El cáncer de riñón es un tipo de cáncer complejo. Si se diagnostica a tiempo y localizado la supervivencia es alta (93%). Sin embargo, en estadios más avanzados cuando salta a otros órganos circundantes o genera metástasis, la supervivencia se reduce en gran cantidad (71% y 14% respectivamente, según datos de la Sociedad Clínica de Oncología de Estados Unidos). En España cada año se diagnostican 7.000 nuevos casos de este tumor que producen más de 2.000 muertes.
Eugenio García tenía 45 años cuando acudió al médico por un dolor inmenso en la zona izquierda de la espalda. Corrían entonces los últimos meses de 2015, los médico de cabecera le hicieron prueba y vieron una insuficiencia renal. En los primeros estadios la anatomía del riñón y el pequeño tamaño del tumor hacen que no se muestre en las pruebas. En el caso de García le hicieron análisis de sangre en el que se observaron que había un fallo del órgano pero no identificaron en un primer momento la causa de la insuficiencia.
Tras meses de lucha y de pruebas, un TAC reveló un tumor de menos de 7 cm, en estadio I. Años después cuando habla de ello no es capaz de describir con palabras lo que sintió. “Es duro, piensas que se han equivocado, te lo niegas y te cuesta aceptar que tienes esa enfermedad”.
La aparición de terapias dirigidas como las terapias antiangiogénicas y la inmunoterapia moderna han permitido aumentar la supervivencia global de este cáncer hasta un 65%
El diagnóstico temprano facilitó su supervivencia. Le realizaron una nefrectomía radical y tras tres años en diálisis le trasplantaron el riñón. “La nefrectomía me salgó la vida y me ha evitado complicaciones”. Da gracias a ello porque muchos de sus compañeros “se han marchado a otro mundo” o han recaído.
Los tratamientos han avanzado enormemente. Hasta hace poco la única opción de quimioterapia para las fases más avanzadas mejoraban escasamente el pronóstico de estos pacientes ya que, como se recuerda desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), las células de cáncer renal son especialmente resistentes a la quimio. En este sentido la aparición de terapias dirigidas como las terapias antiangiogénicas y la inmunoterapia moderna han permitido aumentar la supervivencia global de este cáncer hasta un 65%. Pero la detección precoz es el problema.
LA IMPORTANCIA DE LA DETECCIÓN PRECOZ
Actualmente, de los 7.000 nuevos casos de cáncer renal más del 25% son diagnosticados cuando el tumor ya está en un estado avanzado. De hecho, el 40% de los pacientes se diagnostican de manera casual. La principal causa es la ausencia de síntomas, o de síntomas apenas visible. Por ejemplo, es muy común que aparezca la hematuria, es decir, sangre en la orina, pero a veces puede no ser visible por lo que no llama la atención. La asociación de hematuria, masa y dolor en costado, pese a la creencia popular, solo está presente en un 10% de los casos, según datos de SEOM. Por su parte es relativamente frecuente que estos pacientes tengan anemia, fiebre o pérdida de peso, y en algunos casos pueden sufrir policitemia (aumento en la cifra de hemoglobina) e hipercalcemia.
Como hemos visto, según sea mayor el estadio del cáncer peor es el pronóstico, y el 25% se diagnostican en estado avanzado. Los síntomas son imprecisos, pero sí se sabe que es común que se dé entre los 40 y 50 años, principalmente a partir de los 50 y en hombres (dos veces más frecuente que en mujeres).
Por ello, según los expertos, fomentar el diagnóstico precoz contribuiría a detectar antes los tumores y tratarlos con mayor eficacia. “Sería interesante apostar por realizar pruebas de cribado o screening a los pacientes de más de 50 años, sobre todo en aquellos que presentan los mayores factores de riesgo”, en palabras del doctor Fernando Simal de la Sociedad Española de Nefrología, jefe de la Unidad de Nefrología del Hospital El Bierzo (León) y también especialista en Urología.