Las reacciones adversas tras la ingesta de alimentos se dividen en tres tipos: alergias, intolerancias o toxiinfecciones alimentarias. Por ello desde la Fundación Española del Aparato Digestivo han diseñado una infografía que aclara las dudas que puedan surgir.
El responsable del Comité de Nutrición de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y especialista en Aparato Digestivo del Hospital Universitario Vall d’Hebron, el doctor Francesc Casellas Jordá, explica sobre este tema que el organismo obtiene los nutrientes necesarios a través de los alimentos y éstos no deben provocar molestias, pero no siempre es así. "En ciertas ocasiones, la ingesta, contacto o inhalación de alimentos provoca una respuesta anormal", asegura.
La alergia alimentaria es una reacción que se produce en el sistema inmunológico que sufren ciertas personas alérgicas, que tal y como señala el doctor Casellas: “Los alérgicos no nacen siéndolo, sino que se hacen alérgicos”. Aunque es más frecuente en las personas que tienen familiares de primer grado alérgicos y en las que sufren dermatitis atópica.
En este proceso el cuerpo como respuesta alérgica desarrolla anticuerpos denominados inmunoglobulina E (IgE) que posteriormente se analizan a través de pruebas cutáneas intraepidérmicas o un análisis para confirmar la alergia. El doctor Casellas añade que es necesaria “una reacción clínicasugestiva de la alergia tras la ingesta del alimento sospechoso”.
“Los alérgicos no nacen siéndolo, sino que se hacen alérgicos”
Algunos de los síntomas provocados por la alergia son: cutáneos, digestivos, respiratorios o generalizados. Tardan en aparecer los primeros síntomas entre los 30 y 60 minutos. Los alimentos que provocan alergia varían dependiendo de la edad, la zona geográfica y hasta con las costumbres alimentarias de los pacientes. En lactantes, las causas más frecuentes son la leche y los huevos; en niños más mayores son al pescado, los frutos secos y el marisco; y en adultos, por la ingesta de frutas, frutos secos y marisco.
“Las intolerancias tienen que ser valoradas por un profesional sanitario, que descartará la existencia de síntomas de alarma (sangre en las deposiciones, pérdida no justificada de peso, etc.) o de una potencial enfermedad subyacente y determinará si los síntomas se deben a otras causas (Síndrome del Intestino Irritable (SII), Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), enfermedad celíaca, etc.)”, señala el doctor Casellas.
En referencia a los tipos de tolerancias más frecuentes son:
- Lactosa: azúcar que se encuentra en la leche y en sus derivados.
- Fructosa: azúcar común en alimentos como la miel o frutas como la manzana, la pera, la ciruela o el dátil.
- Sorbitol: azúcar en frutas como la pera, la manzana, la ciruela, el melocotón, los albaricoque o edulcorantes en alimentos industrializados.
- Histamina: sustancia que produce el organismo y se encuentra en alimentos como la carne y el pescado.
- Favismo: reacción en forma de anemia aguda tras el consumo de habas.
“Hay que adaptar el consumo a la tolerancia o reemplazar los alimentos intolerados por otros mejor tolerados”, recuerda el doctor Casellas.
La toxiinfección alimentaria es diferente a las anteriores, esta se produce con la ingesta de un alimento contaminado por gérmenes patógenos o sus toxinas. La FEAD explica sobre este tema que si la enfermedad se debe a la ingesta de alimentos contaminados por bacterias o virus se habla de infección; si es por la ingesta de alimentos contaminados por toxinas bacterianas es intoxicación; y si es por la ingesta de parásitos, infestación.
Por esta razón, la preparación de los alimentos para poder ingerirlos cobra una gran importancia, desde la a Organización Mundial de la Salud (OMS) han publicado un decálogo con las reglas para la preparación higiénica de los alimentos:
- Consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente.
- Cocinar correctamente los alimentos
- Consumir los alimentos inmediatamente después de ser cocinados
- Conservar los alimentos cocinados a temperaturas seguras
- Calentar suficientemente los alimentos cocinados
- Evitar el contacto entre los alimentos crudos y cocinados
- Asegurar una correcta higiene de la persona que va a manipular los alimentos y una limpieza adecuada en todas las superficies de la cocina
- Mantener los alimentos fuera del alcance de insectos roedores y animales de compañía
- Utilizar exclusivamente agua potable
- No consumir alimentos perecederos que estén expuestos a temperatura ambiente