El objetivo para dentro de siete años es eliminar las hepatitis víricas. Una meta establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que cada año los países se esfuerzan en alcanzar. La estrategia mundial es la siguiente: reducir para 2030 el 90% de las nuevas infecciones y el 65% de las defunciones. España es uno de los países que más ha avanzado en estos puntos. De hecho, como señalaba el Dr. Juan Turnes en una entrevista concedida a este medio, nuestro país puede ser el primer gran estado en eliminar la hepatitis C para el año 2024.
Las diferentes estrategias de eliminación que consisten en la vacunación, diagnóstico precoz y tratamientos antirretrovirales, están siendo claves para frenar la transmisión de estos virus y curar a los pacientes. El principal problema radica en la detección de unas patologías que no generan sintomatología, y que en muchos casos de diagnostican cuando el hígado ha sufrido mucho daño. Muchos pacientes se curan de la infección, pero otros llegan a desarrollar una infección hepática crónica o cirrosis.
Pese a los avances que convierten a nuestro país en uno de los que menor nivel de prevalencia de hepatitis C tienen, lo cierto es que un 29,4% (unas 22.478) de las personas con infección activa no habían sido diagnosticadas en los últimos años, y alrededor de un quinto de las personas diagnosticadas no estaba en seguimiento ni había iniciado tratamiento, recoge un estudio realizado por seis hospitales públicos de Madrid y liderado por el profesor Jeffrey V Lazarus, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Una situación, especifica el documento, que afecta “especialmente a poblaciones más vulnerables”.
Sanidad señala que en España no se recomienda el cribado en personas sin exposiciones de riesgo
En este contexto, los expertos llevan años incidiendo en la importancia de incorporar los cribados para hallar los casos ocultos y poder seguir avanzando en la erradicación de las hepatitis, principalmente las B, C y D. Como recoge la Guía de cribado de la infección por el virus del a hepatitis C en España, 2020, del Ministerio de Sanidad, los cribados del VHC, en concreto, están dirigidos a las personas con exposiciones de riesgo a la infección, estas son: consumidoras de drogas por vía inyectada y/o inhalada; personas con prácticas sexuales de riesgo; aquellas con una pareja sexual con infección por el VHC activa o con consumo activo de drogas inyectadas; las que tienen co-infección por el VIH y/o VHB; las que presentan exposición laboral al VHC o los recién nacidos con madres infectadas. También se hacen cribados a los presos que ingresan en centros penitenciarios, migrantes de países con prevalencia media o alta de la infección, o personas sin hogar.
Sanidad señala que en España no se recomienda el cribado en personas sin exposiciones de riesgo. Sin embargo, aparte de las pruebas que se establecen por factores de riesgo, los especialistas llaman a pruebas poblacionales. Como recoge la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) es preciso que las personas se hagan al menos una prueba serológica en la vida para identificar la hepatitis C y detectar así a los que han contraído la infección y lo desconocen.
En nuestro país existen multitud de iniciativas y programas a nivel hospitalario y regional que han incorporado los cribados en los Servicios de Urgencias, donde es más probable que acuda la población en riesgo, o en la realización de análisis de sangre rutinarios por parte de la población general. Hospitales como el Vall d’Hebron han dado estos pasos. El centro catalán puso en marcha antes de la pandemia el programa Focus por el que criban la infección en Urgencias, un proyecto que ya ha realizado el test a 17.500 personas y que ha detectado una prevalencia tres veces superior a la estimada previamente para la población general española.
Los distintos proyectos han reflejado que la prevalencia del VHC era mayor de la esperada y que solo un 40% de los pacientes positivos tenían uno o más de los factores de riesgo elegibles para el cribado establecido por el SNS
Además, los resultados presentados reflejaron que solo un 40% de los pacientes positivos tenían uno o más de los factores de riesgo elegibles para el cribado establecido por el SNS. Este tipo de pruebas de detección es más costoso, pero a nivel sanitario supone una ganancia derivada de la detección precoz antes de las complicaciones de salud.
En Galicia, el cribado sigue las pautas nacionales, pero también establece que se realice en la población de entre 40 a 69 años, donde la incidencia es mayor (el 75% de los casos), conocido como cribado etario oportunista. Una medida de búsqueda activa que “facilita el diagnóstico y el tratamiento de los casos de infección por el virus de la hepatitis C no detectados y de todos aquellos casos de hepatitis C diagnosticados, pero no tratados y/o curados”, recoge la estrategia gallega. El cribado etario solo se realiza en unas pocas comunidades autónomas, como Cantabria y Andalucía, además de Galicia, los expertos esperan que, con el abaratamiento de coste, se amplíe al resto de regiones y lo incluya el Ministerio de Sanidad, dada la evidencia de su eficacia.
CRIBADO DE LAS HEPATITIS B Y D
Las pruebas de detección precoz de hepatitis C están cada vez más avanzadas. También se ha avanzado mucho en el resto de hepatitis con alta presencia en España, como la B y la D. En el caso de la primera, los cribados también permiten prevenir la reactivación de la infección por tratamientos como inmunosupresores o quimioterápicos. Y son esenciales para evitar la transmisión entre madre e hijos, con protocolos asentados en España desde mediados de los años 90.
En el caso de las infecciones por VHD, el cribado “está claramente infravalorado y la patología infradiagnosticada
En declaraciones a ConSalud.es la Dra. María Buti, portavoz de la AEEH y representante y líder del Comité de Asuntos Públicos de la EASL (Sociedad Europea del Hígado), explica que en nuestro país se está realizando el cribado por antígeno de superficie de VHB a los sujetos de riesgo, “si el antígeno es positivo, se recomienda entonces buscar la hepatitis delta”, un proceso conocido como diagnóstico de un solo paso, para detectar ambas infecciones virales.
Aunque el “cumplimiento es bastante bueno para los grupos de riesgo”, explica la especialista, lo cierto es que en el caso de las infecciones por VHD, el cribado “está claramente infravalorado y la patología infradiagnosticada, porque los conocimientos de hepatitis delta están menos divulgados que para hepatitis B y no todos los laboratorios tienen acceso a hacer anticuerpos antidelta”.
La hepatitis D resulta ser el tipo “huérfano” de estas patologías infecciosas. Durante años esta enfermedad, mucho más grave que otras hepatitis, ha sido muy desconocida y no ha contado con ningún tratamiento efectivo. Ahora que cuenta con una opción eficaz de terapia, su abordaje está cambiando. No hay que olvidar que, como señalan los expertos, sin tener en cuenta todas las hepatitis en el diagnóstico y tratamiento no se podrán alcanzar las metas de erradicación a las que España está cada vez más próxima. Y en este sentido, las experiencias están reflejando que los cribados etarios oportunistas y los poblacionales son unas importantes herramientas.