Las terapias complementarias con videojuegos cada vez toman mayor peso en el tratamiento de diferentes enfermedades, como es el caso del cáncer infantil, ayudando a los niños a evadirse de su dolor y eliminando el estrés físico. Poco a poco también se está estableciendo para los tratamientos en trastornos del desarrollo como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA).
En principio, los videojuegos, principalmente aquellos comerciales, no están pensados para una labor terapéutica, pero se les puede dar esa función. “Por ejemplo, si nos encontramos con un niño que tiene intereses restringidos y es fanático de un videojuego, se podría usar este interés con el objetivo de mediador para propiciar una conversación entre iguales, para que se comunique, para que pueda expresarse en público”, explica Lola Ordóñez, psicóloga con especialización en Autismo y Neuropsicología Infantil, y coordinadora de la titulación de ‘Experto Universitario en Trastorno del Espectro Autista’ de la Universidad Internacional de La Rioja a Consalud.es.
Un tratamiento de este estilo, con videojuegos comerciales, requiere cierta creatividad por parte de los terapeutas. Sin embargo, cada vez se desarrollan más videojuegos específicos para terapias con personas con trastornos que afectan a la atención, las relaciones sociales o al desarrollo cognitivo.
“Programas diseñados para mejorar la atención, la memoria de trabajo o mejorar la velocidad de procesamiento, etc.”
Un ejemplo fue el estudio realizado por especialistas en Salud Mental de Cataluña que desarrollaron un videojuego de cuerpo entero que provocó “más conductas de iniciación social que el juego libre en niños con TEA”. También se han creado juegos para aumentar la atención, como el estadounidense Attention Arcade, que según los ensayos mejora un 30% la atención y un 68% los cambios de atención, o el EndeavorRx, aprobado en las terapias de TDAH en Estados Unidos.
“Los videojuegos que se emplean en terapia van desde interfaces muy sencillas con ejercicios simples de seleccionar opciones correctas, arrastrar elementos o escribir breves respuestas, hasta juegos de rol complejos que narran historias y de los cuales el usuario o la usuaria son protagonistas”, explica María Verde, psicóloga del área de Investigación y Transferencia del Conocimiento de la Confederación Autismo España.
Existen programas diseñados para mejorar la atención, la memoria de trabajo o mejorar la velocidad de procesamiento… “Quizás también algunos videojuegos que se juegan de forma compartida o en grupo pueden dar lugar a una oportunidad de tener relaciones sociales por ejemplo creando grupos de iguales que comparten los mismos intereses”, añade Ordóñez.
“Están dando buenos resultados en los estudios experimentales y probablemente se puedan incluir en las terapias con estos niños y niñas”
Siempre de la mano de un profesional de Salud Mental que guíe el proceso y elija el mejor para cada enfermedad y síntomas de los pacientes y evite que su uso sea descontrolado y cree adicción. “Muchos de los trastornos del desarrollo comparten déficit en determinadas funciones cognitivas, aunque la etiqueta diagnóstica sea distinta, además existe una gran variabilidad en la presentación de un mismo trastorno como el TEA (trastorno del espectro del autismo) o el TDAH de una persona a otra. Así que la cuestión sería hacer una buena evaluación del caso y ver cómo les beneficiaría un videojuego o si lo haría”, explica Ordóñez.
Aunque todavía son situaciones experimentales los estudios cada vez tienen mejores resultados. Tal y como señala la experta en neuropsicología infantil, hay estudios y proyectos que están intentando “diseñar videojuegos que ayuden a mejorar las habilidades sociales, que es una necesidad que suelen compartir las personas con TEA, otros para la mejora de la sintomatología típica del TDAH como la impulsividad y los déficit atencionales, que están dando buenos resultados en los estudios experimentales y probablemente se puedan incluir en las terapias con estos niños y niñas”.
Cada vez más terapeutas usan los videojuegos en sus terapias. “Aunque no basen su intervención única y exclusivamente en ellos”
Por eso cada vez más terapeutas usan los videojuegos en sus terapias. “Aunque no basen su intervención única y exclusivamente en ellos, sino más bien que los incorporan en el trabajo con los niños como un complemento para poder trabajar algunas necesidades concretas”, señala Ordoñez.
Además, según vaya conociéndose mejor las implicaciones de estas terapias, podrán implantarse en otros ámbitos que permita seguir beneficiándose de estos procesos sin necesidad de estar en consulta. Verde propone, por ejemplo, las escuelas: “Proporcionan un entorno controlado y pueden ayudar a prevenir su uso excesivo, al tiempo que ofrecen un espacio y tiempo idóneo para la interacción con iguales de forma tanto virtual como presencial”. Y es que, según defiende “su uso ya es una realidad en nuestro país”, pero todavía “queda mucho margen para la mejora y optimización de las intervenciones”, concluye.