Compartir conocimiento y debatir sobre el manejo de las enfermedades hepáticas, así como impulsar la investigación y la innovación científica en este ámbito son aspectos clave para lograr que nuestro país sea uno de los primeros en el mundo en conseguir eliminar la hepatitis C.
Esta es una de las principales conclusiones a las que se ha llegado durante la celebración de la jornada “Innovación en la atención de los pacientes con hepatitis C dentro del muro de prisiones”. Una reunión organizada por GEHEP (Grupo de Estudio de Hepatitis Víricas) y SESP (Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria), con el apoyo de Gilead, en la que se ha analizado a fondo y compartido la situación actual en las prisiones españolas, así como definido los retos de cara a la eliminación de este virus en España.
Cuando un interno de nuevo ingreso entra en un centro penitenciario con hepatitis C, lo más importante es curar el virus para que no progrese su hepatopatía y no haya contagios secundarios.
Así lo ha indicado el doctor Miguel García Del Toro, del Hospital General Universitario de Valencia y presidente de GEHEP, “ya que no se puede hacer asistencia presencial en estos momentos, lo importante es insistir en hacer screening del virus de la hepatitis B, la hepatitis C y el VIH a todos los internos que ingresan y trabajar conjuntamente los médicos y la enfermería. Los internos son muy agradecidos, cuando se les diagnostica el virus C quieren aprovechar la estancia en el centro para curarse la hepatitis. El muro de prisiones es el momento ideal para tratar esta patología”.
Por su parte, el doctor José Joaquín Antón, del Centro Penitenciario Albolote de Granada y presidente de SESP, ha explicado que “los principales retos de la hepatitis C a los que nos enfrentamos en estos momentos dentro del muro de prisiones son conseguir diagnosticar a todos los reclusos haciéndoles el estudio lo más rápido posible y poder iniciar así los tratamientos de forma temprana”. El objetivo de eliminar la hepatitis C es alcanzable y factible, “si eliminamos la hepatitis C ayudamos a la salud pública y más en estos momentos en los que los hospitales están desbordados, quitaríamos presión asistencial”, ha añadido el doctor Antón.
Sin duda, la pandemia por Covid-19 ha impactado en la práctica clínica diaria de los centros penitenciarios y ha provocado una modificación en los circuitos de manejo y atención de los pacientes con otras patologías como la hepatitis C. En marzo se paralizó toda la actividad y se dio prioridad al SARS-CoV-2 por lo que disminuyeron de forma notable los nuevos diagnósticos del virus C.
De hecho, las prisiones han sido uno de los lugares en los que más cuidado se ha tenido a lo largo de la pandemia para evitar contagios. Según el doctor García, “si hay un positivo entre los internos se podría expandir el virus rápidamente y producir un gran brote. En la cárcel de Picassent de Valencia, donde hay 2.100 reclusos, hacemos todas las semanas una reunión del comité de salud pública del hospital y del centro penitenciario e incluso hemos hecho comités mixtos con la Unidad Militar de Emergencias (UME) para que, en caso de que hubiera un brote importante, se montara un hospital de campaña en uno de los dos patios de los que disponemos”.
“Si eliminamos la hepatitis C ayudamos a la salud pública y más en estos momentos en los que los hospitales están desbordados, quitaríamos presión asistencial”
Además, el doctor García ha añadido que “la Covid-19 ha imposibilitado la asistencia presencial de los pacientes ya que si algún interno acude al hospital o cualquier otra consulta le tienen que poner en cuarentena un período de 10 días. Asimismo, el último día se le hace una PCR para estar seguros de que puede abandonar el aislamiento sin suponer ningún riesgo para él y el resto de los compañeros”.
Los expertos también han querido señalar el importante papel de los profesionales de enfermería en el abordaje de los pacientes hepáticos. “Estamos viviendo una época en la que, por razones administrativas, por no estar integrados en el SNS, tenemos pocos facultativos en las prisiones y no hay relevo generacional por lo que mucho peso del diagnóstico lo tiene que llevar la enfermería: analíticas, control y seguimiento de pacientes, derivaciones a los médicos, etc.”, ha explicado el doctor Antón.
Gilead ha colaborado con GEHEP y SESP en la organización de esta sesión como parte de su compromiso con la formación médica continuada para seguir avanzando en la resolución de las necesidades médicas de los pacientes internados en centros penitenciarios.
La jornada “Innovación en la atención de los pacientes con hepatitis C dentro del muro de prisiones” ha sido moderada por el doctor Miguel García Deltoro, del Hospital General Universitario de Valencia y el doctor Pablo Saiz de la Hoya, del Centro Penitenciario Foncalent de Alicante; y ha contado con la participación del doctor Andrés Marco, del Programa de Salut Penitenciaria ICS (Instituto Catalán de Salud) de Barcelona; el doctor José Joaquín Antón, del Centro Penitenciario Albolote de Granada; el dotor Carlos Mínguez, del Hospital La Magdalena de Castellón; la doctora Susana Llerena, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Cantabria; y Juan Antonio González, del Centro Penitenciario Campos del Río de Murcia.