“La sarna nunca es un problema de una persona”, indica la dermatóloga, Dra. Cristina Galván, quién destaca que el éxito del tratamiento depende de que todas las personas que han tenido contacto con el afectado realicen el tratamiento de forma correcta y al mismo tiempo. Los casos de sarna han aumentado durante la última década, lo que preocupa a los dermatólogos europeos.
La Dra. Cristina Galván es vicepresidenta de IACS (International Association for the Control of Scabies) y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y la Fundación Lucha contra las infecciones. En declaraciones a ConSalud.es, explica que el tratamiento de la infección por sarna ”siempre es algo que hay que enfrentar desde el punto de vista de toda la unidad de convivencia. El tratamiento lo deben hacer todas las personas que comparten cama o viven juntos. Esto se debe a que el parásito de la sarna es muy silencioso y delicado. Se dedica a escarbar túneles en la superficie de nuestra piel y depositar allí sus huevos sin que, en un principio, notemos molestias. Nuestro organismo produce una reacción inmune para luchar contra ese parásito y esa reacción inmunitaria, es la que produce el picor y las lesiones que aparecen en la piel. Dado que esta reacción tarda entre 2 y 6 semanas en llegar, durante ese tiempo, la sarna también se contagia a otras personas, a pesar de no tener ningún síntoma que nos alarme de que estamos afectados. Por este motivo, el tratamiento deben hacerlo a la veztodas las personas que hayan tenido un contacto estrecho con el afectado durante el último mes”.
“Si una persona se contagia y no va al médico, la sarna se puede extender de forma exponencial ya que esta persona se convierte en fuente de contagio para sus contactos de alrededor”, apunta la doctora
Según los expertos cuando se empezaron a usar los tratamientos actuales para la sarna, tenían en las pruebas de laboratorio mayor eficacia de la que tienen ahora. “Pero no hay ningún estudio que muestre datos con los que podamos afirmar que estos medicamentos no funcionan. Sin embargo, sí hay datos de que el tratamiento no es infrecuente que se haga de una forma incorrecta”, señala la doctora.
El tratamiento tiene la misma efectividad tanto si se realiza a través de pastillas como mediante unacrema. “El tratamiento suele ser más fácil de hacer mediante pastillas, pero hay que repetir la toma y lo tiene que hacer todo el mundo la vez. Cuando se utiliza la crema, hay estudios que demuestran que es complicado que el paciente que se lo aplique en toda la piel, ya que hay que ponerse crema donde se tienen y donde no se tienen erupciones”, apunta la Dra. Galván.
Los estudios también muestran que el éxito del tratamiento es menor cuantos más afectados hay. “Por lo que, si es cierto que estamos viviendo un aumento en la curva del número de casos, será más difícil que todos los contactos de los afectados hagan el tratamiento a la vez. Está demostrado en los grandes estudios poblacionales y, en los países con una seria afectación, cuando hay más del diez por ciento de la población afectada, no sirve tratar sólo a los casos y contactos, sino que se recomienda tratar al cien por cien de la población”.
Los brotes de sarna se pueden dar en cualquier lugar y época del año, aunque según la dermatóloga: “Se cree que los diagnósticos de sarna son más frecuentes en invierno porque es cuando las personas comparten más contacto estrecho en casa. También vemos que la venta de medicamentos contra la sarna aumenta en esta época del año, lo que podría reafirmar esta percepción”.
