El alzhéimer es el tipo de demencia más común. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) representa entre el 60 y el 70 % de todos los casos. La detección temprana de la enfermedad es clave en su tratamiento.
En este factor está trabajando un grupo de científicos de la Johns Hopkins University. Los investigadores han detectado signos de deterioro cognitivo entre 11 y 15 años antes de a la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad de Alzhéimer, según cuenta Muy Interesante.
Los investigadores han detectado signos de deterioro cognitivo entre 11 y 15 años antes de a la aparición de los primeros síntomas
Además, han encontrado niveles elevados de la proteína Tau, un biomarcador de la enfermedad de Alzheimer, en estos participantes. De hecho, detectaron niveles más altos de esta proteína hasta 34 años antes de la aparición de los primeros síntomas.
Michael I. Miller, coautor del trabajo, comenta que "se pueden observar varias medidas bioquímicas y anatómicas que cambian hasta una década o más antes del inicio de los síntomas clínicos. El objetivo es encontrar la combinación correcta de marcadores que indiquen un mayor riesgo de deterioro cognitivo y usar esa herramienta para guiar las intervenciones futuras para ayudar a evitarlo".
Para saber cuándo ocurren los cambios bioquímicos y anatómicos, los expertos han revisado los registros médicos de 290 personas con al menos 40 años de edad. Los científicos accedieron a los datos del proyecto Biocard, que tiene como objetivo descubrir predictores de deterioro cognitivo. La mayoría de los participantes del estudio tenían al menos un pariente de primer grado con alzhéimer, lo que aumentó considerablemente el riesgo de desarrollar esta afección.
Los investigadores tuvieron acceso a las muestras de líquido cefalorraquídeo y escáneres cerebrales de resonancia magnética de los participantes, que habían recopilado cada 2 años entre 1995 y 2013 como parte del estudio Biocard.
A pesar de que la muestra de estudio no es muy grande, los expertos advierten que los cambios en el cerebro varían considerablemente de persona a persona y los resultados pueden conducir a mejores pruebas de diagnóstico, que podrían, a su vez, ofrecer mejores opciones de tratamiento.