Un estudio de equipo del grupo de investigación en envejecimiento y ejercicio físico del Instituto de Investigación del Hospital Clínico de Valencia (Incliva), liderado por José Viña y María Carmen Gómez Cabrera, determina cómo el ejercicio físico puede mitigar algunas de las pérdidas cerebrales asociadas a la edad y el envejecimiento.
Según los resultados de esta investigación, el entrenamiento físico permite modular diversos factores participantes en la interferencia entre el músculo esquelético y el cerebro relacionados con la supervivencia neuronal tales como la enzima catepsina B (CTSB) y el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF).
Uno de los grandes retos de los investigadores es encontrar y promocionar estrategias preventivas que pueden implementarse en estadios de enfermedad presintomática. De ser efectivas, estas estrategias podrían considerarse elementos fundamentales contra la epidemia del deterioro cognitivo y la demencia, que se han convertido en un grave problema a nivel social, humano y económico.
La disminución de la capacidad de aprendizaje o de la memoria y la neurogénesis del hipocampo son algunas de las consecuencias normales del envejecimiento cerebral, y la prevención es un elemento clave para contrarrestar sus efectos
El objetivo principal de este estudio ha sido determinar si el entrenamiento deportivo a largo plazo (con una media de 35 años de práctica) podría retrasar el inicio de la pérdida fisiológica de memoria y promover su mantenimiento a medida que envejecemos.
María Carmen Gómez Cabrera, investigadora de Incliva y que también pertenece al Ciber en su área de Fragilidad y Envejecimiento Saludable, ha explicado que para el estudio "se reclutaron un total de ochenta y seis varones sanos de edades comprendidas entre los 17 y los 68 años. Entre ellos, se incluyó un grupo de mediana edad de jugadores de rugby con una media de entre 15 y 35 años de práctica deportiva".
Coral Feliu, investigadora deI Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps), CSIC y Ciberesp, ha incidido en la importancia de este enfoque metodológico: "los estudios en deportistas veteranos que han practicado ejercicio durante la mayor parte de sus vidas proporcionan una nueva perspectiva para comprender el impacto del entrenamiento a largo plazo en aspectos como la neuroprotección".
En jugadores de rugby experimentados se observaron mejoras en las pruebas de recuerdo comparándolos con sujetos sedentarios de la misma edad
De hecho, en los jugadores de rugby más experimentados se encontraron mejoras significativas en las pruebas de recuerdo selectivo libre y facilitado (que sirven para medir el aprendizaje verbal y la memoria) cuando se compararon con sujetos de la misma edad, pero sedentarios.
El estudio lleva por título 'Long-term exercise training improves memory in middle-aged men and modulates peripheral levels of BDNF and Cathepsin B' y ha sido publicado en 'Scientific Reports'. Los resultados avalan el impacto positivo del entrenamiento con ejercicios a largo plazo para retrasar el inicio de la pérdida fisiológica de la memoria y la modulación periférica neurotrófica y redox asociada, ayudando a mantener la memoria a la vez que envejecemos.
Además, sugieren la efectividad del ejercicio como estrategia preventiva contra la pérdida de la memoria relacionada con la edad y la neurodegeneración, especialmente en patologías en las que ésta pérdida es un distintivo como es el caso de la Enfermedad de Alzheimer.