Ira, ansiedad y depresión son algunos de los estados emocionales que el dolor crónico puede provocar en las personas y es "puede llegar a ser una causa de sufrimiento que deteriore mucho la calidad de vida, el nivel de felicidad, así como la productividad académica o laboral de la persona que la sufre”, tal y como explica Fernando Pena, presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria (AEPSIS) y director del Centro de Psicología Calma Al Mar.
En este conexto, la forma de pensar de las personas, su propia personalidad, y otras variables puramente psicológicas pueden ser antecedentes del dolor, pueden acompañarlo y también pueden ser consecuentes de los mecanismos biológicos asociados al dolor. Es decir, tu estado de ánimo y tus pensamientos pueden provocar dolor y al mismo tiempo, sentir dolor puede afectar a tu estado de ánimo o a tu conducta.
Por todo ello, el Dr. Pena explica que “se hace recomendable una intervención psicológica completa para el tratamiento del dolor”. Esto incluiría "una psicoeducación sobre los procesos fisiológicos implicados en la sensación del dolor; programas de modificación del comportamiento o incluso educación para familiares".
"Es recomendable acudir a un profesional de la psicología que ofrezca pautas concretas sobre cómo disminuir ese sufrimiento"
"También se puede contar con terapias, como la cognitiva enfocada a modificar las creencias y las atribuciones negativas sobre el dolor y a promover la eliminación de las estrategias de afrontamiento no adaptativas y la terapia cognitivo-conductual para incrementar el cumplimiento y el mantenimiento de las pautas de ejercicio físico y del tratamiento farmacológico".
Ciertamente, si hablamos de un dolor crónico, además del profesional de la medicina, "es recomendable acudir a un profesional de la psicología que ofrezca pautas concretas sobre cómo disminuir ese sufrimiento". "Las investigaciones científicas de los últimos años avalan las grandes diferencias que una persona puede encontrar con respecto a si acude a tratamiento psicológico o si no acude. En un dolor agudo, limitado en tiempo, lo mejor es acudir a un médico que ofrezca el tratamiento más recomendable para ese caso", añade el experto.
¿ES LA MEDICACIÓN UNA SOLUCIÓN?
La medicación en la mayor parte de los casos va a ser un tratamiento necesario al que los pacientes deben recurrir para disminuir su dolor. Hoy en día la ciencia ha avanzado suficiente como para contar con fármacos específicos para diferentes tipos de dolor. En algunos tipos de dolor la eficacia es suficiente como para mantener una calidad de vida adecuada. Además, la medicación siempre ha de venir recetada por un médico y ha de tomarse en la dosis y con la frecuencia que el profesional haya pautado.
"Se hace aún más necesario recalcar la importancia de mejorar el conocimiento sobre este dolor y seguir investigando en nuevos tratamientos más eficaces"
"Desafortunadamente, hay muchos casos en los que la medicación o no reduce, o no elimina del todo el dolor. Además, muchos medicamentos tienen efectos secundarios adversos y los pacientes dejan de tomar la medicación porque no les resulta fácil convivir con esos efectos secundarios. En definitiva, a nivel de medicación queda mucho terreno todavía por investigar", aclara el presidente de AEPSIS.
Por eso, “se hace aún más necesario recalcar la importancia de mejorar el conocimiento sobre este dolor y seguir investigando en nuevos tratamientos más eficaces. Ya que, además, con el aumento de la esperanza de vida de la población España y, por ende, de muchas de las patologías que pueden generarlo, se espera que su prevalencia en nuestro país aumente de forma muy considerable en los próximos años”, añade el Dr. Alan Luis Juárez-Belaúnde, Coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN).