Complejidad y desconocimiento en la enfermedad de Ménière: "Su causa es un enigma"

El desconocimiento de las causas de la enfermedad de Ménière, las secuelas que puede provocar o la dificultad diagnóstica son algunas cuestiones que el otorrinolaringólogo Emilio Domínguez aborda en ConSalud.es

Desconocimiento y la dificultad diagnóstica de la enfermedad de Ménière (Foto. Freepik)
13 mayo 2024 | 19:30 h
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El vértigo es una sensación desagradable e incapacitante que repercute en el bienestar y la calidad de vida de los pacientes. Se trata de una condición que ya de por sí es molesta pero que, unida a la aparición de síntomas auditivos, puede llegar a ser una situación muy difícil de sobrellevar. Este es el día a día de los pacientes de la enfermedad de Ménière.

La enfermedad de Ménière es una patología del oído interno que se caracteriza por mareos o vértigos y pérdida auditiva. “Esto significa que, junto con esa sensación de vértigo, el paciente nota que su audición cambia o siente presión o ruidos en alguno de los dos oídos”, explica para ConSalud.esEmilio Domínguez Durán, otorrinolaringólogo y miembro de la Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología.

“Hay personas en las que la enfermedad no se comporta de forma muy agresiva y tienen relativamente pocas crisis al cabo del año, mientras que otras pueden presentar varias crisis semanales”

La enfermedad de Ménière tiene unos síntomas muy heterogéneos. “Hay personas en las que la enfermedad no se comporta de forma muy agresiva y tienen relativamente pocas crisis al cabo del año, mientras que otras pueden presentar varias crisis semanales”. Esto afecta a la calidad de vida, porque las personas pierden la audición, generalmente de un oído (aunque puede ocurrir en los dos). “A esto se le añade que la persona tiene unos vértigos que le incapacitan completamente. Además, no los puede predecir, por lo que pueden ocurrirle en cualquier momento”.

También puede presentar graves complicaciones a largo plazo. En este sentido, con el paso de las crisis, se va generando pérdida de audición. “Los vértigos de repetición que genera la enfermedad van acompañados de síntomas auditivos fluctuantes. Esto hace que la audición cambie y vaya empeorando. Cuando la enfermedad deja de provocar crisis vertiginosas, el paciente tiene como secuela la pérdida auditiva”.

Por otro lado, las personas pueden acabar experimentando también acúfenos o presión muy desagradable en el oído. A todo ello hay que sumar las secuelas psicológicas, derivadas de la dificultad de prever crisis vertiginosas. En esos casos, las personas pueden dejar de hacer actividades cotidianas o placenteras por miedo, e incluso puede repercutir en su vida laboral. Cuando la audición se estabiliza, los pacientes pueden ser candidatos a audioprótesis o implantes cocleares que les permiten mejorar la audición.

A pesar de todo esto, se trata de una patología que aún presenta muchos aspectos desconocidos. Uno de ellos es la causa de la enfermedad. Los expertos consideran que puede producirse por la asociación de muchos genes, aunque no está claro el gen exacto que la causa. A su vez, la patología está asociada a determinados desencadenantes ambientales pero, nuevamente, ninguno está claro del todo. “Hay relaciones de la enfermedad con procesos alérgicos, cefaleas migrañosas o agregación familiar, pero a día de hoy, el por qué una persona tiene la enfermedad es un enigma”.

"A día de hoy, el por qué una persona tiene la enfermedad es un enigma”

Otro de los aspectos que tampoco está demasiado claro de la enfermedad es su prevalencia, debido a que en los últimos años se han descrito varias enfermedades con estas características. Aún así, se estima que oscila entre 43 y 513 casos por cada 100.000 habitantes.

Normalmente, la enfermedad ocurre a lo largo de la tercera y cuarta década de vida, y muy rara vez sucede en pacientes pediátricos. En personas de más de 60 o 70 años que presenten síntomas de la enfermedad, según el experto, hay que ser cauto y pensar en diagnósticos alternativos. A su vez, es más frecuente en mujeres que en varones, pero tampoco mucho más: el predominio en mujeres se sitúa en el 65%.

EL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO, COMPLICADOS

El diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Ménière son también asuntos complejos. “El diagnóstico es un proceso complicado, porque la persona presenta síntomas difíciles de describir. Es muy complicado para la persona saber exactamente si durante una crisis de vértigo lo que siente es una fluctuación en la audición, ruido o presión. Además, los síntomas son bastante inespecíficos”, continúa el doctor.

Por ejemplo, la migraña vestibular también puede causar vértigos con síntomas auditivos asociados. “El diagnóstico es complicado también porque no tenemos ninguna prueba definitiva que asegure que una persona tiene enfermedad de Ménière. Por ello, nos tenemos que basar exclusivamente en los síntomas que nos cuenta el paciente y en pruebas como la medición de la audición, audiometría o pruebas de imagen, de equilibrio o de función vestibular”.

Sin embargo, ninguna de estas pruebas tiene unos resultados específicos que permitan asegurar que una persona tiene esta patología o cualquier otra. El doctor Emilio Domínguez Durán señala que, durante el seguimiento, es posible que alguno de los supuestos pacientes de enfermedad de Ménière descubra que tiene otra patología y viceversa.

“En los últimos años, se ha comenzado a aplicar medicación intratimpánica, que consiste en poner una inyección dentro del oído, pinchando el tímpano"

En lo referente a los tratamientos, aunque existen muchos, se han observado dificultades para demostrar su efectividad en grandes grupos poblacionales en comparación con placebo. “Al paciente se le recomiendan determinadas medidas de cuidados en el día a día, siendo la dieta baja en sal la principal recomendación”.

También pueden emplearse tratamientos farmacológicos. “En los últimos años, se ha comenzado a aplicar medicación intratimpánica, que consiste en poner una inyección dentro del oído, pinchando el tímpano. La inyección lleva corticoides o un antibiótico que genera toxicidad sobre el oído, de forma que la función del oído disminuye y las crisis vertiginosas son menos intensas”, concluye el experto.

El desconocimiento y la incertidumbre, sin embargo, no han impedido que los profesionales estén familiarizados con la enfermedad. En la actualidad, la mayoría de hospitales tienen unidades de otorrinolaringología que atienden a estos pacientes. Además, las personas pueden informarse sobre su patología acudiendo a asociaciones de pacientes, como la Asociación Síndrome de Ménière España (ASMES).

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