Cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha aprobada en 1974 por la Organización de Naciones Unidas (ONU) que busca poner sobre la mesa la importancia de la protección del entorno para disfrutar de un futuro sostenible.
Esta misma semana, el Gobierno de España anunciaba la creación de un impuesto sobre los envases de plástico para reducir su uso y, por ende, reducir la contaminación. La normativa, aprobada en el Consejo de Ministros al amparo de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, establece que a partir de julio de 2021 no se podrán comercializar ciertos productos de plástico de un solo uso, como cubiertos o pajitas.
Los inhaladores son dispositivos médicos fabricados con plásticos, que son utilizados para suministrar un medicamento al organismo a través de los pulmones y que se utilizan en patologías como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez pasa por alto otros elementos que tienen un gran impacto en el cambio climático. Hablamos de los inhaladores, dispositivos médicos fabricados con plásticos, que son utilizados para suministrar un medicamento al organismo a través de los pulmones y que se utilizan en patologías como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Para profundizar en esta cuestión, ConSalud.es ha entrevistado al doctor Carlos Cabrera, neumólogo del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. Tal y como explica, unas 300.000 personas en España llevan a cabo la triple terapia dentro de esta patología, de las que solo existen 25.000 enfermos que lo tengan agrupado en un solo dispositivo.
“En otras palabras, hay 275.000 personas que tienen que usar dos dispositivos. Si se cambiaran solo por uno, se estarían ahorrando 275.000 inhaladores al mes, que se traduce en 3.300.000 inhaladores al año”, sostiene. A nivel medioambiental, continúa, “serían 3.300.000 dispositivos que no se tendrían que fabricar y, por lo tanto, que no habría que reciclar”. “El impacto sería muy bueno, además de los beneficios clínicos que presenta la terapia en un solo dispositivo”, precisa en declaraciones a este diario. Una decisión, en suma, sin justificación clínica.
“Cuando se fabrica un inhalador con polvo seco, la huella de carbono está cerca de 0,7 o 0,8 kilogramos de CO2, pero cuando hablamos de gas se dispara hasta los 28 kilogramos de CO2”
De igual modo, es necesario estudiar la huella de carbono de estos elementos. En este contexto, señala el también secretario del Área de EPOC de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), no es lo mismo los inhaladores que contienen polvo seco que aquellos que portan gas. “Cuando se fabrica un inhalador con polvo seco, la huella de carbono está cerca de 0,7 o 0,8 kilogramos de CO2, pero cuando hablamos de gas se dispara hasta los 28 kilogramos de CO2”, manifiesta.
“Los gases que se utilizan son hidrofluorocarburos (HFC), un elemento que es mil veces más potente que el CO2 a la hora de producir el efecto invernadero”, agrega el facultativo, quien concluye subrayando que la apuesta por un solo dispositivo derivaría en un “ahorro importante” a nivel económico.