Estamos acostumbrados a ver mujeres que se quedan embarazadas y cuentan su experiencia como un momento especial y maravilloso: ves el pequeño cuerpo en ecografías, notas la primera patadita, eliges la ropa y las cosas para la habitación, das a luz, le tienes en brazos… Quedarse embarazadas es un momento importante para la mujer, pero “existe el falso mito de que es un período de bienestar emocional en el que los trastornos mentales mejoran”, explica a Consalud.es Concepción Chinchilla, psiquiatra del programa de Salud Mental Perinatal del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
Con la pandemia, la salud mental de la población general empeoró. El estrés, la incertidumbre, las restricciones aumentaron los casos de depresión (un 18,7% de la población), ansiedad (21,6%) y empeoraron la existencia de problemas psiquiátricos como las fobias o los trastornos obsesivos compulsivos (TOC). Este aumento de patologías de salud mental se dio especialmente en las mujeres embarazadas.
Según un estudio publicados por el Hospital Universitario Vall d’Hebron, un 38% de las embarazadas tenía síntomas de depresión y un 59% de ansiedad. “La pandemia ha supuesto una situación altamente estresante, por un lado, el miedo al contagio, a cómo la Covid podría afectar al bebé, el temor a que ellas se pudieran enfermar y a la posibilidad de tener un parto prematuro”, señala Laura Álvarez-Cienfuegos, psicóloga clínica del programa de Salud Mental Perinatal del Gregorio Marañón.
En torno al 20% de las mujeres tiene algún trastorno psiquiátrico durante el embarazo y/o el postparto
El embarazo es un momento en el que los trastornos mentales empeoran o incluso aparecen. Independientemente de estos dos años de pandemia, según recoge Chinchilla, en torno al 20% de las mujeres tiene algún trastorno psiquiátrico durante el embarazo y/o el postparto y una de cada 10 sufre depresión postparto.
De hecho el postparto es uno de los peores momentos durante la gestación para la salud mental. “Las tasas de recaída de algunos trastornos psiquiátricos en el postparto, sobre todo si no hay un tratamiento y seguimiento adecuados, son muy elevadas”, indica Concepción Chinchilla. La depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental son las complicaciones más comunes del embarazo, por delante de la diabetes o la hipertensión.
DIFERENTES FACTORES IMPLICADOS
Los problemas de salud mental pueden aparecer a raíz del temor y las preocupaciones en personas con predisposición genética o que ya habían sufrido depresión o ansiedad con anterioridad. “En algunos casos se trata de personas con historia previa de estos trastornos que se descompensan con el embarazo o bien que mantienen la sintomatología preexistente durante el mismo”,manifiesta a este medio la jefa del Servicio de Psiquiatría y directora del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos, Blanca Reneses. Otras veces, como los casos de la depresión postparto, es la primera vez que estas mujeres sufren un episodio así.
“Hay muchos factores que pueden relacionarse con la presencia de ansiedad y clínica depresiva de las mujeres durante el embarazo”, puntualiza Laura Álvarez-Cienfuegos. Algunos de estos factores son: diagnóstico complejo prenatal, historia de pérdidas previas, escaso apoyo familiar o mala relación con la pareja, problemas económicos, amenaza de parto prematuro, etcétera.
IMPACTO DURANTE LA GESTACIÓN
La ansiedad continuada o la depresión que pueden sufrir las mujeres embarazadas suponen un factor de riesgo para el proceso de la gestación. La ansiedad “se ha relacionado con un aumento de sangrado gestacional y de amenaza de parto prematuro”, indica Álvarez-Cienfuegos.
“Los trastornos depresivos y/o de ansiedad durante el embarazo deben tratarse y tenerlos en consideración siempre”, indica Blanca Reneses
La depresión puede relacionarse con un menor peso en el bebé al nacer, así como repercutir en el bienestar de la madre, "en su calidad de vida y en su funcionamiento en todos los aspectos de su vida (madre, pareja, trabajadora, hija…) y en su capacidad de cuidarse, cuidar su embarazo y cuidar a los otros”, aporta Concepción Chinchilla. Y el estrés materno “se asocia a peores resultados obstétricos y neonatales”, añade Chinchilla.
Además, los niveles elevados de ansiedad o depresión afectan a la forma en la que madre y bebé se relacionan cuando este nade. “Presentar una depresión o clínica ansiosa invalidante puede dificultar la capacidad de sintonizar con las necesidades de los bebés y responder suficientemente bien”, señala Laura Álvarez-Cienfuegos. “Aunque en muchos casos, madres con depresión o ansiedad, cuando están con sus bebés, consiguen conectar con ellos y responder a sus necesidades de manera óptima a pesar de su sufrimiento”.
La oxitocina, la hormona de la vinculación, indica la experta, permite a las madres conectar con sus bebés incluso en los casos de depresión postparto. “Este es un estado que se mantiene en el tiempo, caracterizado por tristeza y/o pérdida de interés durante la mayor parte del día, durante más de 15 días, acompañada de alteraciones en el sueño y el apetito, sentimientos de culpa, dificultades de concentración, ideas de muerte y afectación del funcionamiento”, explica Chinchilla pare diferenciarlo del estado transitorio de tristeza que sufren el 70% de las mujeres los primeros días de nacer el bebé debido a los cambios biológicos que se presentan.
CÓMO TRATAR LA DEPRESIÓN Y ANSIEDAD
Durante este periodo tratar estos problemas de salud mental no es sencillo, pero es posible y se ha de hacer. “Los trastornos depresivos y/o de ansiedad durante el embarazo deben tratarse y tenerlos en consideración siempre”, indica Blanca Reneses. “Indicamos un tratamiento psicoterapéutico concomitante o no con el farmacológico, según los casos”, continúa.
Sobre las terapias psicológicas, Laura Álvarez-Cienfuegos señala que el embarazo “ofrece una oportunidad única para abordar los aspectos emocionales”. Recuerda: “Como dice Monique Bydlowslu, psiquiatra perinatal que trabaja en Francia, durante el embarazo se produce una mayor sensibilidad emocional y hay más posibilidad de que conflictos del pasado resurjan, es lo que llama transparencia psíquica, y, por tanto, se abre una puerta para poder resolverlos”.
En cuanto a la terapia farmacológica, existe la falsa creencia de que todos los psicofármacos son teratógenos (producen malformaciones), sin embargo hay fármacos no teratógenos o cuyo riesgo absoluto es asumible, tanto en la gestación como durante la lactancia para tratar la ansiedad. “Son decisiones complejas que deben tomarse de forma reflexiva y consensuada con la mujer e, idealmente, con su pareja, valorando los riesgos que supone el tratamiento farmacológico, pero también los riesgos que conlleva, para la mujer y para su bebé, la depresión no tratada”, indica Concepción Chinchilla.