Una expresión puramente técnica como es “radicales libres”, que se refiere a aquellas moléculas que tienen un electrón desparejado en uno de sus átomos, ha saltado desde la bioquímica al acervo popular de la mano de la industria cosmética. Cremas, sérums y otros productos usan como reclamo la capacidad de ralentizar la oxidación generada por esos radicales libres y que se traduce en el envejecimiento de la piel.
Sin embargo, estos procesos oxidativos no se quedan a nivel superficial, sino que afectan al conjunto de nuestro organismo. Es por ello que su conocimiento es importante para los profesionales sanitarios que trabajan en diferentes ramas de la medicina.
Los radicales libres y la oxidación celular no solo afectan a la piel a nivel superficial, sino al conjunto de nuestro organismo
Así lo quiere transmitir Guillermo Sáez Tormo, profesor del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia y jefe Clínico del Servicio de Análisis del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia, durante el curso ‘Implicaciones fisiopatológicas y clínicas del estrés oxidativo’, que se celebra en el marco de las XVII Jornadas del Comité Científico de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (Seqcml) en Madrid los días 28 y 29 de marzo.
Los radicales libres, debido a ese electrón "suelto", tienen la capacidad de inducir procesos de oxidación en los seres vivos. Cuando esos procesos no pueden ser contrarrestados por el propio organismo se habla de “estrés oxidativo”, otra palabra que ha pasado desde el laboratorio a la calle a través de los productos de belleza.
Este término, más allá del uso publicitario que se le puede dar, tiene una gran utilidad en la clínica, al servir para caracterizar a los procesos derivados de algunas enfermedades. Según explica el profesor Sáez Tormo, “la evidencia experimental demuestra que los biomarcadores de estrés oxidativo aumentan significativamente en distintas patologías y tienen su expresión a nivel sistémico, lo que permite validarlos como marcadores clínicos”. Sin embargo, añade el especialista, “existe la necesidad de actualizar y dar a conocer a los profesionales sanitarios su alcance y verdadera utilidad clínica”.
Los indicadores de estrés oxidativo pueden servir a los médicos para predecir el pronóstico de muchas enfermedades
El estrés oxidativo puede definirse como un desequilibrio entre la oxidación inducida en el cuerpo por los radicales libres y la eficiencia de los mecanismos antioxidantes con los que cuenta el propio organismo, y que decaen con la edad.
En palabras del profesor Sáez Tormo, “detrás de este estrés oxidativo se encuentran toda una serie de procesos y patologías de carácter degenerativo, por lo general asociadas al envejecimiento”. Entre esas enfermedades, “destacan, por su importancia epidemiológica y repercusión clínica y social, las enfermedades metabólicas y cardiovasculares, las neurodegenerativas, los procesos inflamatorios y el cáncer”.
En todas estas enfermedades, los indicadores del estrés oxidativo se presentan como “efectivos marcadores de su evolución clínica”, de acuerdo con el profesor. Es decir, pueden servir a los médicos para predecir el pronóstico y monitorizar la evolución de estas enfermedades.