“No tenía problemas digestivos. Una vez al año me ponía mala, pero los médicos lo veían hasta normal. Es cierto que tenía anemia, tripa hinchada y dermatitis”. Cristina Benítez no pensaba que tuviera ningún problema y en agosto de 2020 dejó los anticonceptivos, quería ser madre. “En noviembre me quedé embarazada, pero a las 6-7 semanas tuve un aborto”. No le dieron importancia, se estima que entre un 10 y 25% de los embarazos resultan en un aborto en nuestro país. Lo volvió a intentar, y lo volvió a perder. Así hasta cinco veces. Le habían diagnosticado trombofilia y se la habían tratado, le habían realizado biopsias de útero, pruebas a su pareja, pero los niños no superaban el primer trimestre. “El último era más pequeño de lo que debería y su corazón iba lento, hasta que dejó de latir”. En octubre de 2021 acabaron en la consulta de un inmunólogo que le hizo más pruebas y encontró que tenía celiaquía.
La enfermedad celiaca es una patología autoinmune. Según datos de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE), en España hay 450.000 personas afectadas, pero el 70% no está diagnosticado, en muchos casos por una falta de sospecha clínica. Sin una dieta correcta, la mucosa del intestino se daña, dificultando la absorción de los nutrientes, produciendo anemia u osteoporosis prematura. “Secundariamente a una mala absorción se produce una desnutrición que puede ser evidente o una desnutrición leve o poco evidente y que puede afectar al embarazo”, explica el Dr. Federico Argüelles, responsable del Comité de Relaciones Institucionales de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), a Consalud.es.
Verónica Gómez: "El primero lo perdí a los tres meses, no tenía que venir. Pero si lo hubiera sabido antes me hubiera evitado mucho sufrimiento”
“La atrofia intestinal que provoca la celiaquía causa una mala absorción de zinc, ácido úrico y vitaminas. Los niños tienen menos peso de lo que deberían mientras se desarrollan y pueden no tener suficiente aporte nutritivo para seguir desarrollando. Además, los anticuerpo podrían provocar alteración del tejido conectivo”, explica Servando Cros, matrón en el Hospital Puerta del Mar, quien durante su residencia montó una sesión clínica sobre la infertilidad y la enfermedad celiaca.
Cristina Benítez había buceado por internet buscando información que explicara su caso. Sin embargo, cuando el doctor le empezó a hacer preguntas sobre problemas digestivos y a decirle que parecía que era celiaca antes de confirmarse las pruebas pensó: “¿De qué me sirve?, yo quiero saber por qué tengo abortos”, cuenta. Isabel Acerca tampoco sabía lo que impedía que su hija a la semana 28 de embarazo tuviera un tamaño reducido. “Perdía peso pero nadie me sabía decir la razón. Nació ochomesina, con un peso de sietemesina y con hipoglucemia”, recuerda. Todo fue bien hasta que cuando empezaron con la alimentación complementaria introdujeron el gluten y comenzó a no crecer, no caminaba con agilidad y se quejaba de dolor de piernas. “Le diagnosticaron celiaquía y luego me confirmaron que yo también. De pequeña tenía problemas digestivos, me desmayaba, perdía el conocimiento y me diagnosticaron gastritis crónica. También tenía migrañas y artrosis”. Antes de que llegara el diagnóstico se había quedado embarazada, tuvo la pérdida a las 11 semanas.
Verónica Gómez, ahora presidenta de la Asociación de Celiacos de Cádiz, tuvo un aborto antes de su primer embarazo. Durante este último, estuvo vomitando todo el tiempo, “y después de parir seguía vomitando”. Tenía que ir al hospital todos los días a por suero, cuando le diagnosticaron celiaquía tenía el intestino atrofiado, cinco úlceras digestivas y gastritis crónica. “El primero lo perdí a los tres meses, no tenía que venir. Pero si lo hubiera sabido antes me hubiera evitado mucho sufrimiento”.
EMBARAZO CON DIETA SIN GLUTEN
Una vez eliminado el gluten, explica el Dr. Argüelles, “la tasa de fertilidad se iguala a la del resto de población y los embarazos se suceden con normalidad”. Rocío Jiménez fue diagnosticada con 25 años, todo un alivio tras pasar años con anemias, infrapeso y con idas al baño descontroladas. Lo había normalizado, pero cuando retiró el gluten de su dieta se dio cuenta de que no era normal. Su calidad de vida cambió y no tenía anemia. Siguió a rajatabla la dieta y tuvo dos embarazos “buenísimos”. “No me informaron sobre los problemas de fertilidad que podría tener, pero los he conocido después. Una amiga cercana tuvo muchos abortos y en el embarazó acabo en UCI por tomar gluten”.
Silvia Menéndez también estaba diagnosticada de antes, con 14 años, porque no engordaba, tenía anemia, se le caía mucho el pelo y tenía cambios de humor. “Ahora tengo 35 años y cumplo la dieta a rajatabla”, y con más cuidado cuando se quedó embarazada durante el confinamiento. Su hijo ahora tiene 20 meses, "sabía que si no se hubiera cuidado podría haber tenido un aborto, pero no había recibido esa información".
Cristina Benítez, tras cinco abortos, consiguió quedarse embarazada a principios de 2022 y en octubre nació Mario, “un milagro para mí”. Isabel Acerca, tras el nacimiento de su hija y el aborto posterior, tuvo otro embarazo sin problemas. “Ha existido desconocimiento, aunque cada vez hay más información y se va implementando en los protocolos de fecundación. El ginecólogo tiene que pensar en la enfermedad celiaca, y las pacientes que tienen abortos acudir al médico”, señala el Dr. Argüelles. “Es importante que se conozcan los protocolos para embarazo y para celiaquía, que se hagan las pruebas a los familiares y se eviten los riesgos que pueden pasar una madre y su bebé por la enfermedad celiaca”, concluye Verónica Gómez.