Durante muchos años los expertos han creído, de forma equivocada, que las hormonas del embarazo protegían a las mujeres de las depresiones. Se pensaba que era después de tener al bebé, una vez que los niveles hormonales descendían, cuando las mujeres estaban más expuestas a la depresión. Ahora, sin embargo, se cree que el rápido incremento de los niveles hormonales que se da al inicio del embarazo puede variar la química del cerebro y conducir a la depresión.
El proyecto en el que han colaborado obstetras, psicólogos clínicos, enfermeras, matrona y expertos de la Unidad de Innovación del San Carlos (abajo en la imagen), se ha ejecutado en tres áreas, incluyendo la validación de diferentes instrumentos de evaluación, cribado de las pacientes e intervención cognitivo-conductual.
FACTORES DE RIESGO
Muy a menudo, la depresión y la ansiedad no se diagnostican porque muchas mujeres no les dan importancia a sus emociones, pues piensan que se deben a los cambios de ánimotemporales que acompañan el embarazo. “Sabemos por estudios anteriores,que el estigma asociado con la depresión y otras barreras en la búsqueda de tratamiento hace que alrededor del 65% de las mujeres que sufren depresión durante el embarazo no sean diagnosticadas”, afirma la doctora Nuria Izquierdo, miembro del equipo investigador.
CONSECUENCIAS PARA MADRE E HIJO
Estos expertos, señalan que este trastorno puede tener implicaciones negativas en el desarrollo de los recién nacidos, así como en la futura relación entre madre e hijo. Por ejemplo, las madres deprimidas informan niveles bajos de autoeficacia sobre su capacidad y rendimiento, en relación a las que no están deprimidas.
Las mujeres deprimidas tienden a ser menos positivas y a interactuar menos con sus bebés. Asimismo, los bebés terminan siendo menos reactivos, evitan la mirada y presentan un menor número de destrezas durante el tiempo que están interactuando con sus madres. También se ha identificado que los hijos de madres deprimidas tienen un peor rendimiento durante su escolarización e incluso dificultades en el área social a largo plazo, pudiendo continuar estos problemas, aunque la madre mejore.
Porque salud necesitamos todos… ConSalud.es
Los niveles hormonales en el inicio del embarazo puede conducir a la depresión
Un estudio reciente avalado por el Hospital Clínico San Carlos y la Universidad de Educación a Distancia (UNED), en el que ha colaborado la doctora Huynh-Nhu Le de la Universidad George Washington, realizado con 751 pacientes, ha demostrado que entorno al 10% mujeres sufren mayor número de episodios depresivos durante el embarazo. El proyecto en el que han colaborado obstetras, psicólogos clínicos, enfermeras, matrona y expertos de la Unidad de Innovación del San Carlos (abajo en la imagen), se ha ejecutado en tres áreas, incluyendo la validación de diferentes instrumentos de evaluación, cribado de las pacientes e intervención cognitivo-conductual.
FACTORES DE RIESGO
Muy a menudo, la depresión y la ansiedad no se diagnostican porque muchas mujeres no les dan importancia a sus emociones, pues piensan que se deben a los cambios de ánimotemporales que acompañan el embarazo. “Sabemos por estudios anteriores,que el estigma asociado con la depresión y otras barreras en la búsqueda de tratamiento hace que alrededor del 65% de las mujeres que sufren depresión durante el embarazo no sean diagnosticadas”, afirma la doctora Nuria Izquierdo, miembro del equipo investigador.
Las madres deprimidas informan niveles bajos de autoeficacia sobre su capacidad y rendimiento
Existe una extensa lista de factores de riesgo, tanto para la depresión prenatal como para la depresión postnatal, así como una extensa lista de variables asociadas significativamente con síntomas depresivos perinatales. Estos abarcan una amplia gama de factores sociodemográficos, factores psicopatológicos, biológicos, médicos y personales, como “percepción de apoyo social ineficaz o insuficiente, una mala relación de pareja, un incremento de eventos vitales estresantes y complicaciones obstétricas durante el embarazo y el parto”, señalan las doctoras María Eugenia Olivares, psicóloga clínica también del Clínico San Carlos, y María de la Fe Rodríguez-Muñoz, de la UNED.CONSECUENCIAS PARA MADRE E HIJO
Estos expertos, señalan que este trastorno puede tener implicaciones negativas en el desarrollo de los recién nacidos, así como en la futura relación entre madre e hijo. Por ejemplo, las madres deprimidas informan niveles bajos de autoeficacia sobre su capacidad y rendimiento, en relación a las que no están deprimidas.
Las mujeres deprimidas tienden a ser menos positivas y a interactuar menos con sus bebés. Asimismo, los bebés terminan siendo menos reactivos, evitan la mirada y presentan un menor número de destrezas durante el tiempo que están interactuando con sus madres. También se ha identificado que los hijos de madres deprimidas tienen un peor rendimiento durante su escolarización e incluso dificultades en el área social a largo plazo, pudiendo continuar estos problemas, aunque la madre mejore.
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