El 'Programa de Donación y Trasplantes' se ha recuperado en 2021 del impacto de la COVID-19, una pandemia que ha puesto en jaque a todas las áreas de nuestra sociedad, pero que también ha permitido mostrar la robustez de España en el ámbito de la donación y el trasplante. Así se desprende del balance de actividad de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), un documento en el que se refleja que, durante los últimos doce meses, se realizaron en nuestro país 4.781 trasplantes de órganos gracias a las 1.905 personas que donaron sus órganos tras fallecer, y a las 324 personas que donaron un riñón (323) o parte de su hígado (1) en vida.
Según datos de la ONT, los más destacados en 2021 fueron los 2.950 trasplantes renales efectuados. En este sentido, la actividad de trasplante renal de donante vivo ha crecido este año un 25%, con un total de 323 procedimientos, una actividad muy similar a la de 2019, antes de que nos golpeara la COVID-19.
Se han podido trasplantar un total de 123 pacientes renales hiperinmunizados, para los que resulta muy complicado encontrar un donante compatible, gracias al Plan Nacional de Acceso a Trasplante de Pacientes Hiperinmunizados (PATHI)
De igual modo, la organización que dirige la nefróloga Beatriz Domínguez-Gil revela que se han podido trasplantar un total de 123 pacientes renales hiperinmunizados, para los que resulta muy complicado encontrar un donante compatible, gracias al Plan Nacional de Acceso a Trasplante de Pacientes Hiperinmunizados (PATHI) de la ONT.
Por centros asistenciales, el Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona) fue el que registro el máximo de trasplantes renales, toda vez que el citado centro, junto al Hospital Clínic de Barcelona, son los centros con un máximo de trasplante renal de donante vivo.
UN AÑO DE LOGROS EN EL ÁMBITO RENAL
De hecho España realizó en 48 horas, junto con Portugal, dos intercambios en el Programa de Trasplante Renal Cruzado Internacional del Sur de Europa, en una complicada operación coordinada por la ONT y en las que participaron el Hospital Clínic y el Hospital Universitario de Bellvitge de Barcelona, así como el Centro Hospitalar Universitário do Porto.
El primer intercambio se realizó entre los tres centros, por lo que participaron tres parejas. Es el primer intercambio triple internacional que se realiza en este programa. Además, en los primeros meses de 2021 se realizó otro intercambio entre la Fondazione Policlinico Universitario A. Gemelli de Roma y el Hospital Regional Universitario de Málaga.
A nivel autonómico, el año 2021 situó a Cataluña como la región más destacada con 744 trasplantes renales. Le siguen otras comunidades como Andalucía (480) y la Comunidad de Madrid (379), si bien los procesos no alcanzan el pico que se obtuvo en el año 2019, previo a la pandemia de la COVID-19.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD RENAL
"La enfermedad renal se diagnostica cuando se ha perdido la mitad de la masa funcional de los riñones", explica el doctor Alberto Ortiz, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, en una entrevista concedida a ConSalud.es. Esto significa que el daño en los riñones está avanzado y no se puede tratar para recuperar parte de la función perdida. "Se suelen diagnosticar cuando baja de 60ng/ml, pero lo cierto es que lo esencial sería que se detectara en 120-100 ng/ml, esto significa que el daño es menor y el paciente no desarrollará enfermedad renal crónica”.
Actualmente, aunque existe la diálisis y el trasplante de riñón, lo cierto es que no hay ninguna estrategia de tratamiento con la que conseguir la curación de los pacientes o mejorar su atención. "Si una persona le deja de funcionar los riñones se muere al poco tiempo. Cuando tiene un nivel por debajo de 10ng/ml el paciente precisa de diálisis o trasplante". El experto reconoce que son un avance, pero no suficiente.
"La esperanza de vida de los trasplantados es un 25% menor que una persona con sus riñones funcionando"
"La diálisis no realiza todas las funciones de los riñones, solo sustituye la filtración de la filtración de la sangre, y solo en un 5-10% del funcionamiento normal". Esto significa, desgrana el doctor Ortiz, que una persona con diálisis va a tener 50 toxinas en la sangre en vez de 10, lo que hace que muchos acaben muriendo por intoxicación. La diálisis no crea a su vez las moléculas precisas que salvaguardan la situación de los vasos sanguíneos y de los diferentes órganos del cuerpo, con lo que la mayoría de los pacientes renales sufren problemas cardiovasculares como hipertensión o han padecido un ictus. Y, además, "la esperanza de vida de una persona con diálisis desde los 20 años es un 70% menor que la de una persona sin diálisis".
En cuanto al trasplante, es una buena solución, pero hablamos de un riñón que ya ha sufrido al cambiar de cuerpo, que puede dañarse con los tratamientos inmunosupresores para evitar el rechazo, o que puede tener un fallo. "La esperanza de vida de los trasplantados es un 25% menor que una persona con sus riñones funcionando".