El duelo de una madre por muerte neonatal: "Hay que aceptarlo, porque superarlo no se supera nunca"

La muerte neonatal sucede cuando el bebé muere en el primer mes de vida. Rocío cuenta en primera persona como vivió la muerte de su hijo, Antonio, a los 34 días de vida.

Bebé recién nacido (Foto: Freepik)
Bebé recién nacido (Foto: Freepik)
Blanca Mas
2 enero 2023 | 17:45 h

La muerte de un hijo al poco de nacer marca para siempre. Es lo que se llama una pérdida perinatal, pérdida ocurrida en cualquier momento de la gestación hasta el primer mes de vida del bebé. Si nos centramos en las muertes neonatales, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, la tasa de mortalidad neonatal fue de 2,4 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Esto representa una tasa de mortalidad neonatal relativamente baja en comparación con otras naciones de la Unión Europea y a nivel mundial.

Hay varias causas comunes de muerte neonatal, incluyendo problemas durante el embarazo, el parto o el período neonatal. Estos pueden incluir las anomalías congénitas, las enfermedades adquiridas después del nacimiento o partos prematuros. Este último es el caso de Rocío. Su hijo, Antonio, nació a las 26 semanas. “Las cosas desde el principio no iban bien. A cada semana teníamos un imprevisto desagradable, y cuando vi que la cosa no iba bien, me entregué en acompañar a mi hijo en la muerte, porque a mÍ en ese momento no me satisfacía otra cosa que estar acompañándolo en su despedida. A los 34 días de nacer, falleció”.

Dos años después, Rocío es consciente de todo lo que hizo en ese momento y no sabe cómo fue capaz de afrontarlo. Sin embargo, tiene claro una cosa: este hecho marcó un antes y un después en su vida. “Esto te cambia mucho porque tú ya no eres la misma. Yo tengo otra hija de 7 años y, por ejemplo, para mí acompañarla a un cumpleaños de un amigo significaba fiesta. Ahora no lo veo así. Todos los acontecimientos se ven de otra manera después de una muerte como esta. He intentado ser la que era antes, pero no he podido. También hasta yo misma me siento mal porque siento que he sido mejor madre con Antonio que con mi hija mayor. Pero considero que sacó la mejor versión de mí. Ves la vida de otra forma y le das importancia a cosas que antes no las veías”.

"Para mí estar viva es tenerlo a él, porque si yo no lo nombro, no lo va a nombrar nadie"

“Es verdad que hace dos años desde que falleció Antonio y he transformado todo ese dolor en amor hacia él. Por eso, lo llevo siempre en mi mente y para mí es muy importante que yo y mi familia le nombremos. Trabajo en la unidad de neonatos de un hospital y el estar ahí hace que sienta que esté más cerca de mi hijo”, sigue contando la madre.

Para tener a Antonio en su recuerdo, la madre decidió guardar todos aquellos recuerdos que le hicieran revivir cuando acompañó a su hijo durante su mes de vida. Asimismo, tiene lo que ella llama una “caja de recuerdo” que está llena de fotos, vídeos y una bolsita de arroz con el peso que el bebé tuvo al nacer. “Mi hija no pudo conocer a su hermano y para mi fue una de las cosas más duras por las que tuve que pasar. Ella de vez en cuando me pide coger la bolsita de arroz, para simular si tuviera a su hermano en brazos, y para mí eso es súper sanador”.

La realidad es que los padres deben pasar un duelo que, en un principio, sentirán que no van a poder superar. Pero tal y como cuenta Rocío desde su experiencia, “el tiempo es el único que va curando las penas del alma. Lo único que debes hacer es aceptarlo, porque superarlo no se supera nunca. Tengo a compañeras que han pasado por lo mismo que yo y decían que querían morirse. Para mí estar vivía es tenerlo a él, porque si yo no lo nombro, no lo va a nombrar nadie”.

MUERTE NEONATAL A NIVEL GLOBAL

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa de que, a nivel mundial, 2,4 millones de niños fallecieron en el primer mes de vida en 2019. Cada día mueren aproximadamente 6.700 niños recién nacidos lo que representa el 47% de todos los decesos registrados en menores de cinco años. La cifra en 1990 representaba el 40% lo que muestra un preocupante aumento.

A pesar de que nos encontramos ante un dato alarmante, lo cierto es que el mundo ha logrado un sustancial progreso en materia de supervivencia infantil desde 1990. Las cifras globales indican que las muertes neonatales se han reducido de cinco a 2,4 millones entre 1990 y 2019, aunque la disminución de la mortalidad neonatal ha sido más lenta que la de posparto.

Según este organismo, “la gran mayoría de las muertes de recién nacidos tienen lugar en países de ingresos medios y bajos. Es posible mejorar la supervivencia y la salud de los recién nacidos y poner fin a la mortinatalidad prevenible alcanzando una alta cobertura de atención prenatal de calidad, atención calificada durante el parto, atención posnatal para la madre y el bebé, y atención de los recién nacidos pequeños y enfermos”.

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