Cada primer miércoles de junio se celebra, de forma anual, el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos, fecha en la que se pone de manifiesto un gesto salva vidas, toda vez que se agradece la generosidad tanto de los donantes como de sus familias. Con motivo de esta celebración, ConSalud.es ha entrevistado a la doctora Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Las acciones impulsadas por la entidad en las semanas más duras de la pandemia o sus retos a medio plazo son algunas de las cuestiones que aborda la nefróloga gallega.
¿Cómo ha trabajado la Organización Nacional de Trasplantes durante las semanas más críticas de la pandemia del SARS-CoV-2?
La pandemia nos ha afectado desde dos puntos de vista. En primer lugar, nos ha obligado a modificar todos nuestros protocolos de actuación. Lo hicimos muy precozmente, emitiendo nuestras primeras recomendaciones al respecto de la valoración de donantes y receptores el 23 de enero. A las pruebas que se hacen habitualmente a cualquier donante de órganos, tejidos o células, se añade ahora el cribado frente a la COVID-19.
El proceso se inicia con el test de la PCR en una muestra del tracto respiratorio y, si el resultado es positivo o no concluyente, no seguimos adelante con la donación. Por supuesto, en los casos confirmados de COVID-19 tampoco se procede con la donación hasta que se cumplen los criterios de curación.
Lo mismo ocurre con los receptores: antes de proceder con el trasplante, también se realiza el cribado del paciente con el test de la PCR en muestra del tracto respiratorio y, si es positiva, la recomendación es excluir temporalmente al paciente de la lista de espera, salvo que, por su situación clínica, el equipo considerara que es preferible seguir adelante con el trasplante.
"Se ha apreciado una recuperación lenta en las últimas cuatro semanas, pero la actividad llegó a disminuir muy significativamente en el periodo más complejo de la epidemia"
En segundo lugar y durante las semanas más críticas de la epidemia, el programa se ha visto muy afectado desde un punto de vista cuantitativo. Se ha apreciado una recuperación lenta en las últimas cuatro semanas, pero la actividad llegó a disminuir muy significativamente en el periodo más complejo de la epidemia.
Uno de los motivos fue la saturación de los hospitales y de sus unidades de cuidados intensivos, que estaban totalmente volcadas hacia el tratamiento de los pacientes COVID-19. Hay que tener en cuenta que la donación tiene lugar en las unidades de cuidados intensivos y muchos pacientes pasan el post-trasplante inmediato también en UCI. En el contexto que vivimos hace unas semanas, ambos procesos difícilmente se podían llevar a cabo con normalidad.
De igual modo, había una enorme preocupación por la posibilidad de que las personas trasplantadas adquirieran la infección. Al ser pacientes que reciben inmunosupresión de por vida para evitar el rechazo del órgano, existía temor por si adquirían la infección tanto en la comunidad como en el propio entorno hospitalario. Era fundamental asegurar unos circuitos libres de COVID-19 para desarrollar el trasplante con totales garantías de seguridad.
¿Qué ha ocurrido? La situación ha variado entre centros. El programa de trasplante de donante vivo se pospuso hasta que la situación epidemiológica mejorara. En el caso de los trasplantes de donantes fallecidos en los hospitales de las zonas más afectadas lo que se hizo fue priorizar las urgencias vitales o aquellas personas en situación muy crítica, aunque no cumplieran el criterio de urgencia 0, pues se sabía que sus expectativas de supervivencia eran cortas. Otro ejemplo han sido los pacientes difíciles de trasplantar, para los que es muy complicado encontrar un órgano adecuado y que, precisamente, aparecía durante la epidemia. En estos casos, haciendo un enorme esfuerzo por parte de todos los profesionales implicados, se seguía adelante con el trasplante.
¿Cuántos trasplantes de han efectuado en España durante este periodo?
Desde que se declarara la epidemia, actualizamos todos los datos cada viernes. Si cortamos a 28 de mayo, que es el viernes de la semana pasada, se han realizado desde el día 13 de marzo un total de 359 trasplantes. Estos son muchos menos de los que habríamos hecho en condiciones normales, pero la verdad es que son trasplantes que tienen un mérito extraordinario porque se han hecho en una situación de máxima complejidad, con un enorme esfuerzo por parte de todos los profesionales implicados y que, además, nos han permitido sacar adelante pacientes muy graves.
Hemos trasplantado a 36 pacientes en urgencia 0, a 32 niños y a nueve personas hiperinmunizadas, que son pacientes renales que tienen mucha dificultad para encontrar un donante adecuado. Estos 359 trasplantes tienen un enorme valor, si bien es cierto que es una actividad muy inferior a la que habríamos realizado en condiciones normales.
¿Cómo ha sido la coordinación de las entidades implicadas en el proceso de donación como son los centros hospitalarios, la Guardia Civil, AENA o las compañías aéreas?
La cooperación de todos ha sido magnífica. Nos hemos tenido que adaptar a esa situación y hemos tenido que realizar esfuerzos adicionales. En estas semanas tuvimos que habilitar un procedimiento para garantizar que salieran del país donaciones de médula y que ésta pudiera venir de otros países para pacientes españoles.
Habilitamos un procedimiento con plena participación de la Guardia Civil que nos ha ayudado de manera exquisita; un procedimiento que no es que sea adaptado, sino que era un procedimiento nuevo que tuvimos que poner en marcha para solventar todos los obstáculos logísticos que planteaba la epidemia.
