celso comenta que siempre suele tener algún paciente que se muestra reticente a la hora de tomar psicofármacos por los diversos estigmas que existen sobre ellos. En algunos casos, suelen hasta negar su enfermedad mental: "El mecanismo de negación es muy frecuente y es un problema muy grande y que juega en nuestra contra. Los pacientes más adultos vienen diciendo que si tienen algún problema de este tipo es por cosas de la edad. Esa negativa lo que hace es retrasar nuestra intervención. En edad temprana, suele pasar mucho en los trastornos de conducta alimentaria, en la depresión y los trastornos de ansiedad".

Otro de los temores con los que acuden los pacientes a consulta es que creen que generan adicción. El riesgo de dependencia de ciertos psicofármacos no tiene tanto que ver con su estructura química en sí, sino con conductas como la automedicación y el uso no supervisado. Un adecuado seguimiento profesional es la mejor garantía para excluir la dependencia. En esta línea, el especialista señala que no hay ningún fármaco a nivel general que no tenga efectos secundarios, pero aclara que se trata de medicamentos prescritos en tratamientos controlados y que han pasado por un muy exhaustivo periodo de evaluación por parte de agencias reguladoras y antes por los ensayos clínicos.

"Aunque hay enfermedades que requieren tomar medicación de por vida, como pasa con la esquizofrenia, la inmensa mayoria son psicofármacos que uno puede dejar de golpe y no le pasa absolutamente nada y tampoco tiene síndrome de abstinencia".

"La gente tiene que saber que los psicofarmacos no son distintos al resto de la farmacopea y que son herramientas de tratamiento muy útiles"

Por otro lado, algo que también suelen creer los pacientes es que generan graves efectos adversos. Admitiendo que aún no se inventó ningún medicamento libre de efectos secundarios, cabe insistir en que los psicofármacos se encuentran dentro de un grupo de drogas razonablemente seguras. Más aun, los modernos psicofármacos han demostrado una alta eficacia y mínimos efectos adversos, comparables a los de cualquier otro medicamento. Un prudente seguimiento profesional es el mejor recurso para minimizar o eliminar potenciales efectos adversos.

¿CÓMO ACABAMOS CON LA ESTIGMATIZACIÓN?

Según la Confederación de Salud Mental de España450 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por un problema de salud mental que dificulta gravemente su vida y entre el 35% y el 50% no reciben ningún tratamiento, algo que en parte se debe a la estigmatización que existe sobre estos medicamentos.

Así, cuando una persona percibe con temor el fármaco por una falsa creencia, dificulta su toma y, como consecuencia, genera una involución del trastorno con exacerbaciones o recaídas que, a su vez, incrementan el estigma, provocando así el referido círculo vicioso de la estigmatización.

Los médicos disponen de un amplio abanico terapéutico, donde existe una amplia gama de psicofármacos que permite aplicar tratamientos que se ajusten lo más posible a las características, sintomatología y evolución del paciente

Ante este escenario, el director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental se muestra partidario de "hablar de ello". "La gente tiene que saber que los psicofarmacos no son distintos al resto de la farmacopea y que son herramientas de tratamiento muy útiles siempre que sea necesario, cuando se han agotado otras vías terapéuticas, o en el balance de riesgos y beneficios, cuando la balanza se decanta claramente por los beneficios".

"Cuando un paciente no quiere tomarse un psicofármaco, yo pongo siempre el mismo ejemplo: cuando nos duele la cabeza, nos tomamo un ibuprofeno. Pues en este caso, cuando el síntoma es estar triste o irritable, debes de tomarte ese psicofármaco. Deben saber que existen tratamientos que no generan ningún tipo de dependencia ni intoleranica y se puede utilizar en la mayor parte de los casos de forma temporal para mejorar la calidad de vida en las personas".

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