La Universidad de Zúrich en colaboración con la Clínica de Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) y el Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña ha descubierto que la microbiota gastrointestinal podría desempeñar un papel mucho mayor en el origen de la esclerosis múltiple de lo que se creía hasta el momento. Los resultados del estudio pueden consultarse en la revista Science Translational Medicine.
Los datos obtenidos sugieren que es necesario ampliar la perspectiva de la investigación para obtener una mejor comprensión de los procesos patológicos de la enfermedad. Este nuevo enfoque implica extraer sangre de los pacientes con esta patología para luego unir los fragmentos inmunoactivos de la GDP-L-fucosa sintasa a la superficie de los glóbulos rojos en un laboratorio. Cuando la sangre se reintroduce en el torrente sanguíneo de los pacientes, los fragmentos inmunoactivos ayudan a "reeducar" a su sistema inmunológico y a "tolerar" su propio tejido cerebral.
La microbiota gastrointestinal podría desempeñar un papel mucho mayor en el origen de la esclerosis múltiple
Lo relevante de este estudio radica en la diferenciación con el resto de tratamientos que había hasta la actualidad, que afectan todo el sistema inmunológico. Si bien estos tratamientos a menudo logran detener la progresión de la enfermedad, también debilitan el sistema inmunológico y, por lo tanto, pueden causar efectos secundarios graves.
Una de las autoras del estudio, la doctora Carmen Espejo, investigadora principal del grupo de Neuroinmunología Clínica del VHIR y del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat), insiste en “la importancia de este hallazgo para el desarrollo de terapias antígeno específicas, que permitan la reeducación del sistema inmune y con ello se evite el ataque a las estructuras propias del sistema nervioso central”.