Elena García Armada, científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), llevaba veinte años trabajando junto a su equipo, en desarrollar un exoesqueleto para adultos, hasta que conoció a Daniela, una niña tetrapléjica.
''Trabajábamos en idear robots caminantes, y habíamos iniciado una línea para amplificar la fuerza humana, orientada a la industria y a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Sin embargo, las empresas que comercializaban exoesqueletos para adultos con lesión medular no tenían entre sus planes a quince años abordar el sector pediátrico, así que aceptamos el reto, por lo que en tres años teníamos funcionando el primer prototipo, que probamos en aquella niña'', ha comentado Elena García en una entrevista a ABC.
Un exoesqueleto es una armadura robotizada que se viste desde el tronco hasta los pies para una persona que no puede caminar
Ha añadido, además, que ''un exoesqueleto es una armadura robotizada que se viste desde el tronco hasta los pies para una persona que no puede caminar. Las articulaciones motorizadas de esta herramienta operan en paralelo a las del paciente, aportando la movilidad y la fuerza que les falta''.
Sin embargo, aunque inicialmente un exoesqueleto se ofrece como una herramienta para la rehabilitación y la medicina física, la evolución de la tecnología permitirá que en los próximos años se incorporen paulatinamente a las actividades para uso doméstico y particular; eso sí, topándose con el principal problema de los últimos años: la falta de financiación.
Y es que, tal es la carencia de ayudas y la negativa del Sistema Nacional de Salud a incluir la tecnología como cobertura que se está buscando la colaboración empresarial para apadrinar a los niños que participen voluntariamente en el proyecto, cubriendo los costes de su terapia.