Según las últimas estimaciones del Grupo Oncológico para el Tratamiento y Estudio de los Linfomas (GOTEL), durante 2020, 9.000 españoles habrán sido diagnosticados de linfoma, un tumor que ha incrementado en un 7% el número de nuevos casos diagnosticados en la última década, y todo indica que este porcentaje continuará creciendo en los próximos años.
Estas elevadas cifras se deben a la falta de conocimiento por parte de la población para detectar los síntomas de alarma y, por ello, desde el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) se han querido sumar al Día Mundial del Linfoma con la distribución de un cartel informativo en todos los hospitales y centros de salud españoles en el que recordamos a la población los principales signos de este tumor, concienciándola sobre la urgencia de acudir al especialista ante cualquier sospecha.
SAE hace hincapié en la necesidad de invertir en investigación y en profesionales bien cualificados para conseguir diagnósticos más exactos y tratamientos más específicos para cada paciente
Pero también quieren hacer hincapié en la necesidad de invertir en investigación y en profesionales bien cualificados para conseguir diagnósticos más exactos y tratamientos más específicos para cada paciente, lo que ayudaría a evitar las recaídas y mejoraría la cifra de mortalidad, que actualmente se sitúa en siete fallecidos por 100.000 habitantes.
Entre los síntomas más comunes se encuentran la inflamación no dolorosa de los ganglios linfáticos, que pueden palparse en el cuello, hueco supraclavicular, axilas o ingle, entre otras localizaciones, fiebre de causa desconocida, sudoración profusa, pérdida de apetito y peso en pocos meses, tos, dolores en el pecho o problemas respiratorios, picores persistentes sin lesiones visibles, fatiga y cansancio, dolor abdominal, aumento del perímetro abdominal.
"Existen más de 60 clases de linfoma, dependiendo del tipo de células inmunes afectadas, y conocer cuanto antes cuál es el que se tiene es importante para conseguir un tratamiento adecuado y evitar recaídas"
"Existen más de 60 clases de linfoma, dependiendo del tipo de células inmunes afectadas, y conocer cuanto antes cuál es el que se tiene es importante para conseguir un tratamiento adecuado y evitar recaídas. El diagnóstico en las primeras fases puede ser difícil ya que los síntomas no son específicos, pero pueden orientar al médico y permitir un diagnóstico temprano, lo que, sin duda, mejora el efecto de los tratamientos y el pronóstico de la enfermedad y, por lo tanto, la calidad de vida del paciente. Pero para ello, también es fundamental continuar invirtiendo en investigación, como la única herramienta que tenemos para conocer mejor los linfomas, su evolución, sus particularidades…ya que cuanto mejor los conozcamos, más capaces seremos de poder enfrentarnos a ellos y conseguir dominarlos de manera eficiente y eficaz”, explica Daniel Torres, secretario de acción social de SAE.