Las enfermedades cardiovasculares son aquellas patologías que afectan a las arterias del corazón y del resto del organismo, principalmente del cerebro, los riñones y los miembros inferiores. Entre las más significativas se encuentran el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular (trombosis, embolia y hemorragia cerebral)
Tal y como recuerdan los expertos, este tipo de enfermedades son muy graves y la principal causa de muerte, sobre todo en países desarrollados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2015, último año del que se han publicado datos, murieron 17,7 millones de personas por enfermedades cardiovasculares, lo que representa un 31% de todos los fallecimientos registrados en el mundo.
La OMS calcula que en 2015 murieron 17,7 millones de personas por enfermedades cardiovasculares, lo que representa un 31% de todos los fallecimientos registrados en el mundo.
Desde la World Heart Federation estiman que con pequeños cambios en las rutinas diarias, como seguir una alimentación más saludable y equilibrada, practicar ejercicio regularmente o abandonar el tabaco, en 2025 se podrían reducir en un 25% las muertes prematuras causadas por enfermedad cardiovascular.
Todos los expertos coinciden: los factores de riesgo modificables son sobre los que se tiene que actuar y, el hecho de coincidir en una misma persona varios de estos factores aunque sea de una forma mínima, se multiplica el riesgo de forma exponencial, no se suma. Es necesario, por tanto, tratar todos y cada uno de los factores de riesgo que están presentes para que realmente este riesgo disminuya.
En las líneas posteriores se presentan las principales acciones de riesgo cardiovascular adquiridas y cómo se pueden paliar, de forma muy sencilla, aplicando la fuerza de voluntad.
Obesidad. El incremento de la comida rápida y el sedentarismo hacen que tanto los adultos como los niños un peso superior al recomendado. Para que los más jóvenes no sufran estos trastornos, es preciso y muy importante brindarles una educación en la que la alimentación sea sana y variada y donde no abunden los refrescos o las comidas altas en grasas, sal y azúcares.
Desplazarse a pie o apuntarse a cualquier deporte, ya sea individual o colectivo, es una forma útil de mantener activo el organismo y reducir el riesgo cardiovascular
Sedentarismo. El abandono del ejercicio físico ha llevado a la sociedad a no cumplir con la actividad diaria. Desplazarse a pie o apuntarse a cualquier deporte, ya sea individual o colectivo, es una forma útil de mantener activo el organismo y reducir el riesgo cardiovascular.
Diabetes, hipertensión y colesterol. Las recomendaciones de los nutricionistas de ingerir cinco raciones de frutas y verduras no son en vano: sus nutrientes son muy saludables y aportan minerales y vitaminas. Por tanto, la hipertensión, la diabetes o los problemas derivados del colesterol en sangre pueden paliarse con la ayuda de unos cambios de rutinas alimenticias.
Tabaquismo. Los fumadores se exponen a un mayor riesgo cardiovascular, puesto que los cigarrillos y su humo dañan peligrosamente el circuito arterial y el funcionamiento del propio corazón.