El glaucoma es un importante problema sanitario que en 2020 se estima que afectaba a 80 millones de personas en el mundo y había producido 10 millones de cegueras, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su incidencia va en aumento. “El incremento de los casos se deriva del envejecimiento progresivo de la población mundial debido a, fundamentalmente, el aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados y en vías de desarrollo”, explica el profesor y doctor Luis Emilio Pablo Júlvez, presidente Sociedad Española de Glaucoma (SEG) a Consalud.es.
La edad es un factor de riesgo para desarrollar esta afección que los especialistas suelen señalar como “el enemigo silencioso”. De los 60 a los 69 años la incidencia de esta patología va incrementándose de un 2,1% a un 2,3%, pasados los 70 años se da un salto hasta el 4%, según datos publicados por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Y desde hace unos años, la población mundial esta cada vez más envejecida: solo en Europa en 2020 el 21% de la población tenía 65 años o más, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
“Está claro que habrá que aumentar los recursos sanitarios dedicados a este problema en los próximos años si queremos evitar la ceguera de muchos pacientes”
“Está claro que habrá que aumentar los recursos sanitarios dedicados a este problema en los próximos años si queremos evitar la ceguera de muchos pacientes”, indica el Dr. Júlvez. En los últimos años las campañas de visibilización y sensibilización han permitido aumentar el conocimiento de esta patología. En este sentido, la prevención del glaucoma, “con revisiones oftalmológicas generalmente a partir de los 40 años”, es una de las medidas más importantes para evitar que que los casos deriven en ceguera. La otra, los tratamientos y avances que se van dando.
MEJORAS EN EL ABORDAJE
En los últimos años los avances para tratar el glaucoma y detener su progresión han sido continuados. Con glaucoma nos referimos a un grupo de enfermedades neurodegenerativas que dañan el nervio óptico. Sin tratamiento este daño va aumentando, primero produciendo pérdida de visión periférica, después con ceguera si no se recibe un tratamiento. En este sentido, cada año “aparecen nuevos tratamientos médicos y nuevas cirugías de mínima invasión y por lo tanto menos 'agresivas' para detener la progresión del glaucoma. Del mismo modo el diagnóstico inicial y de la progresión de la enfermedad evoluciona con nuevas tecnologías cada vez más precisas”.
Uno de esos avances es la terapia génica. Estos tratamientos avanzados están en fase de investigación, ahora mismo en busca de una diana terapéutica. Un estudio del Hospital Monte Sinaí en Nueva York y publicado en la revista ‘Cell’ encontró una proteína, la CaMKII, encargada de regular la supervivencia de las células ganclionares de la retina, siendo una potencial diana terapéutica para el tratamiento tanto del glaucoma como de otros tipos de problemas de la retina. “La terapia génica es una de las vías más prometedoras en la investigación de esta y muchas otras enfermedades. Sin embargo, trasladar la investigación a tratamientos efectivos y estandarizados de forma generalizada es un proceso lento y complejo, llevará tiempo”, señala el Dr. Luis Emilio Pablo Júlvez.
Por el momento todavía no se conoce una cura para esta patología. “No obstante, el horizonte para nuestros pacientes es cada vez mejor, con un manejo más sencillo, personalizado y más libre de efectos secundarios indeseados”, concluye el presidente de la SEG. La prevención a través de revisiones y de evitar los factores de riesgo, y el tratamiento, constituye la base para evitar que el glaucoma suponga un importante problema de salud para la población.