LA GRAVEDAD DE LOS CONTAGIOS DE LA SARNA DEPENDE DEL TRATAMIENTO
“La sarna puede afectar a cualquier persona, de cualquier edad, situación de salud y condición socioeconómica”, apunta la doctora. Pero las consecuencias de la sarna son mucho más graves y afectan más a la calidad de vida de la población de países con bajos recursos y tropicales, como algunos de África. El acceso tardío al tratamiento permite que la situación del paciente empeore y que se prolongue y difunda el contagio a los contactos. “El problema de los países desatendidos desde el punto de vista sanitario es que la sarna en vez de curarse en 15 días con tratamiento médico, se prolonga en el tiempo. Es estos lugares desfavorecidos, atendemos a personas que llevan meses y meses con el problema, que han contagiado a toda su familia, a toda la clase en la escuela... Y los síntomas durante esos meses empeoran, las lesiones se infectan, aumenta el picor, cuando más pica es por la noche, impidiendo el descanso y, en consecuencia, el rendimiento escolar o laboral. Su tratamiento tardío causa un gran disturbio en la calidad de vida”.
La dermatóloga apunta a dos factores que favorecen la infección por bacterias en las lesiones de sarna. “La primera es el rascado: la piel tiene una barrera que dificulta que penetren las bacterias. Con el rascado, se rompe la piel y penetran con más facilidad las bacterias. Por otro lado, el ácaro que produce la sarna (Sarcoptes scabiei) genera sustancias que impiden que funcionen bien nuestras defensas. Estos dos factores hacen que tanto en África como en España la infección de las lesiones de sarna sea muy frecuente. Aquí, habitualmente son leves porque no se les deja progresar, y allí, al no tratarlas, acaban siendo infecciones muy intensas”.
“La sarna puede afectar a cualquier persona, de cualquier edad, situación de salud y condición socioeconómica”, apunta la doctora
Una infección bacteriana mantenida en el tiempo puede producir problemas serios de salud general. Concretamente en países de bajos recursos se considera que la sarna, a través de esta infección mantenida, es la primera causa de insuficiencia renal y de insuficiencia cardiaca. También está demostrado que, en estos países, la sarna en los niños favorece la malnutrición.
En España, la gran mayoría de casos tienen lo que se conoce como sarna común. Pero, la experta apunta a una parte de la población en la que la afectación de la sarna es distinta. “Afortunadamente es muy infrecuente, pero una serie de pacientes que tiene una inmunidad muy alterada tienen manifestaciones distintas. Ocurre en personas vulnerables, tratados contra el cáncer con fármacos que bajan la inmunidad, que viven con VIH y no se tratan, o personas muy mayores que tienen envejecida su capacidad de defensa, lo que se conoce como “inmunosenescencia”. En estos casos, pueden tener sarna y no reaccionar contra ella. Esto tiene importantes consecuencias”.
“La primera: Es frecuente que no exista picor, que es el síntoma guía que hace sospechar la enfermedad. En segundo lugar, una inmunidad adecuada mata al 90% ninfas que eclosionan de los huevos y, en estos casos, no se consigue eliminarlas. Cómo consecuencia, si una persona con sarna común tiene dentro de su cuerpo entre diez y quince ácaros vivos, otra con este tipo especial de sarna del inmunodeprimido tiene millones de ácaros vivos. Por lo tanto, contagia mucho más a los demás”, destaca la Dra. Galván”.
Otra característica especial de estos pacientes es que las lesiones son distintas a las de la sarna común, se manifiesta mediante descamación o costras, en zonas que normalmente no afecta la sarna común como son las uñas, la cara, las palmas o el cuero cabelludo. “Esto hace que sea muy difícil sospechar, siempre se diagnostique tarde y muchas veces se acabe sospechando por las personas de alrededor que han sido contagiadas”, apunta la experta.
Un rastreo de contactos como se hacía con el COVID-19 ayudaría a frenar antes los brotes de sarna
La forma más efectiva de frenar este aumento de casos de sarna que se producen es haciendo que el cien por cien de las personas que han tenido contacto cercano con un afectado desde un mes antes de que empezara a notar los síntomas hicieran el tratamiento. “Actualmente el médico delega en el propio paciente esta labor de rastreo de contactos y que cada contacto debe solicitar cita médica para solicitar el tratamiento y realizarlo. Sería ideal, por ejemplo, un apoyo por parte de sanidad pública con un rastreo de contactos de la misma manera que se hacían con el COVID-19”, concluye.