La larga duración de la pandemia de COVID-19 y las restricciones asociadas a esta para combatirla han ocasionado la denominada fatiga pandémica, asociada a su vez con síntomas y enfermedades como los trastornos del sueño. En concreto, la fatiga pandémica ha producido mala higiene del sueño en muchas personas y distintos tipos de insomnio, como son el insomnio de conciliación, insomnio de mantenimiento e insomnio de despertar precoz, según informa la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), con motivo del Día Mundial del Sueño 2021, que se celebra el próximo 19 de marzo, auspiciado por la World Sleep Society bajo el lema “Sueño regular para un futuro saludable”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que la fatiga pandémica es una patología consistente en el cansancio que se produce por el mantenimiento durante un largo tiempo la pandemia de COVID-19 y todo lo que esta implica, como vivir con constantes restricciones. “La fatiga pandémica conlleva un aspecto negativo y es que la ciudadanía deja de buscar información relacionada con la COVID-19 y, además, se produce una relajación con las medidas necesarias para prevenirla. Muchas personas dejan de cumplir las medidas como hacían al principio”, advierte la doctora Olga Mediano, neumóloga y coordinadora del Área de Apnea del Sueño de SEPAR.
"La fatiga pandémica conlleva un aspecto negativo y es que la ciudadanía deja de buscar información relacionada con la COVID-19 y, además, se produce una relajación con las medidas necesarias para prevenirla"
El impacto de la fatiga pandémica en la salud de las personas se manifiesta también mediante síntomas y enfermedades, como la irritabilidad, los dolores de cabeza, la ansiedad, la depresión y numerosos trastornos del sueño.
Se estima que en torno al 30% de la población tiene confirmado alguno de estos síntomas de la fatiga pandémica. “Aunque afecta a toda la población, no lo hace por igual en todos los colectivos. Los adolescentes y jóvenes se encuentran más afectados por la fatiga pandémica porque tienen menor tolerancia a las restricciones relativas a no salir y a otras normas que hay que cumplir. El impacto de la pandemia tampoco es el mismo para las personas que han logrado mantener su trabajo y salir a la calle a trabajar que aquellas que han tenido que teletrabajar y han perdido las relaciones sociales, ya que están más afectadas”, comenta la doctora Mediano.
Asimismo, “la pandemia ha acrecentado el miedo a resultar infectado, especialmente en aquellas personas que tienen más enfermedades concomitantes, por lo que se asustan más. Estas sensaciones las puede sufrir cualquiera, incluso, nosotros mismos, los sanitarios”, añade.