El Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Sociedad Española de Epidemiología han celebrado su XI Jornada conjunta, centrada en el edadismo. En la Jornada, celebrada en el Campus de Chamartín de Madrid del ISCIII, han intervenido Pilar Gayoso, subdirectora General de Terapia Celular y Medicina Regenerativa del ISCIII; João Forjaz, vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología; Vânia de la Fuente-Núñez, licenciada en Medicina y en Antropología Social y Cultural y consultora independiente sobre envejecimiento saludable; y Carmen Rodríguez Blázquez, investigadora del CNE-ISCIII.
El edadismo es un problema de salud pública que consiste en todos aquellos estereotipos, prejuicios y discriminación por motivos de edad hacia otras personas o hacia uno mismo. Algunos de estos comportamientos se basan en usar un lenguaje infantilizante, no dejar tomar decisiones a personas que están capacitadas para ello por motivos de edad, negar el acceso a recursos, o ignorar los deseos de los individuos solo por el hecho de ser mayores o jóvenes. Se trata de una problemática que constituye una barrera para el envejecimiento saludable, y que afecta a una de cada tres personas en Europa.
El edadismo es un problema de salud pública porque afecta a un gran volumen de personas, perjudicando su salud física y mental e implicando costes para el sistema de salud
Además, una de cada dos personas tiene actitudes edadistas hacia las personas mayores en el mundo, según datos proporcionados por la Dra. Vânia de la Fuente-Núñez, encargada de impartir la ponencia “El edadismo: una barrera para un envejecimiento saludable y un problema de salud pública”. De acuerdo con la doctora, el edadismo es un problema de salud pública porque afecta a un gran volumen de personas, perjudicando su salud física y mental e implicando costes para el sistema de salud.
El edadismo se asocia también a un mayor aislamiento social y a la soledad, mayor inseguridad financiera, menor calidad de vida y mayores tasas de muertes prematuras. Esta problemática viene dada, entre otras cosas, por los sesgos en la atención médica. Entre ellos, destaca la exclusión de personas mayores de los ensayos clínicos o la adopción de comportamientos de riesgo para la salud derivados del edadismo autoinfligido, como puede ser seguir dietas poco saludables, no tomar la medicación prescrita o consumir alcohol en exceso y fumar.
En lo relativo a salud mental, se estima que más de seis millones de casos de depresión a nivel mundial son atribuibles a esta problemática. El edadismo dificulta, a su vez, la participación de las personas mayores en la sociedad, incrementando su deterioro cognitivo.
Por otro lado, el perfil de personas afectadas por el edadismo se centra en mayores que tienen problemas de salud. De este modo, cuanto más mayores son las personas y más problemas de salud presentan, mayores son los riesgos de sufrir edadismo. Este riesgo aumenta, también, en países con esperanzas de vida más bajas o si se trabaja en sectores concretos, como el de la tecnología.
Vânia de la Fuente-Núñez: “Necesitamos epidemiólogos para realizar estudios que permitan obtener datos sobre los patrones de edadismo, los factores de riesgo asociados y la eficacia de las intervenciones”
Sin embargo, el mayor grupo de riesgo está constituido por mayores que viven en países vulnerables a catástrofes y desastres naturales. En la actualidad, constituyen el 12,3% de la población de esos territorios, pero se calcula que en 2050 serán el 19,2%. Además en el contexto de emergencias, a pesar de que este grupo cuenta con la mayor tasa de mortalidad, solo el 6% de la financiación asignada a respuesta humanitaria está específicamente enfocada a la población mayor.
A pesar de todo, el edadismo se puede prevenir a través de la política, la legislación o la educación, pero también es necesario que los profesionales en epidemiología y salud pública se vuelquen en la lucha contra esta situación. “Necesitamos epidemiólogas y epidemiólogos para realizar estudios de investigación que permitan obtener datos sobre los patrones de edadismo, los factores de riesgo asociados con este fenómeno y la eficacia de las intervenciones”, ha señalado Vânia de la Fuente-Núñez.