En 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su primera lista de “patógenos prioritarios” que presentan resistencias a los antibióticos e incluyen 12 familias de bacterias de riesgo para la salud humana. En esta problemática intervienen múltiples factores que hacen necesario un enfoque ‘One Health’ que considere la relación entre salud humana, animal y medioambiental. “Las resistencias van transitando por estas tres dimensiones”, afirma en declaraciones a este medioMaite Martín, presidenta de la Plataforma One Health y decana de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Actualmente, el Plan Nacional de Resistencias a los Antibióticos (PRAN), aprobado en 2014, recoge todas las estrategias relativas a las resistencias antimicrobianas. Una de las líneas principales de este trabajo es “la concienciación de la población en el uso de los antibióticos”, apunta Martín, y afirma que “es un plan que aborda la problemática desde una perspectiva amplia”. A este trabajo se suma la iniciativa europea contra las resistencias, celebrada cada año el 18 de noviembre, en el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos.
“No estamos reforzando la prevención para evitar al máximo posible la aparición de esas enfermedades que nos obligan a utilizar antibióticos”
Sin embargo, la presidenta de la Plataforma insiste en la importancia de trabajar la prevención en la gestión de las resistencias antibióticas. “No estamos reforzando la prevención para evitar al máximo posible la aparición de esas enfermedades que nos obligan a utilizar antibióticos”, asegura Martín. Estas bacterias tienen la capacidad innata de encontrar nuevas formas de resistir a los tratamientos y pueden transmitir material genético que permite a otras bacterias hacerse farmacorresistentes.
En este sentido, Martín reconoce la importancia del enfoque ‘One Health’ en el tratamiento de las resistencias. Mientras el PRAN es competencia directa de la sanidad, “hay multitud de elementos que no son del ámbito competencial de la sanidad y que repercuten en nuestra salud”, explica la decana. Un ejemplo es la calidad del aire, que favorece la aparición de enfermedades del sistema respiratorio “que nos pueden obligar a utilizar antibiótico”, asegura.
“Mejorar la calidad del aire aumentaría la prevención de enfermedades infecciosas y, por tanto, repercutiría en una menor utilización de los antibióticos”
En línea con estas declaraciones, Martín añade: “Mejorar la calidad del aire aumentaría la prevención de enfermedades infecciosas y, por tanto, repercutiría en una menor utilización de los antibióticos”. Además, algunos agentes resistentes a los antibióticos son capaces de “diseminarse por el ambiente a través de partículas que se encuentran en suspensión”, matiza la presidenta.
“Disminuir los genes resistentes diseminados en el aire reduciría las resistencias antibióticas”, insiste la veterinaria, un reto que debe abordarse desde una perspectiva medioambiental. Por esto, el enfoque ‘One Health’ trabaja para reconocer el vínculo entre personas, animales y medio, que están estrechamente vinculados y funcionan en línea con la resistencia a los antimicrobianos.
PRÓXIMOS PASOS CONTRA LAS RESISTENCIAS
Mientras se suceden las estrategias locales y nacionales, el enfoque ‘One Health’ lucha por una intervención a escala global para proteger la salud de todos. Por esto, la resistencia antimicrobiana debe abordarse a nivel mundial. “Estas acciones tienen que suceder en todos los países del mundo para combatir de forma efectiva esta problemática”, explica Martín.
Aún quedan estrategias por mejorar dentro del plan frente a las resistencias antimicrobianas. Mientras disminuye el uso de antibióticos en el ámbito animal y se construyen campañas de concienciación a escala humana, la lucha por mejorar el medio ambiente todavía es un objetivo por cumplir a nivel nacional.
Por este motivo, el Plan Nacional ha constituido su vertiente PRAN-MA, un trabajo diseñado para cumplir los objetivos de mejorar el conocimiento del papel del medioambiente en la transmisión y difusión de resistencias a antimicrobianos. Estas estrategias podrían constituir un primer paso para enfrentar las enfermedades infecciosas y conseguir desde la superficie batir las resistencias a los antibióticos.