El estudio liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el CIBERESP y el instituto IMDEA-Alimentación ha comprobado que la dieta con menor potencial inflamatorio, se asocia a menos incidencia del dolor en las personas mayores de 60 años.
Con el objetivo de descubrir la veracidad de esta hipótesis, los investigadores utilizaron los datos de la la cohorte ENRICA-Seniors-1, compuesta por 819 personas mayores de 60 años procedentes de toda España. Los resultados mostraron que adoptar una dieta menos inflamatoria a lo largo de tres años se asociaba con un riesgo de un 37% más bajo de tener dolor moderado, y hasta un 45% menor de tener dolor elevado en los tres años siguientes. Los autores del estudio señalan que esta manera de analizar los datos no fue casual, ya que permitió estudiar si adoptar mejores hábitos en una edad avanzada tenía impacto sobre el dolor, es decir, comprobar si nunca es demasiado tarde para cambiar.
"Tanto llevar una dieta saludable como la práctica habitual de ejercicio físico disminuyen la inflamación corporal"
La mayoría de los modelos de dieta antiinflamatoria coinciden en que son ricas enfibra, vitaminas, minerales y grasas del tipo omega-3, y pobres en grasas saturadas y trans. Por parte de los alimentos, el té, el café, las verduras y las hortalizas tienen esa propiedad antiinflamatoria, a diferencia de las bebidas carbonatadas, carne roja y procesada, y cereales refinados.
"Con la cautela necesaria, al tratarse de un estudio sólo en personas mayores", los investigadores consideran que estos nuevos datos apoyan la utilización de la dieta como herramienta para la prevención del dolor, un campo (el de las medidas preventivas) en el que, recuerdan, “hay poca evidencia, a pesar de que, tan solo en Estados Unidos, el dolor de espalda le cuesta a la sociedad entre 365.000 y 560.000 millones de dólares al año, debido al uso del sistema sanitario, la discapacidad y la pérdida de productividad laboral asociadas”, concluyen.