Desde la ONT con las Coordinaciones Autonómicas de Trasplante hemos diseñado un plan de recuperación post COVID-19 de la actividad de donación y trasplante, donde se tratan de marcar unas pautas a la hora de reactivar el sistema y, además, seguir garantizando la seguridad de donantes, receptores y profesionales que participan en este proceso.
"Desde la ONT con las Coordinaciones Autonómicas de Trasplante hemos diseñado un plan de recuperación post COVID-19 de la actividad de donación y trasplante, donde se tratan de marcar unas pautas a la hora de reactivar el sistema y, además, seguir garantizando la seguridad de donantes, receptores y profesionales"
Al mismo tiempo, nuestro programa es muy buen termómetro de lo que ocurre en los hospitales. Para que nuestro sistema funcione bien, los hospitales deben hacerlo también. Por lo tanto esta mejoría traduce una progresiva vuelta a la normalidad en los centros hospitalarios. Es muy buena noticia para los pacientes en lista de espera, pero también lo es para la sociedad en su conjunto. Es una expresión de ese control de la saturación del sistema sanitario que se ha vivido en semanas previas.
¿El Registro de Donantes de Médula Ósea ha notado algún descenso de nuevos inscritos en las semanas de confinamiento?
Sí. Se ha producido un descenso en el registro de nuevos donantes por todas las cuestiones logísticas y de seguridad que se planteaban. Con total seguridad los iremos recuperando en las próximas semanas.
Nos acercamos al ecuador de 2020. ¿En qué punto se encuentran las donaciones de órganos y tejidos?
Este año se verá afectado el programa. Hasta el 13 de marzo, manteníamos una actividad incluso mejor que la del año 2019, tanto en donación como en trasplante. 2019 fue un año de récord histórico nacional en número de donantes y trasplantes. Fue un año en el que se volvía a poner de manifiesto el liderazgo español en este ámbito.
A partir del 13 de marzo la actividad ha disminuido mucho y, aunque se va recuperando lentamente, va a tardar todavía unas semanas en volver a su plenitud. Por lo tanto este año la actividad va a disminuir, sin ninguna duda, con respecto a la alcanzada en 2019. Una situación que, no obstante, ha ocurrido tanto en España como en otros países como Italia, Francia, Reino Unido o Estados Unidos.
Calculo que, por lo menos, un 30% vamos a disminuir con respecto al año anterior. Sin embargo, todavía es pronto para decirlo. Con estos tres meses que hemos tenido, en una situación tan complicada y todavía no resuelta del todo, difícilmente podemos alcanzar la actividad de 2019.
Estamos trabajando por una vuelta a la normalidad lo más rápida posible para poder dar una oportunidad a todos los pacientes que esperan un trasplante en nuestro país.
A corto y medio plazo, ¿cuál es la estrategia de la ONT? ¿Se ha visto alterada por la pandemia de la COVID-19?
Sí, se ha visto afectada. Nosotros teníamos un plan estratégico que, desde el punto de vista cuantitativo marcaba el objetivo de los 50 donantes por millón de población para el año 2022, y que tenía unas líneas de trabajo muy bien identificadas. Nuestro objetivo ahora es reactivar todas esas líneas de trabajo.
Si no hubiera venido la COVID-19, este año habríamos alcanzado el objetivo marcado por el plan sin ningún problema. Nadie contaba con esta epidemia, pero seguiremos trabajando con el mismo objetivo.
Este miércoles se celebra el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos. ¿Qué les diría a aquellos que se plantean hacerse donantes y a las familias que, en algún momento, aceptaron la donación de un ser querido?
El Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos nos sirve para dar gracias a los donantes y a sus familias porque debemos de recordar que, detrás de una donación, existe una historia de dolor y de pérdida. Una familia que pierde súbitamente a un ser querido, de una forma siempre trágica y, casi siempre, inesperada. En ese momento de tan profundo dolor, el 86% de las familias el año pasado dijeron sí a la donación.
Asimismo, es una invitación a hablar del tema de la donación en el entorno familiar, una acción a la que invitamos siempre cuando hablamos de donación: comunicar a nuestros seres queridos, a nuestro entorno, nuestros deseos para que, llegado el momento, sea para ellos mucho más fácil compartir con el coordinador de trasplantes esa voluntad y asegurarnos que se cumple.
"El gesto de la donación nos ayuda a sacar lo mejor de la ciudadanía, poniendo sobre la mesa el tipo de sociedad que somos. Es una enorme acción de solidaridad, de responsabilidad social y de amor"
Hay muchos motivos para ser donante. Donar órganos tiene un enorme impacto en la salud de las personas, tanto en cantidad como en calidad de vida. Junto a ello, contribuye a la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario. Finalmente, el gesto de la donación nos ayuda a sacar lo mejor de la ciudadanía, poniendo sobre la mesa el tipo de sociedad que somos. Es una enorme acción de solidaridad, de responsabilidad social y de amor.
¿Qué mensaje trasladaría a los profesionales sanitarios que han efectuado estas intervenciones en hospitales repletos de pacientes COVID-19?
Les daría un mensaje de agradecimiento. Sé que cada uno de estos procesos ha supuesto un esfuerzo ímprobo por parte de estos profesionales. Una gran parte de los coordinadores de trasplantes trabajan en unidades de críticos y, por lo tanto, estas semanas no solamente han estado pendientes de la actividad de donación y trasplantes, es que han estado en primera línea de batalla en la lucha contra la COVID-19.
Han realizado un esfuerzo importantísimo y creo que en este Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos también tenemos que agradecer a los profesionales el esfuerzo que hacen siempre, pero muy particularmente en estas semanas tan duras que hemos vivido.